por Héctor Soto
Publicado en el Diario La Tercera el 5 de diciembre de 2009http://blog.latercera.com/blog/hsoto/entry/somos_lo_que_vemos
Si es cierto que somos lo que comemos, como el naturismo lo viene
diciendo desde hace ya más de un siglo, entonces en términos de
ontología fílmica podríamos llegar a ser, ni más ni menos, lo que
vemos. Qué horror, teniendo en cuenta lo que hemos visto este año en
la cartelera cinematográfica local. No se trata de lamentar sus
actuales estándares por el puro gusto de gimotear en público, práctica
tan extendida como patética en los días que corren, donde se junta el
infantilismo ciudadano con la tendencia mórbida a la victimización. El
problema podría ser más serio en términos antropológicos: si seguimos
consumiendo tanta basura cada vez que vamos al cine, no sería raro que
termináramos convertidos en basura pura. Quizás estamos yendo para
allá y no nos estamos dando cuenta.
Es fácil decir a este respecto que antes las cosas eran distintas.
Efectivamente lo eran. Pero lo que corresponde no es la nostalgia,
sino la pregunta de qué diablos podríamos hacer para tratar de mejorar
un poco las cosas. A estas alturas no tiene mucho sentido la vuelta
atrás. La globalización y los sucesivos desarrollos y estallidos de la
industria de las comunicaciones cambiaron por completo los supuestos
bajo los cuales las películas se pensaban, se filmaban, se exhibían y
se veían. El fenómeno que hasta los años 60 o 70 constituía el cine se
parece poco al de hoy, al punto que la cartelera, que siempre fue la
mar donde desembocaban todos los ríos, ahora no pasa de ser un lago o
una piscina donde desaguan sólo algunos. Existen otros ríos y otras
desembocaduras: el dvd, internet, los festivales, los sitios de
descarga, el tráfico entre las hermandades cinéfilas…
¿Significa eso que llegó la hora de desertar de las salas de cine y
entregarlas definitivamente a los bárbaros? Hay quienes ya lo hicieron
y están felices. Ven cine en sus covachas a la hora que se les ocurre
y comentan la película con el colombiano o el indonesio con el cual a
través de msn se enfrascaron en una apasionante discusión sobre la
historicidad del cine de Apichatpong Weerasethakul. Fantástico. Lo
pasaron regio. ¡Váyanse a la punta del cerro, entonces, con 2012 y las
estupideces exhibidas este año! Es una manera de mirar el tema. Aunque
ya no sea la instancia colectiva de sociabilidad de otra época
-instancia de pedagogía, de educación sentimental y de discusión
intelectual- salvemos mejor las camas y sigamos viendo cine. Y
aprovechemos porque ahora hay más que antes.
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