por Antonia Pérez, Martina Salvo y Patricia Vildósola
Diario El Mercurio, Revista del Campo, lunes 13 de febrero de 2012
¿Qué dice el Ministro de Agricultura?
"La compleja situación muestra el problema de fondo: el atraso de más de 50 años en el desarrollo de infraestructura de acumulación y la ausencia de una política sustentable y de largo plazo. Hoy se utiliza un 16% del agua que escurre por las cuencas, mientras que sólo se regula un 4% a través de embalses. De esta forma, el 84% del recurso hídrico con aptitud de riego se vierte en el mar. Por ello estamos impulsando una fórmula de trabajo y financiamiento público privada, que permita acelerar la construcción de estas obras, que buscan dar seguridad a los productores para mejorar la competitividad agrícola y el desarrollo del país", explica Luis Mayol.
• El impacto de La Niña región por región
Mientras el extremo norte se complica por la lluvia altiplánica impulsada por La Niña, en el Norte Chico y el centro-sur buscan sobrevivir a la sequía. Uvas, pomáceas y kiwis, pero también el trigo, la ganadería y la leche, sufren por la falta del recurso y las altas temperaturas. Daños en calibre y en color son algunas de las consecuencias. Hasta US$ 500 millones podría perder el país sólo en la fruticultura. Según estimaciones de Fedefruta hay 1,2 millones de hectáreas cultivables en Chile, pero sólo 310 mil están plantadas. Y esa cifra no se podría ampliar sino se asegura el agua.
Al cierre de esta edición eran 90 las comunas declaradas en emergencia agrícola por sequía. Desde Coquimbo hasta el Maule, agricultores de uva, de paltos, apicultores y ganaderos, han visto como sus producciones e incluso sus campos desaparecen.
Sólo un par de ejemplos: en Valparaíso, invernaderos de flores y tomates en el sector de Laureles en la comuna de Limache, lucen sólo plantas secas. Y en Alicahue, en Cabildo, los troncos de paltos son un mero recuerdo de que alguna vez tuvieron hojas y frutos.
Es La Niña, fenómeno climático donde la temperatura del mar cae alterando los regímenes pluviométricos, disminuyéndolos en el centro del país y aumentando las lluvias en las zonas altiplánicas. Está en pleno apogeo, causando daños productivos y económicos.
Según cifras de Fedefruta, el impacto en la fruta podría significar una caída de entre US$ 300 y US$ 500 millones en exportaciones, respecto de los más de US$ 3.600 millones exportados el 2011.
Sectores como el vitivinícola, en especial para los pequeños agricultores que producen uva para viñas -porque las empresas grandes han tomado los reguardos en infraestructura-, pero también los semilleros, estarían en una situación complicada.
"Habrán menores rendimientos. Especies como la canola se van a ver afectadas al menos 20%; en porotos la merma sería de 10%, y el girasol y otras especies, depende de la zona. Eso debería repercutir en las ventas aunque aún no sabemos las cifras", dice Eduardo de la Sotta, director de la Asociación de Productores de Semillas.
Y las pérdidas amenazan afectar la producción de las siguientes temporadas.
"Por la escasez, los árboles están estresados por lo cual van a producir menos flores, lo que se traduce en menor producción. Habrá que ver el efecto", explica Antonio Walker, presidente de Fedefruta.
El impacto de La Niña tiene distintos comportamientos según el rubro y la región que se mire. Acá una radiografía a lo que está pasando a lo largo y ancho del territorio nacional.
Norte, lluvias destructivas
Mientras el Norte Chico y el centro-sur del país sufren por la falta de agua, en el norte, algunos agricultores saltan en una pata por las lluvias, aunque a otros el exceso está provocando pérdidas y daños.
Producto de la misma Niña, en la Región de Arica y Parinacota ha llovido por sobre un año normal, lo que ha favorecido al sector agrícola. Las precipitaciones en Visviri recargaron el río Lluta; las de Chungará han recargado los acuíferos de cotas inferiores; y las precipitaciones de Ticnamar han aumentado los caudales del río San José en Azapa, lo que ha permitido nutrir lagunas como la del Cotacotani, clave para el riego del valle.
"Creemos que va a haber agua y buenos precios. Aunque sea feo decirlo, cuando hay tragedias como sequía en otras regiones, implica menos cultivos en la zona central que nosotros podemos abastecer", dice Jorge Alache, seremi de Agricultura de la región.
Los principales cultivos de la Región son los tomates, el pimiento morrón, el maíz, los porotos verdes, el zapallo italiano, la cebolla y la aceituna. Buena parte de esos productos abastecerán la zona central. Eso sí la cuaja de los olivos se anticipa escasa.
La situación de la Región de Tarapacá no dista mucho de la de su vecino en términos de cantidad de agua, sin embargo, en esta zona la abundancia está provocando estragos.
"Hemos tenido inviernos altiplánicos con muchas precipitaciones en los últimos tres años. Este año se han registrado precipitaciones con mucha fuerza en el Valle de Camiña ocasionando grandes pérdidas en los sistemas productivos, porque la región no cuenta con infraestructura necesaria para embalsar", explica Moyra Rojas, seremi de Agricultura de la I Región.
En Tarapacá hay 1.800 agricultores, de los cuales cerca de 1.300 son usuarios Indap.
En la zona producen hortalizas como el ajo, cebolla, zanahoria, betarraga, choclo, melón, tomate, frutillas, pimentón y flores; y en el oasis, en las zonas de Pica-Matilla, especies de limón, naranja, tangelo, mango y guayaba. Además de los cultivos del altiplano como la quínoa, papa, habas y ajo.
Si bien las hortalizas son principalmente para el consumo local, mucho de los demás productos son enviados al resto del país y, en principio no tendrían problemas.
En Antofagasta, los informes de la DGA indican que las lluvias serían más agresivas este 2012 que en otros años. Sectores agrícolas como Río Grande ya han tenido que lidiar con daños en obras de riego por las lluvias, lo cual los obliga a invertir en reconstrucción.
"Estos dos últimos años han sido bastantes lluviosos por la presencia de La Niña, incluso tuvimos el año pasado áreas aluvionadas en las quebradas de Zapar y Jere, donde el Gobierno Regional traspasó recursos para cubrir estos daños", explica Ricardo Moyano, seremi de Agricultura (subrogante) de la región.
Pero las lluvias altiplánicas se concentran en un período muy corto. Por ello, en sectores como Calama rural y San Pedro de Atacama, los riegos se hacen en turnos de 18 o 20 días, lo que afecta los rendimientos.
"Por eso tenemos que apostar por especies que soporten eso como los ajos en Río Grande; o apostar por el riego tecnificado en invernaderos, como varios agricultores de Chiuchíu", explica José González, productor de choclo calameño.
Al igual que en Tarapacá, las producciones son orientadas al mercado local, aunque hay envíos a la zona central y, hasta ahora, no tendrían mayores problemas.
Norte chico en crisis
El tema se complica desde la III Región hacia el centro-sur, donde el agua es prácticamente un recuerdo.
En Atacama, los valles agrícolas de Copiapó y Huasco, la sequía los viene afectando desde hace ya rato. En Copiapó, el nivel de agua de los pozos y de acuíferos ha bajado de forma significativa, lo que afecta considerablemente pues cerca del 80% de la superficie agrícola se riega a través de acuíferos. Y los agricultores pequeños, que no tienen acceso a infraestructura de riego, son los más perjudicados.
La escasez ya afecta el acceso para el consumo humano. "Aunque el 2011 ha sido el menos malo en términos de precipitaciones de los últimos tres años, se observa una baja de los pozos por la sobreexplotación del recurso y el sobre- otorgamiento de derechos. La demanda excesiva en algunos sectores, como el cuatro del río Copiapó, ha puesto en riesgo incluso el abastecimiento de la población", explica María Angélica Osorio, seremi de Agricultura de Atacama.
Qué pasará con las producciones de la próxima temporada -hay que recordar que Copiapó es la zona de los primor- dependerá del clima.
"Hemos leído informes meteorológicos y se presume que La Niña va a seguir presentando problemas", explica Rafael Prohens, presidente de la asociación de productores y exportadores de Copiapó.
Menos crítica es la situación del valle de Huasco gracias a su embalse Santa Juana, que ha tenido menos agua, pero ha alcanzado para riego.
De todas formas hay problemas en la uva de mesa y pisquera, los paltos -que por el déficit de riego ya se anticipa de menor tamaño y con una disminución del rendimiento de la fruta, lo que impactaría a nivel comercial-; y los olivos, que sin agua, bajarían el volumen de cosecha.
En la Región de Coquimbo, la situación empeora. Las 15 comunas de la región están en emergencia agrícola.
"Tenemos déficit hídrico por séptimo año consecutivo, lo que implica un duro golpe, en especial a los productores de la agricultura familiar campesina del secano", dice Juan Francisco García, seremi de Agricultura de Coquimbo.
Si bien la región cuenta con sistemas de acumulación, la falta de lluvia no ha permitido que junten lo necesario. Así, por ejemplo el embalse Puclaro en el Elqui está a 30% de su capacidad, y La Paloma, el más grande de la región, con una capacidad de 750 millones de metros cúbicos de capacidad, está sólo al 24%.
"Esto implica que las Juntas de Vigilancia han tenido que disminuir la cuota de entrega del recurso hídrico salvando gran parte de los cultivos para esta temporada, como la uva de exportación, de la cual nuestra región hace envíos de más de 13 millones de cajas cada año", explica García.
Aún así, los cultivos ya han sentido el impacto. La uva de mesa y en especial la flame seedless comenzó con atraso y evidenció daños significativos en el color. Los olivos, principalmente destinados a aceite, no recibieron los volúmenes de agua que necesitan para la inducción floral lo que repercute en la producción.
Hoy hay agua como al 30% de la capacidad promedio de la región, por lo que hay algo de disponibilidad para la agricultura en el período 2011 y 2012, pero si no aumenta el agua embalsada, el problema se agudizaría, afectando volúmenes y calidad de los productos, lo que impactaría las exportaciones y los precios de venta, con consecuencias en el nivel de empleo que entrega el agro en la zona.
Además de la fruta, también están afectados los crianceros de caprinos del secano.
"Hemos tenido que apoyarlos con forraje e iniciativas de mejoramiento y profundización de pozos", explica Sergio Gahona, intendente de Coquimbo.
Centro, emergencia generalizada
En la Región de Valparaíso, paltas, cítricos, uvas y tomates en zonas de riego, y ganadería en el secano son parte de las actividades que se desarrollan. Pero desde el 2007, la continua falta de precipitaciones y la falta de capacidad de embalsamiento en invierno han desencadenado un problema de sequía estructural, principalmente en zonas donde no llegan los deshielos, como a las provincias de Petorca e Isla de Pascua; en el secano (Petorca, San Felipe y Los Andes); en el secano costero (Petorca, Valparaíso y San Antonio), y en áreas al final de los cauces (provincias de Quillota, Marga-Marga, Valparaíso y Petorca).
"En Petorca y La Ligua se ha visto muy afectado, se han cortado paltos e incluso se han abandonado campos. En Aconcagua ha sido, dentro de la gravedad, similar al año pasado, y en Hijuelas hay problemas que podrían tener que ver con escasez y contaminación de agua, que afectaría la población", confirma Francisco Vial, seremi de Agricultura de la región. De hecho, en la zona ya hay 36 comunas declaradas en emergencia agrícola, de las 38 de la región.
Aunque en 2011 hubo indicadores positivos como 15% más de nieve, la lluvia fue insuficiente para que los embalses se recuperaran.
"En los últimos diez años, en cuencas como la del Aconcagua ha crecido significativamente la superficie cultivable, y además, al haber más población, se necesita más agua potable; y las mineras han aumentado su proceso de extracciones. Lo que pasa hoy es comparable a otras sequías históricas, pero con una demanda mucho mayor", explica Santiago Matta, presidente de la asociación de agricultores de Quillota.
Una de las cuencas afectadas es la del río Aconcagua. La fórmula que usan en muchas cuencas del país es dividir los tramos del río por secciones, administradas por distintas juntas de regantes. Pero en el Río Aconcagua, la escasez del recurso ha implicado en el último tiempo incumplimientos sobre los volúmenes a liberar entre una sección y otra.
Y la mantención de La Niña, al menos este trimestre, impone riesgos para verano y otoño, de que disminuyan más aún los caudales de los ríos, los pozos, y que no se completen los ciclos productivos de frutales como paltos, cítricos, uva, y hortalizas como tomate, lechugas y zanahorias, propias de la región.
Las uvas ya han evidenciado distinta maduración, color y firmeza, según zona productiva, y los paltos están en una situación crítica por la caída de fruta cuajada (por falta de agua y altas temperaturas).
"En términos económicos, Quillota pierde entre 200 y 300 millones de dólares por cada año de sequía, por cortar paltos. Y la fruta que va a salir va a ser chica, estimo que van a bajar 1 o 2 calibres", dice Santiago Matta.
Otro tema que inquieta a las autoridades son los animales del secano que están actualmente pastoreando en la precordillera, pero que al regresar podrían encontrarse sin forraje.
El impacto llega incluso a Isla de Pascua donde los bovinos y equinos criados de forma extensiva están expuestos a estrés hídrico por sequías prolongadas.
En la Región Metropolitana, la situación también es crítica.
"Esta región ha tenido 50% menos de precipitaciones respecto de un año normal y casi la misma tasa de acumulación de nieve de la cordillera", explica el seremi de la RM, Patricio Fuenzalida.
Las escasas precipitaciones en la segunda mitad de la primavera repercutirían en los rendimientos, ya que provocan problemas de aborto floral y cuaja de frutos, en las distintas especies de la zona.
Entre los afectados están carozos, nogales, manzanos, uvas y hortalizas. Un sector que está sufriendo especialmente es el apícola, ya que por la escasa disponibilidad de agua, muchas flores se secaron y las abejas no pudieron recolectar néctar, lo cual hizo que bajaran considerablemente los volúmenes de miel, un producto que viene creciendo en la canasta exportadora.
Y está por verse el impacto que tendrá en el ganado, que al bajar de las veranadas podrían encontrarse escaso de forraje.
En esta región, las comunas más complicadas son San José de Maipo, Alhué, San Pedro y Tiltil. Otras comunas que no están con emergencia, pero que tienen problemas son: Melipilla, Curacaví, Lampa, Colina y Paine. Para la zona, ya se están encauzando recursos para alimentación de animales y profundización de pozos y norias, con fondos por 500 millones de pesos.
Centro-Sur, amenazas de dinamitar
En la Región de O'Higgins hay 22 comunas declaradas en emergencia agrícola. Las más complicadas están en el secano costero y parte del secano interior, donde comunas como Lolol, Marchihue y Chépica se encuentran entre las más críticas; pero también hay preocupación en zonas como Requínoa, Santa Cruz y Graneros.
En esta zona, La Niña ha provocado que los caudales de las principales sistemas de regadío se encuentren por debajo de los promedios históricos y se prevé que en lo que queda de verano puedan bajar aún más. Pero los bajos caudales no son el único problema. En Cachapoal, el tema del seccionamiento del río ha traído conflictos, ya que las distintas administraciones no siempre cumplen o llegan a acuerdo sobre el agua que deben dejar pasar río abajo.
"Hemos estado a punto de dinamitar las compuertas. Las autoridades tienen que intervenir ante la escasez. Hoy tenemos agua, pero mucho temor, y no sabemos qué va a pasar a lo largo del año", enfatiza Manuel Puga, director de Frusexta.
Cultivos propios de la región, como frutales de hoja caduca (entre los que se incluyen la uva para vinos), los predios de maíz, semilleros, tomate y hortalizas debieran tomar sus precauciones para intentar sufrir lo menos posible.
El consejo de los expertos para frutales de hoja caduca es realizar podas periódicas, para disminuir la evapotranspiración y mejorar el color. Para los demás, que estén en producción, se sugiere controlar el riego para dar a los cultivos lo que requieren sin perder agua.
También el ganado ovino y caprino -y algo de bovino que hay en la zona- estaría sufriendo no sólo por la escasez hídrica del momento. La calurosa primavera secó muchos pastos, lo cual afectó su calidad nutricional, por lo cual ya se están encauzando ayudas para repartir agua en estanques y fardos en abril. También la apicultura está sufriendo en esta región
"Hablé con un productor de Candelaria que tenía 80 colmenas la temporada pasada y cosechó cuatro tambores. Hoy tiene 110 colmenas y apenas cosechó dos tambores. Hay que aumentar su nutrición, darles azúcar para paliar el tema", explica Mauricio Donoso, seremi de Agricultura de la VI Región de O'Higgins.
En la Región del Maule ya son 13 las comunas de secano con emergencia agrícola. Es ahí donde se concentra la ayuda porque según aclara la seremi Anita Prizant, la última lluvia efectiva -que equivale a un riego- fue en agosto del 2011, a diferencia de otros años que se extienden hasta octubre o noviembre.
"Declaramos zona de emergencia en secano, porque nos hemos dado cuenta de que los cultivos de leguminosas y de trigo no han tenido los rendimientos acostumbrados y se han visto perjudicados los agricultores", dice Anita Prizant.
Aunque los caudales de los ríos Teno, Mataquito y Maule aumentaron el año pasado respecto de la temporada 2010, por precipitaciones y la acumulación de nieve, los volúmenes siguen estando bajos para las necesidades productivas.
La escasez de agua ha producido que, por ejemplo, en la cosecha de trigo del valle central del Maule, se proyecten rendimientos menores entre 10 y 20% y además con granos chupados. También hay temor por la segunda cosecha de frambuesos a fines del verano, donde las altas temperaturas podrían deteriorar la cuaja. Las pasturas en el secano, sobre todo en los lomajes, ya no están creciendo; y aunque por el momento no hay grandes problemas de alimentación, el forraje ha disminuido de forma considerable.
Se prevé además un impacto en peras, manzanas y ciruelas que en este momento están en el árbol, y en el kiwi, por la falta de riego. Las cerezas, ya cosechadas, se deben seguir regando por el crecimiento vegetativo, para no afectar la producción de la próxima temporada.
"El calibre, la calidad pero principalmente el color y forma se verían dañados, porque la estrechez hídrica afecta la morfología. Creo que podemos tener una baja de entre 15 y 20% de lo que embalamos para exportar", explica José Urra, gerente de Fruséptima.
El forraje para los animales es otro de los problemas que afecta a los maulinos. Las praderas tuvieron un bajo crecimiento el año pasado y los rastrojos de cultivos cerealeros, con los que también se alimenta al ganado, tuvieron un rendimiento inferior. Junto con esto, los incendios que arrasaron cerca de nueve mil hectáreas a comienzos de enero, incidieron en que hubiera un incremento en la venta de animales, mayoritariamente ovinos y caprinos en los sectores de secano.
"Todos los años nos vemos enfrentados al mismo problema, pero ésta ha sido más fuerte que las otras temporadas", explica Francisco Ruiz, presidente de la asociación de agricultores de Cauquenes.
Sur, el problema es la temperatura
"Por el momento la gente sigue regando porque los canales tienen agua", dice Jaime Salas, seremi subrogante de la Región del Biobío. Agrega que los afligidos son los productores del secano costero, donde se adelantó la cosecha del trigo.
En la Región del Biobío hay tres fuentes de agua de riego: el lago Laja, y los ríos Duqueco y Biobío; los que están operando bien hasta el momento. Sin embargo, la situación cambia para los agricultores que se abastecen de canales secundarios o arroyos, que según asegura José Miguel Stegmeier, presidente de la Sociedad Agrícola Biobío, ya no tienen agua para regar.
Si bien la cosecha de trigo ya comenzó -con un adelanto de hasta dos semanas-, Stegmeier calcula que tendrá un rendimiento 20% menor en los cultivos de trigo y avena, según las proyecciones esperadas en el sector de secano, pues la falta de agua entre octubre y diciembre habría provocado que los granos no se llenaran adecuadamente y que el secado comenzara antes.
Los agricultores que cuentan con agua, también estarían sintiendo las repercusiones de esta temporada por las altas temperaturas. Muchos privilegiarían el uso del agua para cultivos como maíz y remolacha, por sobre el regadío de las praderas y otros cereales. Y esto, que puede traer un beneficio a corto plazo, puede impactar en la ganadería en los meses de invierno, por la falta de forraje para los animales.
En frutas, las altas temperaturas registradas a fines de la primavera afectaron a los berries. A pesar que todavía no terminan las cosechas, en Organic Fruits Chile, calculan que las pérdidas en la producción, hasta el momento, son cercanas al 30% debido al bajo calibre. "Donde más perdimos fue con las frutillas porque las floraciones no cuajaron por las altas temperaturas", dice Robinson Peña, gerente general de Organic Fruits Chile. Y en el caso de las frambuesas la situación no es diferente. "Tenemos frambuesas desde 1995 y este ha sido el peor año, sin contar las pérdidas por el terremoto".
En La Araucanía, las altas temperaturas de diciembre y enero, que alcanzaron los 38 grados, junto con la falta de lluvias impactaron; eso, a pesar de las precipitaciones que se han registrado en los últimos días. Uno de los afectados es el sector ganadero.
"Lamentablemente la sequía está golpeando muy fuerte al sector productivo lechero, de hecho al mes de enero, en la región cayó 8% la recepción de leche con respecto a este mismo mes el año pasado, lo que demuestra que es un efecto de la sequía. Y la baja de la producción ya está en un 4,7 a nivel país", dice Rodrigo Francois, presidente de Aproleche Araucanía.
Esto ha obligado a los productores a hacer un uso más eficiente del agua y a siembras suplementarias, porque, en buena parte de las lecherías desde hace un par de semanas ya se está consumiendo el forraje conservado para el invierno.
Y la falta de forraje está llevando a que algunas lecherías estén eliminando animales, situación que junto con la baja en la producción de leche puede generar efectos en el invierno, donde la oferta no supla la demanda.
El trigo, la avena y el lupino también se han visto afectados.
"Tenemos pérdidas de hasta 40%, lo que significa los costos de producción" asegura Esteban Díaz, presidente de la Federación de Cooperativas Campesinas que representa a cerca de mil 200 familias.
Díaz dice que ya no se puede hacer más que dimensionar las pérdidas y quienes tengan seguros, intentar que éstos se hagan efectivos.
Sin embargo, el panorama es complicado: "Las compañías dicen que van a responder, pero ahora no hay respuesta a algunos agricultores, porque llovió, pero las lluvias que caen desde este momento en adelante sólo hacen daño, agravan la situación, porque hay molineras que no están recibiendo la avena o el trigo porque tiene humedad", dice Díaz.
La temporada ha sido diferente para la Región de Los Ríos, donde hasta el momento no se han presentado anomalías, salvo casos puntuales en la producción de berries porque las altas temperaturas afectaron en algo los calibres.
"Sólo se han presentado pequeños problemas en frutales menores", dice el seremi subrogante de Los Ríos, José Carter.
En Los Lagos la escasez de lluvias viene desde fines de noviembre y está repercutiendo en la producción de leche y carne.
"Como tuvimos 15 días sin agua en enero, muchos empezaron a liquidar animales y llevarlos a las ferias porque no era rentable seguir con ellos en los predios. Pero llovió y empezó a haber una retención del ganado" dice Rodrigo Mardones, seremi de la Región de Los Lagos.
Como han aumentando las precipitaciones y en consecuencia está mejorando el crecimiento de los pastos, se espera que mejore la situación ganadera.
"Se están entusiasmando en comprar nuevamente ganado, incluso en las ferias. Yo estaría optimista, porque nos acercamos a la época en que llueve con mayor frecuencia", dice Christian Arntz, presidente de la Federación de Productores de Carne.
De los cultivos, fueron las siembras de forraje suplementario las principales afectadas.
"El rendimiento del nabo forrajero, que está destinado a suplir la falta de verde que tenemos durante el verano, disminuyó en un 60% . Además las calidades de trigo han estado bajas", dice José Antonio Alcázar, gerente técnico de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, y agrega que las imágenes satelitales muestran que las praderas han resistido este período de estrés hídrico, pero que ello no significa que estén bien.
"Sin embargo, de seguir el período de sequía, podríamos entrar en una marchitez permanente con pérdida de las plantas y eso es grave", enfatiza.
Pero están optimistas y esperan precipitaciones para que las siembras de fin de verano y principios de otoño puedan germinar. Así los animales podrán tener alimento antes del invierno.
"Viene bajando la temperatura. Pasamos semanas con 25 grados en las máximas, lo que genera mucha pérdida de agua al ambiente. Ahora estamos alrededor de los 20 grados, lo que ayuda a mantener el agua en el suelo. Ha caído agua y las praderas comenzaron a reverdecer", dice Rodrigo Mardones.
Sur austral, Situación variada
En la Región de Aysén las repercusiones de La Niña han sido variadas. Si bien se han registrado zonas que presentan entre un 30 y 40% de déficit hídrico, los productores de esas áreas -Chile Chico con cerezas y Cochrane-, cuentan con riego para sus cultivos, por lo que no se han visto perjudicados.
En las zonas húmedas de la región, principalmente en las comunas de Cisnes y Aysén, se registró un déficit hídrico de un 5%, lo que ha resultado positivo, ya que junto con las temperaturas más elevadas, fomentó un mayor crecimiento de los pastos para el ganado.
"Los animales van a estar en una buena condición corporal cuando bajen de las veranadas.", comenta Raúl Rudolphi, seremi de Aysén.
A pesar de que en la Región de Magallanes el 2011 terminó con un superávit de precipitaciones, la provincia de Última Esperanza tuvo falta de agua en los meses de diciembre y enero, lo que junto con fuertes vientos provocaron una disminución de entre un 30 y 50% de las cosechas de forraje, disminuyendo el alimento para abastecer al ganado en invierno.
Pero no se han detectado hasta el momento efectos en la engorda del ganado bovino.
"Como consecuencia de la sequía tenemos los incendios en el parque Torres del Paine, por pastos muy secos. Pero la región no ha tenido una sequía tan grave como se ha visto en el resto del país y la situación se puede revertir acá, porque ha estado lloviendo en los últimos días", dice Manuel Bitsch, seremi de la Región de Magallanes.
• Pocas nubes a la vista
por Patricia Vildósola Errázuriz
La Niña seguiría presente al menos hasta principios de abril. Qué va a pasar en el invierno dependerá de cómo evolucione el clima, aunque los datos aún son poco claros.
Poco claro es el clima en el futuro próximo en Chile. Los expertos son tajantes: a estas alturas lo único claro es que La Niña estará presente al menos hasta marzo. Pero, qué va a pasar en los meses siguientes es difícil de anticipar.
Gianfranco Marcone, meteorólogo de Infoweather y docente de la Escuela de Recursos Naturales de Duoc UC, explica que "durante el primer trimestre de este 2012 -es decir de enero a marzo-, estamos con presencia de tendencia hacia el fenómeno de La Niña".
Eso significa lluvias por debajo de los parámetros normales. Así por ejemplo, para Curicó, que tiene en febrero un promedio de 0,7 mm de lluvia, con La Niña la precipitación estaría por debajo de eso.
Qué va a pasar a partir de abril y en el invierno es incierto.
Juan Quintana, meteorólogo del Departamento de Climatología de la Dirección Meteorológica de Chile, explica que a la fecha "los pronósticos están poco claros. Algunos están dando situación de déficit de lluvia, pero hasta abril. Todavía no hay nada para junio, julio o agosto".
Aun así, los antecedentes que los especialistas han recopilado dicen que La Niña podría estar terminando a fines de abril, para entrar en un período neutro, es decir, sin presencia de Niño o Niña, sinónimo de lluvias normales para la época.
"Hay proyecciones que dicen que desde abril estaría aumentando la temperatura de la superficie del mar nuevamente lo que implicaría que pasaríamos a una etapa neutra, en lo que es marzo-abril. Luego puede pasar que se vuelva La Niña o llegue El Niño. Pero, eso todavía no está claro".
Los meteorólogos son cautos. "Hay que ver que pasa de aquí a marzo, porque los modelos anuncian algo, pero ocurre muchas veces que las cosas no evolucionan como los modelos están anunciando. Hay que ir viendo. Recién a fines de marzo, mediados de abril, podríamos tener más claro cómo se presentará el invierno", enfatiza Quintana.
En años anteriores han habido situaciones similares a las que se está viviendo hoy día con La Niña, y que sin embargo en un plazo de dos meses el fenómeno desaparece. Lo que sí es clave es lo que ocurra entre mayo y junio, que es el período en que las nubes debieran tener actividad como para que se puedan bombardear y obtener un mayor volumen de precipitaciones.
"Si bien el bombardeo funciona, no significa que vaya a terminar el problema que hay, porque el aumento que puede generar es del orden del 10%", recalca Marcone.
Lo que está claro es que de poder bombardearse las nubes, tienen que estar las condiciones para aprovechar de acumular el máximo posible de agua y evitar que se pierda en el mar, como viene ocurriendo.
• Siete Soluciones de futuro
por Martina Salvo y Antonia Pérez
Junto a fórmulas clásicas como cortar los árboles de palto, hay que poner atención a opciones 2.0. Sensores de telemetría, juntas de vigilancia de acuíferos y una carretera hídrica, son algunas opciones.
"Israel tiene falta de agua, Chile no. El problema no es la escasez, sino el almacenamiento y la eficiencia", dice enfático Antonio Walker, presidente de Fedefruta. Tiene razón. Según datos catastrados por organismos nacionales como la SNA, la Comisión Nacional de Riego, CNR, y el Minagri, el país pierde alrededor del 84% del agua que recibe en el período de lluvias. Y, como las condiciones climáticas cambiaron y cada año cae menos agua y la nieve se derrite más rápido, el país -privados y sector público-, requiere tomar medidas para que las actividades económicas sigan existiendo, e incluso para asegurar el recurso para las personas.
Y alternativas hay, algunas ya trabajándose y otras a las que hay que prestar más atención.
1. IMPULSAR EMBALSES 2.0
Chile necesita más embalses superficiales. Se habla de que tiene un atraso en esto de 40 años. Por ello, el Gobierno impulsó un plan nacional orientado hacia el 2020.
Pero sigue habiendo cojeras. En regiones como Valparaíso, altamente agrícola, hace 10 años se viene trabajando en el proyecto Los Aromos, que tendría una capacidad de 60 millones de m3, y permitiría solucionar el 80% del déficit de la zona; pero avanza lento.
"Muchos están parados porque las autoridades ven sólo el negocio, y no variables como el impacto social y de empleo", explica Antonio Walker de Fedefruta.
Construir uno, toma cerca de 15 años, porque hay que evaluar que la zona donde se instale sea la más adecuada, no sólo por la cantidad y superficie de beneficiados, sino porque provoque el menor impacto ambiental posible; eso muchas veces genera resistencias.
2. JUNTAS DE VIGILANCIA SUBTERRÁNEAS
Mucho se ha hablado de la importancia de los acuíferos o piscinas naturales subterráneas donde se acumula agua. En California y Australia son tan populares como un embalse superficial, y en Chile se están empezando a evaluar.
"Estamos impulsando la recarga de acuíferos porque representan múltiples beneficios para los agricultores. El costo de infiltrar es de $30 a $60 el metro cúbico contra $1.000 de metro cúbico del agua embalsada en forma superficial", explica el ministro Luis Mayol.
Pero tenerlos no es suficiente si no existen juntas de vigilancia para acuíferos.
Algo se está pensando en desarrollar en la V Región. "Planeamos hacer una asociación de aguas subterráneas, algo que existe en otros países pero que aquí hasta ahora no había sido necesario de implementar", explica Francisco Vial, seremi de Agricultura de Valparaíso.
También es clave que las organizaciones de administración estén capacitadas.
3. MONITOREO Y CONTROL DE FORMA REMOTA
Hoy sólo el 10% de los embalses está monitoreado con sensores. Lo demás se verifica de forma artesanal. Pero la escasez ya no permite confiar en la intuición. Es necesario saber a ciencia cierta de cuánta agua se dispone.
En Chile ya hay sistemas de sensores intraprediales, conocidos como la telemetría, que permite el control inalámbrico de la humedad de suelos, de los canales, y de la nieve en la alta cordillera, y arroja los datos en línea.
"Pones en internet tu usuario y contraseña, como un correo electrónico, y ves la información y envías órdenes, por ejemplo para regar", explica Guillermo Valenzuela, de la empresa Wisecon.
Algo ha hecho el Gobierno al lanzar concursos específico para fondos en telemetría, pero el tema debiera masificarse.
Poner sensores es 10% más barato que instalar un sistema de riego por goteo.
4. TECNIFICACIÓN:INFRAESTRUCTURA Y CALIDAD
Se vuelve prioritaria la masificación de la tecnificación del riego.
La agricultura de precisión, el riego tecnificado, pero también fórmulas como los goteros antidrenantes -que se cierran automáticamente cuando disminuye la presión hidráulica-, la fertirrigación, acidificación, y la quemigación -sistemas que permiten insertar en el riego por aspersión, minerales a la tierra y los cultivos-, entre otras opciones, son alternativas que debieran instalarse en los campos ya.
"Hay mucho que todavía se riega por tendido o surco, y ahí la eficiencia del agua es de 40%. Con riego por goteo, la eficiencia sube a 95%. Con otras tecnologías la ganancia es mayor", explica Walker.
Otra tecnología top, son las compuertas automáticas. Mediante un dispositivo se podría controlar de forma remota para abrir y cerrar un paso.
"En Elqui, abren compuertas de forma automática y saben cuántos metros cúbicos pasa por cada compuerta. En Aconcagua, hay zonas donde ni siquiera existían las compuertas. Aquí hay tecnología y tiene que incorporarse masivamente para que el uso sea más eficiente", dice Felipe Martin.
También ya se está midiendo la calidad para evaluar elementos como el PH y la conductividad del agua.
"Estamos viendo sondas multiespectrales de calidad de agua, por ejemplo a una minera aguas arriba, para evaluar cómo viene para riego", explica Valenzuela.
Además, resulta clave mirar afuera y observar con atención alternativas como el trasvasije de aguas de una cuenca a otra, como lo hacen en Colorado, Estados Unidos, o la modelación de la evapotranspiración con satélites -desarrollado en el laboratorio de hidrología y sensoramiento remoto del ARS en Beltsville, Maryland-.
"Estamos atrasados respecto a países como Australia y España que tienen lo mismo que nosotros pero masificado, pero avanzados comparados con México, Perú y Argentina; incluso respecto a EE.UU.", dice Guillermo Valenzuela.
5. BOMBARDEO DE NUBES
El Minagri está analizando la pronta implementación en las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso.
"Si por lo menos logramos un 10% de precipitación adicional, estamos recuperando el doble de lo invertido", dice Mayol.
Pero para concretarlo se requiere tener nubes activas -es decir con agua-. Y si bien se podría conseguir más agua, es clave estar preparados para poder guardarla y que no se vaya directo al mar.
6. AGUA Y ENERGÍAS RENOVABLES
Construir minicentrales de paso que permitan inyectar energías verdes al SIC y generar agua para riego son otras alternativas. En O'Higgins, Maule y el Biobío se vienen impulsando proyectos en esa línea.
Según cifras de la CNR, Chile tendría potencial de general 860 MW a través de minicentrales, en al menos 290 puntos del país.
7. IMITAR LA RUTA DEL AGUA DE CALIFORNIA
En California el agua recorre hasta 1.500 km, sin perder ni un litro de agua, transportando un millón 300 mil m3 al año.
En Chile hay planes de emular la experiencia a través del proyecto Carretera Hídrica. La idea sería abastecer el norte a través de una tubería submarina. "Los estudios estiman en 2.500 millones de dólares el costo de inversión, con un precio del metro cúbico de 0,49 centavos de dólares", explica Mayol.
Habrá que ver que pasa.
"El Gobierno tiene que dejar encaminada, así como se habla de red energética, una red de agua", remata Walker.
• "Hay que cambiar la mentalidad"
por Patricia Vildósola Errázuriz
Felipe Martin, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego -CNR, insiste en que hay que tomarle el peso e invertir en acumular agua. El otro gran déficit es la conectividad hídrica del país, que permitiría llevar agua a las zonas más deficitarias. Se avanza en una política nacional hídrica. La infiltración subterránea generaría más derechos de agua
"La sequía llegó para quedarse", asegura tajante Felipe Martin, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego u encargado de liderar la mesa de coordinación de generación de aguas artificiales creada recientemente.
Hasta hace algunos años Chile contaba con acumulaciones de nieve que actuaban como embalses naturales que, con los deshielos, abastecían de agua en los veranos. Sin embargo, en los últimos años se vive un proceso donde hay un menor volumen de las precipitaciones -de entre un 15 y un 60%, según la zona, de acuerdo a Martin-, las que, ademásn caen en un período corto. Así ahora las lluvias se concentran entre junio y septiembre, en lugar de ir desde abril a fines de octubre. A ello se suman temperaturas más altas y una acumulación de nieve mucho menor, producto de los factores anteriores.
Así, cuando cae lluvia, cerca del 84% se pierde en el mar, pues en dos días llega al mar.
"Hay que hacer un cambio de mentalidad, porque las condiciones han cambiado. La acumulación natural que había antes hay que reemplazarla por acumulación artificial. Porque recién ahora se le está tomando el peso a que hay que acumular agua", enfatiza.
-¿Cómo se puede hacer?
-Una forma es con embalses superficiales. El problema es que el período para hacer uno es 15 años, considerando los estudios de dónde, cómo afecta ambientalmente, quiénes son los beneficiados, qué nivel de infraestructura y de tecnología hay que usar. Otra forma más rápida y de menor costo es la recarga artificial de acuíferos subterráneos. Con un hoyo en la tierra se podría dirigir el agua de las lluvias del invierno y guardarla en esas piscinas que hay bajo tierra.
-¿Están las condiciones legales para hacerlo?
-Está absolutamente normado y se está potenciando un reglamento para dejar los criterios por escrito y así quienes tienen que dar los permisos tengan claros los procedimientos. Eso estaba, pero faltaba la forma de actuar. Y esa metodología es la que se está estableciendo. El reglamento estaría listo este primer semestre.
-Es decir, este invierno habría una fórmula para infiltrar acuíferos.
Justamente. La peor deficiencia que tenemos es la pérdida de agua en invierno, que es lo que está limitando el desarrollo del país. La infiltración tiene otra ventaja: al embalsar más volumen, se generan más derechos de agua que pueden ser aprovechados por los diferentes sectores, pues se estaría acumulando agua que antes se perdía y que ahora estaría disponible.
-¿No hay problema con la propiedad de esas aguas?
-Alguien que tiene un derecho superficial lo inyecta a una piscina subterránea donde otros pueden tomarlo. Como quiere recuperar esa agua, le dice a la DGA yo estoy metiendo esta cantidad de agua. Y la DGA le da un informe al Poder Judicial para que le apruebe la devolución de lo que ingresó al acuífero.
-Pero, ¿estarían disponibles para el agro?
-Pueden ser aprovechadas por el agro y otros sectores. Quiero ser sumamente claro. El que entrega o reconoce los derechos no es la DGA sino el Poder Judicial.
-¿Y el Poder Judicial tiene los conocimientos técnicos para eso?
-Para eso pide el informe de la DGA y es ésta la que da las razones de por qué si o no entregarlos. Tener claro este proceso y conocer donde están las limitantes es lo que permitirá hacer más eficiente el uso de las aguas existentes, especialmente con cara a que se desarrolle nueva infraestructura o se haga mayor acumulación, porque eso va a generar nuevos derechos que se pueden solicitar en forma fácil, amigable y mucho más eficiente.
-Eso es hablando del futuro, pero ahora estamos frete a una sequía que requiere soluciones ya.
-Lamentablemente estamos en un proceso en el que entre el 30 y el 50% de la temporada ya está ejecutado y por lo tanto hemos ido enfrentando las emergencias agrícolas de acuerdo al ordenamiento que se ha generado. Es decir, soluciones humanas, que es lo prioritario, y agua y comida para animales.
Ahora, el tema del riego se viene trabajando. De los $29 mil millones de la ley de riego se aumentó a $36 mil millones en 2011 y sabiendo que el 2012 viene difícil, aumentamos a $41 mil millones. Esto es para mejoramiento y solución inmediata de problemas de infraestructura pequeña, para agricultores de cualquier tamaño, donde se puede obtener una mejora de eficiencia del recurso en no más de seis meses. Adicionalmente el Indap tiene más de $13 mil millones para riego campesino. Esta también es una cantidad inédita.
Pero además hemos logrado compatibilizar con gobiernos regionales la necesidad de invertir recursos en riego. Ya tenemos $4 mil millones en el gobierno regional de la VI Región y en el concurso que se cerró recién vimos que había más necesidad que esos recursos.
-¿Esa mayor necesidad es por la sequía o porque existe conciencia de que estamos frente a un tema estructural?
-Creo que porque nos estamos dando cuenta que el del agua es un problema estructural. Entonces la VI Región lo vio, asumió la responsabilidad y está trabajando para solucionarlo. Es decir, se está avanzando por la mirada de futuro de ciertas regiones. Desde esas leyes regionales están surgiendo cerca de $23 mil millones adicionales, que una vez aprobados por los Consejos Regionales son gestionados a través de un convenio, por la CNR.
-¿Los privados no tienen un rol aquí?
-La inversión debe venir por el sector público y el privado. Hay que tener algo claro que por cada peso que pone la ley de riego, en promedio, hay un peso que pone el privado. Es decir, estamos hablando que en recursos estatales para soluciones de eficiencia a corto plazo, son cerca de $80 mil millones de pesos a nivel de Gobierno, que llegan a $ 160 mil millones de inversión con el aporte de los privados.
-¿Es suficiente para solucionar el problema?
-No. Es un tercio del problema. Lo que hacemos es aplicar las soluciones menos caras, rápidas y de alta eficiencia, para luego atacar las que son más difíciles y caras. Por ello primero nos vamos a mejorar la eficiencia del uso. Para eso son los casi $80 mil millones. Pero, seguimos perdiendo agua. Entonces tenemos que acumularla, que es en lo que estamos avanzando con la infiltración subterránea.
Una vez guardada hay que llevarla a los puntos donde tenemos déficit. Y en las conducciones y conectividad hídrica Chile tiene una gran deficiencia. Hay regiones que tienen un montón de agua, pero no hay cómo llevarla a las que no la poseen. No puede ser que tengamos conectado a todo el país en comunicación, en carreteras, en energía y no hídricamente. Eso demuestra una falta de visión de conexión y para todos los sectores, no sólo el agro. En este minuto se nos va a trancar la pelota porque no estamos preparados.
-Es decir falta una política país para enfrentar el tema hídrico...
-El Presidente de la República hace unos días dio como tarea prioritaria concretar una política nacional hídrica, donde se plantee qué hacer a futuro y dejando una bitácora de desarrollo del tema hídrico a nivel nacional y pensando en todas las industrias. Esto estará liderado por el ministerio de Obras Públicas, y dentro de las soluciones de corto plazo está trabajando la DGA y la CNR. En el largo plazo vamos a incorporar a expertos nacionales e internacionales que den una mirada de fuera.
-Pero el tema agrícola es urgente...
-Hace algunos meses el Consejo de Ministros nos solicitó desarrollar una Política Nacional de Riego, que es un brazo de esa Política Nacional Hídrica que solicitó el Presidente. La de Riego ya está aprobada en gran parte a nivel de Ministerio y ahora estamos en la etapa de presentársela a los distintos gremios, a las regiones y al Congreso, para ver cómo se incorporan sus necesidades. El objetivo es que sea una política transversal con visión de país.
-¿Y cuál es la diferencia con la hídrica?
-En que en esta última se incluirán las visiones de distintos sectores como minería, industria, agricultura. Todo.
-¿Cuando va a estar?
-La tarea la dio en forma prioritaria. Probablemente no podemos pasar del primer semestre de este año.
Todos tienen derecho a utilizar el aguaUno de los problemas en el uso del agua es el conflicto entre las distintas actividades económicas, pues minería, agricultura, sanitarias y energía la requieren. Por ello, ante los conflictos, Martin insiste en que se tiene que aplicar una institucionalidad que existe.
"Como agricultor a lo mejor tengo que empezar a demandar al que me está robando agua y eso puede significar demandar de agricultor a agricultor. Y a lo mejor en otras partes las sanitarias tienen que demandar al agricultor, o la minera a la sanitaria"
-¿Cómo los agricultores quedan en condiciones de igualdad frente a las grandes empresas?
-Con la institucionalidad. Y ahí es donde el que se siente afectado tiene que ir al Poder Judicial y demandar al que abusa.
-Pero esto es un proceso lento en una problemática que requiere soluciones rápidas.
-Es cierto, pero como nadie parte, nunca se hace. Si empezamos a exigir que el Poder Judicial haga su trabajo empezamos a hacer andar la rueda. Hasta ahora los reclamos se los hacen a la DGA y el Poder Judicial nunca se entera de que hay un problema. Lo que hay que hacer es educar a la población para que sepa cuáles son los procesos.
-Si, pero la minera o la sanitaria tendrá un equipo de abogados que la defienda.
-Pero, en este momento, de acuerdo a la información, ninguna minera está abusando, ningún agricultor ha recurrido al Poder Judicial. No tenemos estadísticas producto de que el mismo usuario no está ocupando los canales que debiera ocupar. Y el Poder Judicial no es parte, es independiente.
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