Es casi imposible
modificar lo que ingresa
a la cripta intangible de internet.
Tratar de desmentir una broma
es una buena manera
de enredarse en la risa:
es mejor sonreír.
¿Qué tiene más peso en la red:
una calumnia o una aclaración?
El escándalo indigna y exige desahogo;
en cambio, el desmentido apela a la comprensión,
desmonta los prejuicios en forma razonada;
su asimilación es pausada y no pide respuesta.
A diferencia de la irritación,
que busca cómplices,
el entendimiento termina
en quien lo obtiene.
El efecto viral de un infundio
supera con creces al de un desmentido.
Si la realidad subsiste,
se escribirá la historia
de cómo la cultura,
que pide tiempo extra,
sobrevivió al cortocircuito
de las opiniones instantáneas.
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Fragmentos extractados de una columna
del escritor mexicano Juan Villoro
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