Una historia de desadaptados
donde nadie parece encontrar su lugar en el mundo.
Unos tienen serios problemas con la autoridad,
con los procedimientos que sus responsabilidades exigen
y con el control de sus impulsos.
Otros, aunque controlan sus impulsos
y conocen sus responsabilidades,
tiene serios problemas
para manifestar sus sentimientos
y, por lo tanto, para establecer vínculos.
El enemigo, en rigor no es simplemente
un criminal, sino un marginado, que lucha
por la sobrevivencia de su grupo de pares.
Las desventuras de estos personajes,
en que uno se equivoca,
pelea con sus amigos,
lee mal a sus enemigos
y arriesga constantemente la vida de su gente;
al que todo, o casi todo, le resulta mal,
y el otro, en cambio,
aunque con mejor tino y juicio,
su frialdad lo convierte
en un ser incomprendido
la mayor parte del tiempo.
Como tensión argumental,
a la gente le interesa más
que estos personajes
se lleven a las patadas con todo(s)
en lugar de esos que están interesados
en caerle bien a todo el mundo...
¿Chile?, ¿la calle?, ¿su clase política?, ¿la Araucanía?…
No, un extracto de una crítica de cine de Star Trek de Ernesto Ayala.
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