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HISTORIAS DE PERDEDORES...


Renace Juan Harting
por Sabine Drysdale
Diario El Mercurio, Wikén,
viernes 18 de marzo de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/03/18/wiken/_portada/noticias/4249604D-1ABC-4BAA-9E3D-61D093D6FE59.htm?id={4249604D-1ABC-4BAA-9E3D-61D093D6FE59}

Juan Harting: Me gustan las historias de perdedores. Tienen mucha más
vida, más claros y oscuros. En el fondo, el mundo son puros
perdedores, los ganadores son re pocos...

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Con "El almacén", una sitcom sobre perdedores, quien fuera el
productor de televisión más exitoso del país y luego protagonizara la
quiebra más estrepitosa y amarga de la industria renace en las
pantallas de UCV Televisión. "Estoy en el mismo lugar que antes",
asegura.

Fue una coincidencia. Dos hombres con las revisiones de kilometraje
vencidas, se encuentran cerca de las ocho de la mañana del 25 de mayo
de 2010 en un taller de la Volkswagen en Viña del Mar. Juan Harting y
Enrique Aimone no se han visto hace años.
-Hola Juan, qué cuentas.

(Hace un par de meses, Juan Harting lo había llamado por teléfono a su
oficina en la dirección ejecutiva de UCV Televisión, pero estaba en
viaje de negocios).

-Quería hablar contigo -le dice Harting.
-Genial, ¿tienes tiempo ahora?
-Todo el tiempo del mundo. Estoy cesante.

-¿Te gusta caminar?

Esa mañana, Juan Harting y Enrique Aimone cruzan caminando,
prácticamente Viña del Mar completo, desde la calle Quillota con 11
Norte hasta Agua Santa con Viana. Hace frío, el aire está seco, y
abrigado con una chaqueta de cotelé y una bufanda -quien fuera el
productor más exitoso de la televisión chilena- mientras esquiva hojas
secas, relata lo que quedó de su vida profesional, tras el paso de la
"tormenta perfecta", la metáfora que le gusta usar a Juan Harting para
explicar la quiebra de su empresa, Roos Film en 2009.

Se conocieron a fines de los noventa, en Televisión Nacional. Enrique
Aimone era secretario general de TVN, mientras que Harting producía
para ese canal, junto a su entonces amigo, el director Cristián
Leighton, "Los Patiperros", la serie documental sobre chilenos en el
extranjero que lo lanzó a la fama y que inició la exitosa historia de
Roos Film.

Pero esa amistad se terminó y no se hablan hace diez años; "es una de
las grandes penas en mi historia audiovisual", dirá luego Harting.
Roos Film, por su parte siguió un camino ascendente, con decenas de
producciones para cine y televisión. Fue una empresa nunca antes vista
en la TV chilena: Entre 2006 y 2007, esta productora llegó a vender 8
millones de dólares anuales, emplear a 250 personas, a hacer siete
producciones en paralelo y completar 500 horas de ficción al año.
Llegaron a ser más grandes que cualquier área dramática. Además tenían
la licencia para hacer remakes de series del canal estadounidense
Sony: "Casado con hijos", "Tres son multitud" y "La Nany" fueron
algunas de las que produjeron para Mega.
En esos tiempos Harting estaba tan arriba, que se sentaba en la mesa
con los ejecutivos de los canales de televisión y se iba cincuenta y
cincuenta. Financiaba cincuenta por ciento de los costos y ganaba el
cincuenta por ciento de los ingresos publicitarios.

Eran años en que se atrevía a tomar el teléfono, llamar al Hotel
Sheraton, y preguntar por la habitación del "señor Moore", Roger
Moore, el 007, de paso por Chile, quien le contestó, lo invitó a tomar
una taza de té y aceptó leer uno de sus guiones.

Pero inesperadamente en 2009 quebró, arrastrando una deuda de tres mil
millones de pesos, dejando a decenas de actores, productores,
camarógrafos cesantes y con quince páginas de protestos en su informe
comercial como empresa y otras siete en el de Harting como persona.

Esa mañana del 25 de mayo de 2010, luego de más de una hora de
caminata por las calles de Viña, llegaron hasta las oficinas de UCV
Televisión, un canal pequeño, de bajo presupuesto: una antena rodeada
de construcciones hechas de a poco, adosadas sin lógica
arquitectónica, cruzadas por pasillos y recovecos, con oficinas
desordenadas, sillas plásticas y monitores de los que sólo se
encuentran en este lugar y en plantas de reciclaje. Ahí, ese día de
otoño lleno de casualidades, se gestó el regreso de Juan Harting a la
televisión chilena, y el nacimiento de una modesta área dramática en
el canal de Aimone. Hace dos semanas se estrenó "El Almacén", una
comedia de situaciones ambientada en La Florida, la comuna de su
infancia, sobre cuatro amigos -Willy (Enzo Gnecco), Jacky (Valentina
Zamorano), Larry (Francisco Mancilla) y Pepe (Giovanni Caffi)- que han
fracasado en sus carreras y que, sin muchas perspectivas de vida,
deciden poner un almacén. Se emite de lunes a viernes a las nueve de
la noche, cuando el resto del mundo transmite noticieros centrales.
Enrique Aimone, un David de la televisión, se enfrenta a los Goliat
usando la teoría de la contraprogramación. Y ha tenido éxito, con un
costo por capítulo del 5% de lo que gasta un canal grande, han logrado
mantener su rating en un horario muy difícil y han aumentado el rating
comercial, con una gran participación en el segmento de adultos
jóvenes ABC1, según dice Harting.

Historias de perdedores

Deben ser las tres de la tarde. Es lunes. El set de "El Almacén" está
vacío. Hay tres escenografías, el mostrador y sus repisas llenas de
aceites y arroces, el de una vieja fuente de soda tapizada de pósters
de Huachipato -el equipo de fútbol de Harting- y la del living de la
casa de la polola de uno de los protagonistas. En los sillones rojos
de ese living, está sentado Juan Harting, un hombre de 46 años, alto,
de barba y mirada melancólica. Incluso cuando sonríe, Juan Harting,
tiene los ojos tristes.

Sobre la trama de "El Almacén", dice:

-Me gustan las historias de perdedores. Tienen mucha más vida, más
claros y oscuros. En el fondo, el mundo son puros perdedores, los
ganadores son re pocos.

Harting conoce ambos lados. Hoy intenta volver a situarse entre los
ganadores. Enrique Aimone ve en esto la típica trama hollywoodense:
- Juan tiene una historia de héroes, los héroes se construyen desde
muy de abajo, subes, luego te caes, caes muy abajo y tu resurrección
es siempre más arriba de donde partiste.

Harting es hijo de padre y madre alemanes, quienes llegaron a Chile
escapando de los desastres geopolíticos del siglo pasado. Es el menor
de cuatro hermanos. Su padre, fundador de la empresa química Harting,
murió cuando él tenía 14 años. Su madre, traductora dramatúrgica, fue
una de las personas que lo introdujo en el mundo del cine. Su infancia
completa la vivió en el paradero 14 de Vicuña Mackenna, en La Florida,
la comuna donde se ambienta "El Almacén". Estudió Ingeniería Civil en
la Universidad de Chile. Sobrevivió no yendo a clases, leyendo
novelas, mirando películas y practicando kung fu. Se casó dos veces
con dos mujeres ligadas a la televisión, tiene cinco hijos. Vive hace
ocho años en Tunquén, hacia donde escapó un invierno por el smog de
Santiago y donde se ha refugiado de la tormenta. No tiene TV en su
casa.

-¿Hacía tiempo que no escribía?

-Nunca paré de escribir.

Después de la quiebra, Harting hizo un par de largometrajes de
películas basadas en novelas de Kurt Vonnegut, un escritor
norteamericano, su escritor favorito. Acaba de terminar el documental
"A man without a country", que va a entrar al circuito de festivales.
También, en los tiempos muertos, reconstruyó el árbol genealógico de
su familia paterna hasta 1785 y entendió porqué sobrevivió a la
ingeniería y terminó en el cine y la televisión: el 90 por ciento de
sus ancestros eran actores.

-¿Qué de autobiográfico tiene "El Almacén"?

-Harto, hay harto de varios amigos míos ahí. Está el barrio, la cosa
del almacén que es algo iconográfico, que tiene una vida que es muy
rica. Yo tenía una nana que me quería mucho, Inés. Pasaba todo el día
con ella y me llevaba de paseíto al almacén de la mano. Caminábamos 10
cuadras, y llegábamos a una calle que en el fondo era Vicuña Mackenna
y estaba el almacén. La idea del almacén me remontó mucho a esa época.

-Está en UCV TV, un canal chico, ¿era muy difícil para usted volver a
los canales grandes?

-No para nada, he tenido contacto con todos los canales, pero las
cosas se dan como se dan y se dieron así. Tampoco es que lo haya
buscado, se dio nomás. Acá tengo todo lo que requiero para trabajar.
Ha sido muy agradable, y para mí era muy importante tener un equipo
joven y que fueran de la Quinta Región, eso me lo autoimpuse como
meta, es un aporte neto, es hacer industria en la región.

-Fue tan sorpresivo que una empresa como Roos Film haya terminado tan
mal, cuando tenían esa imagen de programas tan exitosos.

-Mira, es la tormenta perfecta, lo que ocurrió. Lo cuenta así:

-Desde que termina "Casado con hijos", estuvimos más de un año sin
actividad. Pasamos de un correr muy rápido y bien, a estar
completamente detenidos con un tremendo costo fijo y sin la
posibilidad de disminuirlo, porque para eso tienes que indemnizar, y
si no tienes la plata no puedes hacerlo. Estábamos siempre esperando
partir de nuevo. Además veníamos saliendo de un proyecto, "Fortunato",
la telenovela que hicimos para Mega y que fue bastante deficitaria
para nosotros.

Eran los tiempos en que Harting corría con 50% de los costos. Y en
"Fortunato" no hubo utilidades.

Sigue:

-Y cuando nos estábamos levantando con un montón de proyectos nuevos,
pienso, "nos salvamos, vamos a salir de esto", viene la crisis
internacional, una externalidad absoluta que a nosotros nos cayó por
dos aristas, porque teníamos una actividad internacional muy fuerte
(distribuía material de Sony Pictures) y en Estados Unidos la
televisión literalmente se detuvo. Y producto de la crisis
internacional, en Chile se produce una crisis financiera y se empiezan
a acelerar todos los créditos, nosotros como estábamos endeudados, se
nos aceleran los créditos. Nos estábamos recuperando y ¡bum! viene
esta cuestión que fue como una ola gigante. Ahí comienza la caída que
demora, no sé, 6 meses, 6 meses en los que tratamos por todos los
medios de salvar la empresa.

-Lo mínimo que se ha dicho de usted es que es un sinvergüenza.

-O sea, de todo. Hay gente que te trata así de mal y otra gente que te
trata todo lo contrario. Me tocó vivir de todo, me tocó encontrarme
con mucho cariño y también con muy poco cariño.

-¿Creció desmedidamente?

-No. Tuvimos un crecimiento sostenible y estable en el tiempo. Pero
sí, estábamos en un modelo de negocios muy agresivo en un momento en
que la economía estaba pujante. Hubo un apretón previo a la crisis y
luego vino la crisis.

-Debió haber cerrado en ese momento.

-No podía. Estaba amarrado de manos. No había para dónde salir, el
único camino posible era seguir adelante. No tengo el número fresco,
pero creo que la cantidad promedio de tiempo que quedamos debiendo no
pasan las cuatro semanas de sueldo. Obviamente lo ideal hubiera sido
pagarlo todo. Quebrar es súper fuerte especialmente cuando partes con
un negocio de cero y es bonito y es exitoso, florece y de repente se
va todo a las pailas. Es una cosa muy triste. Me afectó muchísimo
anímicamente. Me provoca mucha pena.

-¿Cómo lo soportó?

-Con mucho amor. Mi señora se lo vivió de la mano conmigo, cada
centímetro que recorrí fue de la mano- dice emocionado.

-Pero no lo destruyó.

-Pero es que sabes, al final te das cuenta de que la vida está tan
llena de cosas terribles y uno siempre piensa que uno tiene el
problema más espantoso de todos.

-¿Qué perdió?

-Todo. Departamento, terrenos, mi casa. Quedé en pelotas en la calle,
tal como salí de la universidad, pero con cinco hijos.

-Y su vida social. La gente se aleja de los que caen en desgracia.

-No me ha tocado eso, pero es cierto que vivimos en una sociedad
movida por el éxito económico y cuando le quitas éxito y, para peor,
se transforma en fracaso absoluto, obviamente te baja tu score total.
Eso se vive todos los días. Pero en términos sociales no me ha
afectado porque no tengo términos sociales, soy bien huraño, la vida
que hago gira en torno a esto y si no es esto, gira en torno a algún
guión.

-¿Cuál es su mundo?

-Son mis historias, mi equipo de trabajo, mis hijos, los adoro, mi
señora, mi vieja, que tiene 91, está en cama, no se levanta, y la voy
a ver 2 o 3 veces a la semana. Ese es mi mundo.

-¿Terminará algún día contando su propia historia?

-No, para nada. Capaz que sea una lata mi propia historia, no me dan
ganas de escribirla, ahora al menos.

Juan Harting se para del living y camina hacia el set donde está el
mostrador. Se sienta en una silla plástica, y frente a un monitor en
extinción, en un pasillo convertido en switch, mira cómo los cuatro
actores jóvenes del puerto que descubrió para esta serie tras 4 meses
de castings, echan garabatos de grueso calibre para relajarse antes de
que el director, un joven con el pelo fijado a lo mohicano, sentado a
su lado con fonos, dice: acción y "El Almacén" cobre vida.

-¿Le gustaría volver a donde estaba antes?

-Estoy en el mismo lugar que antes.

Las escenas son chistosas, pero la mirada de Juan Harting sigue siendo triste.

1 comentario:

  1. La gente se aleja de los que caen en desgracia. -No me ha tocado eso, pero es cierto que vivimos en una sociedad movida por el éxito económico y cuando le quitas éxito y, para peor, se transforma en fracaso absoluto, obviamente te baja tu score total

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