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El nuevo escenario con Matthei


Bachelet desplegará la reforma laboral en la segunda etapa de la campaña, marcada por la irrupción de la ex ministra del Trabajo. En el comando de la ex presidenta creen que Matthei no la atacará, pero intentará equiparar posiciones a partir de su condición de mujer y mostrar diferencias en equipos y programas, como lo hizo esta semana.

por Francisco Artaza y Hugo Córdova - 03/08/2013 - 03:10
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JUAN SOMAVIA llegó el martes pasado al Congreso, para sostener su primera reunión-almuerzo con parlamentarios de la Nueva Mayoría. Por cerca de una hora y media, dejando atrás el bajo perfil que había cultivado desde que desembarcó oficialmente en el comando de Michelle Bachelet, el 10 de julio, el ex secretario general de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) expuso ante los diputados del PPD algunas de las líneas gruesas de la propuesta laboral que está diseñando para el comando de la ex presidenta.
La sindicalización automática, la extensión de la negociación colectiva a los trabajadores del Estado y de empresas públicas y el fortalecimiento al derecho de huelga fueron algunas definiciones que esbozó Somavía, bajo el concepto de “Trabajo decente”, que acuñó en su pasó por la OIT. El abogado 72 años también hizo saber a los parlamentarios que mantendrá reuniones con otros actores políticos, sociales y laborales, para enterarse de su visión sobre el tema y darles a conocer los alcances de la propuesta que está trabajando para la ex mandataria como encargado del programa en materia laboral.
Sólo 24 horas antes, tras una reunión con miembros de los equipos programáticos del comando de Bachelet, el PS se había quejado en público de la falta de anuncios en el área laboral, más aún cuando se estaba a punto de iniciar la segunda etapa de la campaña presidencial. Sobre la mesa estaba un nuevo escenario presidencial, marcado por el ingreso a la carrera de Evelyn Matthei, quien, como ex ministra del Trabajo, desplegó una amplia agenda para fiscalizar el pago de cotizaciones previsionales, a las empresas que incumplieran los feriados irrenunciables y la inspección de pubs y restaurantes, entre otras cosas.
La agenda laboral estará en centro de la agenda de Bachelet en la segunda etapa de la campaña, que comenzó ayer, tras su regreso de dos semanas de vacaciones en Nueva York junto a su hija menor, Sofía Henríquez. “Espero que la candidatura de Matthei permita una campaña donde se intercambien ideas de debate limpio y de altura”, dijo la ex mandataria antes de llegar a Santiago.
A fines de julio, el senador Ricardo Lagos Weber y el vocero Alvaro Elizalde llamaron a la abanderada de la UDI a mantener “una campaña limpia y sin agresiones” y “cuidar el buen uso del lenguaje”. En esos días, conscientes de que el factor de género le permitiría a Matthei confrontar a Bachelet sin pagar costos y que la candidata de la Nueva Mayoría no podía entrar en disputas con otros candidatos, el comando echó a andar un diseño para prevenir posibles críticas de la ex ministra: se recalcó su perfil “duro” y advirtieron de antemano que si la contienda adquiría un tono áspero y negativo, sería una responsabilidad endosable a ella.
Con el paso de los días, sin embargo, el equipo de la candidata no sólo llegó a la convicción de que Matthei no entraría en una disputa con Bachelet, sino que, por el contrario, trataría de equipararse a la ex presidenta en términos de receptividad femenina. Su foco de diferenciación, más bien, estaría puesto en mostrarse con mejores equipos y soluciones.
En el comando de la Nueva Mayoría han advertido que la irrupción de Matthei abrirá una dinámica distinta de campaña, que perjudicaría a los candidatos alternativos -al polarizar la campaña- y que tendría enfrente una candidata con mayor cercanía que Pablo Longueira. Parte de ese análisis lo hizo el establishment de la Concertación, donde estiman que la carta de la UDI puede penetrar los sectores socioeconómicos más vulnerables y tiene mayor margen de acción en aspectos programáticos, en la medida que no cuenta con el favoritismo en las encuestas.
El lunes y el jueves pasado, en tanto, el comité estratégico de Matthei se reunió para trazar líneas sobre la campaña. En ambos encuentros, señalan en el comando de la candidata de la UDI, no sólo se evaluó la necesidad de realizar esfuerzos por penetrar el electorado femenino y el de los votantes “huérfanos” de Claudio Orrego y Andrés Velasco. También se optó por resaltar las debilidades de Bachelet, sin confrontarla con firmeza. Una de las alternativas que se barajó fue terminar con los ataques frontales por su manejo en el 27/F, pero mostrando, a su vez, sus debilidades: la candidata de la UDI resaltó esta semana su perfil más resolutivo y dijo que ella habría decretado estado de emergencia tras el terremoto, para que los militares tomaran el control de las calles e impidieran los saqueos que se produjeron en esos días. El miércoles, además, Matthei apuntó a un flanco sensible para la abanderada de la Nueva Mayoría, quien cuenta con una holgada ventaja en las encuestas: acompañó a una mujer en un trayecto del Transantiago desde Puente Alto y afirmó que el transporte público será uno de los focos de sus propuesta de campaña.
DC Y TREGUA PROGRAMATICA
Con miras a los tres meses que restan de campaña y previendo que podría endurecerse al acercarse a noviembre, en algunos partidos de la Nueva Mayoría se ha conversado la posibilidad de dar una nueva estructura al comité político. Hasta ahora, la idea inicial era incluir a todos los presidentes de partidos de la Nueva Mayoría, por lo que al PS, PPD, PC e IC de la primera vuelta se sumarían la DC y el PR. A ellos se sumarían el secretario ejecutivo del comando, Rodrigo Peñailillo; el jefe programático, Alberto Arenas, y el encargado territorial, Pablo Badenier.
Sin embargo, un diseño que ha comenzado a discutirse es jibarizar el comité, con cerca de cuatro personas, incluyendo a Bachelet, para definir directrices diarias de campaña y tener coordinación directa con las colectividades y los parlamentarios. “Hay que tener una alta capacidad de ejecución y de decisión. La coordinación será importante, porque la ex presidenta no puede entrar al barro de la campaña: para eso están los partidos”, dice una alta fuente opositora.
El comando ya puso en marcha un sistema de coordinación con los parlamentarios. Todos los viernes en el ex Congreso, Arenas, el vicepresidente del PS e integrante del equipo electoral del comando de Bachelet, Mahmuy Aleuy, junto a asesores legislativos, se reúnen con las bancadas parlamentarias de la Nueva Mayoría para definir la estrategia que seguirán adelante frente las leyes que están en tramitación.
Junto con la reforma laboral, en tanto, Bachelet también contempla desplegarse en otros temas en los próximos días. Se trata de la agenda de salud y descentralización, que, a juicio del comando, tienen un alto contenido “ciudadano”. La idea, de todas formas, no pasa por sobrecargar los aspectos programáticos que resaltará la candidata, que en las primarias asumió compromisos estructurales en materia de gratuidad en educación superior, reforma tributaria y nueva Constitución.
Al revés de Matthei, quien aún no tiene respaldo pleno y oficial en RN, Bachelet tiene un panorama menos complejo en la Nueva Mayoría. La DC adquirió la decisión política de no confrontar a la candidata en temas programáticos en lo que resta de la campaña y concentrarse en robustecer su campaña parlamentaria. La decisión ayudó a descomprimir la tensión que produjo el desembarco de los liberales al comando, representados por René Cortázar y José de Gregorio.
“Darles gratuidad a todos los estudiantes es partir al revés”, dijo el 20 de julio De Gregorio, quien abrió la posibilidad de explorar alternativas para los cambios tributarios. Dos días después, la directiva de la DC analizó las declaraciones del ex presidente del Banco Central. Desde la disidencia, los diputados Aldo Cornejo y Gabriel Silber plantearon que era inadecuado que el economista pusiera en entredicho una promesa de campaña. Y la mesa que encabeza Ignacio Walker, señalan altas fuentes del partido, concedió el punto: los democratacristianos no podían aparecer siendo un obstáculo a las reformas impulsadas por Bachelet.
Una semana después, el senador Walker señaló: “La DC no será un dique de contención a las demandas ciudadanas. Al contrario, vamos a estar al frente de las reformas sociales, educacional, tributaria y política que requiere el país”.
Con miras a las elecciones parlamentarias, cuyo resultado suele terminar siendo un termómetro de la influencia de los partidos en los gobiernos de turno, el establishment democratacristiano busca evitar que sus candidatos salgan lesionados, al ser asociados a un freno para los cambios sociales que plantea Bachelet. La agenda más conflictiva es la de educación gratuita universal para los estudiantes universitarios, aunque la propia candidata ha señalado que la reforma se realizará en seis años y que durante su período sólo alcanzará a cubrir el 70%. “No tiene sentido quemar naves ahora. Por lo demás, los programas son distintos a los gobiernos, ya veremos lo que ocurra después”, señala un alto dirigente, para quien lo más importante es que la candidata mantenga ecuanimidad a la hora de apoyar a los candidatos al Congreso.
Para evitar confrontaciones con los liberales en el comando, Peñailillo y Arenas ya habían echado a andar un nuevo diseño: pidieron a las comisiones técnicas que entregaran a la candidata documentos con insumos para la campaña, pero sin exigirles que lleguen a consensos. El objetivo era que, en el caso de que existan visiones distintas frente a un tema, las comisiones las indiquen en los textos, para que sea la ex presidenta quien zanje las diferencias.
El vocero Elizalde, además, reafirmó el compromiso de Bachelet de mantener las reformas estructurales que prometió en la primera etapa de su campaña. Se trataba de una señal a los “autoflagelantes”.
Así, con las aguas más calmadas, la agenda inmediata de la candidata incluye sesiones fotográficas con los candidatos al Congreso, que se realizarán el 8 y 9 de agosto. Al día siguiente existe un espacio para que concurra a la junta nacional de la DC, partido que la proclamará como su candidata. Y si bien el resto de las tiendas también realizará reuniones de sus máximas instancias partidarias -para ratificar las listas parlamentarias y los pactos electorales-, no existe certeza de que concurra a los actos debido a que ya fue proclamada como su abanderada con ocasión de las primarias.
Antes del jueves 15 también está previsto entregar a los candidatos la imagen de campaña. Y una vez que se inscriba la plantilla parlamentaria, el sábado 17, recién el comando comenzará a definir las giras de Bachelet, quien ha pedido apurar un acuerdo y no se quiere reunir con los presidentes de los partidos antes de que finiquiten las negociaciones.
Con el fin de robustecer su posición en el Congreso y tener respaldo para echar a andar especialmente las reformas prometidas en la campaña que requieren mayorías calificadas, el bacheletismo apostará a priorizar los distritos y circunscripciones con posibilidades de doblaje frente a la Alianza (Maipú, San Joaquín, Illapel e Iquique, entre otras). Además de la candidata, la campaña será reforzada por un conjunto de personeros que están siendo contactados por el comando, como Sergio Bitar y Edmundo Pérez-Yoma.
La idea original del equipo de Bachelet era establecer comandos unitarios en todas las regiones y comunas, pero los parlamentarios y partidos consideraron este diseño como inviable en aquellas circunscripciones donde un parlamentario repostula y en las que hay disputas cerradas entre los candidatos del pacto Nueva Mayoría. En estas zonas, sin embargo, ya se selló un acuerdo: el coordinador territorial será un “tercero”, que dé garantías a los postulantes en juego.

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