Limpiando el Manquehue

por Adolfo Dell' Orto Selman 

http://blogs.lasegunda.com/deportes/2011/10/07/limpiando-el-manquehue.asp

El cerro Manquehue –lugar de cóndores, en mapudungún—, de 1.635m, es una joyita enclavada en medio de una bulliciosa y ajetreada ciudad. Es un verdadero encuentro con la montaña, con uno mismo y con quién sea y a pocos pasos del mundanal ruido de la vida citadina. Por lo mismo, atrae a mucha gente: deportistas entrenando, trekkeros de fin de semana, montañistas, familia y… tontitos. Sí. Tal cual: tontitos, y con todas sus letras. Esa gente que se da el trabajo de subir un spray para dejar testimonio de su ascenso en una roca o lo que encuentre por ahí. Inmortales baratos que buscan graficar sus sucios pasos para ser reconocido en la posteridad. ¿Cuál es la idea? Subir tiempo después y jactarse de que aquel rayado le “pertenece” Triste.

Pero, hay gente motivada y, sobretodo, desinteresada, que sólo busca recuperar lo perdido. Tener un cerro tan cerca y al alcance de muchos –aún no cobrar por subir, eso ya es destacable–, es un verdadero deleite para quienes gozan con sudar la gota gorda en sus escarpadas y duras laderas. Un espacio para uno que no requiere gran despliegue logístico. Sólo ganas. Y, esta gente, haciendo un llamado a la conciencia, realizó algo que todos reclamamos pero que poco llevamos a cabo, (perdonen lo autorreferente, pero alguna vez lo hice en el cerro La Campana, pero solo): “¿limpiemos las rayadas rocas del Manquehue?”. Y el llamado tuvo eco.

Andesgear, tienda especializada en montaña y preocupada por el rápido deterioro del entorno del Manquehue, convocó a un grupo de gente a que dedicara un breve tiempo de su merecido fin de semana para ir a trabajar para que generaciones futuras no tuvieran de qué avergonzarse

Esto es un resumen de la actividad enviado por Ismael Mena Valdés, de Andesgear: “Nos reunimos 40 personas a las 8:30 al final de Vía Roja (Lo Curro). Nos dividimos en cuatro grupos de manera de poder cubrir efectivamente toda la ladera superior. Cada grupo tenía asignado un sector. Una vez que un sector de la ladera quedaba listo, esas personas partían a la cumbre a seguir limpiando. En el proceso se nos unieron unas diez personas más que habían ido a subir el cerro y que se encontraron con esta actividad. Como teníamos materiales de sobra no hubo problema en incorporarlos. Los distintos grupos se mantuvieron siempre comunicados por radio. Hasta las 13:30 estuvo todo el grupo dedicado a limpiar. El balance final fue que se borraron unos 70 rayados en total, prácticamente el 100% de los rayados que había en la ladera y algo así como el 60% de los rayados de la cumbre. Como materiales usamos diluyente y cepillos metálicos. Para haber eliminado el 100% básicamente se requería más horas hombres de limpieza. Es un trabajo de paciencia”.

Y agrega: “Algo digno de destacar es que esta iniciativa fue de muy bajo perfil, básicamente congregando a usuarios del cerro. Un cartel que fue colocado al inicio del sendero varias semanas atrás anunciaba esta actividad e invitaba a sumarse, dejando un email de contacto. La respuesta fue súper buena, demostrando que hay un núcleo importante de usuarios que están preocupados por el progresivo deterioro del cerro. El rayado es uno de las maneras en que se está deteriorando el cerro. La erosión del terreno por no contar con buenos senderos bien demarcados probablemente sea la mayor. También ocurre que algunos visitantes inescrupulosos talan árboles para hacer fogatas”.

También señala la necesidad de generar senderos únicos para evitar el avance de la erosión debido a la apertura de caminos alternativos absolutamente innecesarios.

Esto mismo lo había planteado —el feo que escribe— mediante esta columna un par de años atrás, pero poniendo el caso del cerro Pochoco, cada vez más visitado pero a la vez tremendamente degradado debido al poco y nada de cuidado que recibe. 

Y está ocurriendo en otros cerros a la misma velocidad mientras reciban más visitas.

Pero, y para no desviarnos del tema inicial, vengan mis felicitaciones para esta gente que sólo motivados con su conciencia y destinando su valioso tiempo libre, se acercaron a la montaña para trabajar desinteresadamente para que a futuro este verdadero paraíso en medio de la ciudad pueda ser un oasis entre torres, edificios, tendidos eléctricos, super autopistas, TAG y otros.

Y es un ejemplo a imitar en otros cerros, como la anteriormente mencionada La Campana. Aunque sería mejor no rayar.