"No parece aconsejable usar y cuidar las finanzas y el prestigio del estado en forma diferente de como cuidamos nuestra propia reputación, salud y patrimonio..."
Cuentan que a un abogado le preguntaron ¿cuánto era 2 más 2? pensó un momento y contestó: "me podría repetir la pregunta por favor". La misma pregunta se la hicieron a un ingeniero, pensó un momento y dijo "4, pero se lo confirmo más tarde una vez que lo haya comprobado", finalmente le preguntaron a un contador, caviló un segundo.... miró a su interlocutor y socarronamente contestó "cuántos quiere que sean".He tratado de seguir la polémica del censo y cada vez la encuentro más obscura y tragicómica. Es como si hubieran metido a un abogado un contador y un ingeniero en la juguera y hubieran sacado la peor combinación de los 3.
Cuando estas cosas ocurren, normalmente hay manos moras. Todos en nuestro Chile querido tenemos algún conflicto de interés o una hachita que afilar y este censo parece no ser la excepción. Este censo "le lleva", un director, que con credenciales técnicas impecables, o se le olvidó lo que sabía o es víctima de una maniobra política impresentable; un par de empleados del INE que o son desleales o son patriotas; una comisión ad hoc de cuyos miembros -ahora nos enteramos- no serían expertos y menos habían hecho un censo antes: que tendrían conflictos de interés y un claro sesgo político opositor. Esta comedia de enredos técnico-políticos sería divertida sino fuera en serio y eventualmente muy cara para Chile.
Al Presidente Piñera se le olvidó lo que era el llamado "Control" en las sociedades privadas, y cada vez que su gobierno nombra una comisión para hacer algo pone mayoría opositora. Si una cosa deberían haberle aprendido a la dama del silencio es que cuando se nombra una comisión, uno se asegura tener mayoría en ella. Esto les pasa por tratar de alimentar al cocodrilo en la esperanza que no les coma la mano...
Ronald Reagan la tenía clarita, cuentan que cuando llegó al hospital después de recibir 3 balazos en el atentado que casi le cuesta la vida, con ese sentido del humor tan característico suyo, mira a los doctores a punto de operarlo en el quirófano y les dice con una sonrisa: "espero que sean todos republicanos".
Hoy la comisión ad hoc revisora del censo nos dice que el censo no sirve y debe hacerse de nuevo. Los detractores acusan, conflictos de interés, sesgo político, y deficiencias técnicas en el análisis. Yo he tratado de seguir la polémica pero ya me confundí entero cuando escuché que si se hubiera hecho una comisión como ésta para investigar el censo del 2002 se hubieran detectado defectos peores, lo cual para mal de males me resulta verosímil.
Como de censos no entiendo pero de tonteras sí, cuando alguien me dice que todo un trabajo enorme y caro está mal hecho y que tengo que rehacerlo entero de nuevo lo que me significará algo así como 60 millones de dólares y 5 años de trabajo, no me parece un gasto innecesario, sino más bien una inversión, contratar una segunda opinión extranjera. Esta comisión deberá dar confianza técnica a moros y cristianos y deberá decirnos de una vez por todas si el censo tiene recuperación o hay que efectivamente tirarlo a la basura, pero por razones técnicas y no políticas.
A nuestro querido futbol, relataba Julito Martínez, ya le ocurrió en el pasado, perder confianza en la imparcialidad de los jueces y tuvo que recurrir a árbitros extranjeros independientes e imparciales que con algo de distancia y mesura dirigieran la trifulca futbolística nacional. Ahora parece del todo aconsejable hacer lo mismo con nuestro censo.
Conozco mucha gente que cuando va al doctor y le dice que está bueno y sano sin siquiera examinarlo se va feliz para la casa con su diagnóstico y prefiere ni plantearse la duda sobre la profundidad y rigor del diagnóstico. No conozco a nadie sin embargo que cuando le encuentran una enfermedad grave, y le dicen que debe iniciar un tratamiento largo, caro y doloroso, no pida una segunda opinión. No parece aconsejable usar y cuidar las finanzas y el prestigio del Estado en forma diferente de cómo cuidamos nuestra propia reputación, salud y patrimonio.
La evidencia que existe dista mucho de un boicot y es muchísimo más cercana a un Director inescrupuloso que creyó estar tomando decisiones en su campo en vez de una Institución Pública, haciendo caso omiso a todas las reglas de administración pública existentes y a las buenas prácticas internacionales.
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