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Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) sería la sexta mayor economía del mundo...‏


"Si el país fuera una gran casa, la política internacional, en términos de discusión pública, estaría relegada a una despensa, cuando debería estar en el salón principal"...


Jorge Rosenblut
Hoy, el país vive un proceso importante para cualquier democracia. Estamos ad portas de una elección presidencial y el debate político ha estado marcado por las opciones programáticas que definirán el Chile de los próximos cuatro años y más allá. Son múltiples los desafíos que tenemos por delante y es parte crucial del proceso democrático que la ciudadanía debata y defina las opciones que están en juego.

En esta discusión hay, sin embargo, algo que me llama la atención: la ausencia de definiciones sobre política internacional. El asunto sorprende porque ha sido la apertura al mundo, tanto en comercio como en inversión, la que nos ha permitido encarrilarnos en un virtuoso recorrido de crecimiento y desarrollo de casi 30 años. Si el país fuera una gran casa, la política internacional, en términos de discusión pública, estaría relegada a una despensa, cuando debería estar en el salón principal, junto a los otros temas importantes, como son las definiciones económicas, constitucionales, tributarias, educacionales, por mencionar solo algunas. Nuestra inserción internacional, además, va mucho más allá de una mera cuestión económica: es una vocación como país.

Esto muestra que quizás la política chilena debe hacer mejor una de sus tareas: mirar con mayor profundidad la relación de Chile con el mundo y explicarla a sus electores. ¿Por qué? Somos una nación pequeña, con apenas 17 millones de habitantes. Y si queremos llegar al desarrollo, la apertura comercial (con exportaciones que sumaron US$ 78.000 millones el 2012) y la inversión extranjera (US$ 82.000 millones entre 1993 y 2012) seguirán siendo claves. Somos una de las naciones más conectadas al mundo en materia comercial. Y ello parece estar solo levemente en el radar de nuestros políticos y no tiene correlato en el imaginario y en los discursos programáticos. Parafraseando al presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, quien recientemente dijo que "Europa necesita más fantasía", nuestra política también necesita soñar más. No podemos proyectar el Chile de los próximos 25 años sin que el mundo esté presente en nuestros sueños y proyectos, y que este sea parte de nuestras preocupaciones y urgencias.

Como empresario, he seguido los debates en torno a la Alianza del Pacífico (AP), acuerdo suscrito entre México, Colombia, Perú y nuestro país. Somos vecinos, competimos, pero tenemos algo fuerte en común: nuestra vocación compartida por convertir a la costa del Pacífico en motor de desarrollo. En menos de dos años, estos cuatro países han establecido las bases de lo que potencialmente es un gigantesco bloque económico. Con una población agregada de 210 millones de personas y un PIB que alcanzaría a los US$ 3 billones (medidos en paridad de poder de compra) durante 2013, sería la sexta mayor economía del mundo. Se trata de un paso inédito en nuestro continente, por su rapidez y alcance, y que pronto liberará de aranceles a más del 90% de los productos.

Su actual relevancia y sus proyecciones futuras sorprenden. Más aún cuando es un esfuerzo precoz que ha evolucionado rápidamente. Cabe recordar que esta iniciativa comenzó a dar sus primeros pasos a fines de la década pasada entre los entonces mandatarios de Chile y Perú, esfuerzo que fue continuado por sus sucesores y al que prontamente se sumaron México y Colombia. Se desarrolló en torno a una visión común sobre la integración económica, que se plasmó en un acuerdo de libre comercio profundo, completo y de última generación, "no tradicional", que buscaba alcanzar progresivamente la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. El eje de esta asociación es su proyección al Asia Pacífico, el bloque de crecimiento más grande y vigoroso del planeta, cosa que a los electores se les debería explicar en profundidad.

Hoy la AP les brinda una gran oportunidad a las pequeñas y medianas empresas. Ellas tienen la posibilidad a corto plazo de acceder con un doble clic a una gran Páginas Amarillas Digital que abarca a 210 millones de personas, cientos de miles de proveedores y millones de clientes de todos los tamaños, para así competir con mayor posibilidad de éxito en el comercio mundial, y de ese modo crecer, generar más empleo e incentivar más productividad, permitiéndoles acceder al talento, insumos y capitales provenientes de los otros países miembros.

Creo que así como nuestro país se alegra y se siente orgulloso cuando conseguimos éxitos deportivos a nivel internacional, deberíamos sentirnos de la misma forma por los logros que hemos alcanzado en nuestra integración con el mundo. A pesar de ser una nación pequeña, somos respetados en los distintos foros internacionales y multilaterales, y admirados por los éxitos que hemos alcanzado en apertura a los mercados y atracción a la inversión extranjera. Pienso que el mundo político debe incluir esta materia en su conversación con la ciudadanía, convirtiéndola en una de sus preocupaciones centrales junto a los otros temas prioritarios, ya que solo así aseguraremos que Chile alcance el pleno desarrollo.

Jorge Rosenblut
Presidente de Endesa Chile

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