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Días de cholguán


Esto se descubre sin auditoría, porque es evidente que los pasillos y
el patio de luz, antes de los camarines del estadio Monumental, no son
seguros.
La solución temporal sería instalar unas planchas de cholguán. Se
cortan con serrucho y pulen con lija en alguna barraca del sector, y
se les pega a la reja, para que los rivales no se vean y con eso
evitan morisquetas y miradas de odio. Siempre podrán gritarse, eso sí.
Para disimular el cholguán y darle tono amable, se deja crecer el
verde: ligustrinos, enredadera y flor de la pluma.
La solución es mala, pero no se puede esperar demasiado de unos
dirigentes que hace unas semanas colaboraron con una actividad
bautizada como el arengazo.
¿De dónde viene el arengazo colocolino?

De los banderazos para la Universidad de Chile.

¿Quiénes permitieron la existencia de arengazos y banderazos?

Los dueños del afrecho, es decir, dirigentes que se hacen los lesos y
reparten migas.

Todo esto partió hace unos años, cuando un entrenamiento de
Universidad de Chile, previo a un clásico, fue invadido por fanáticos.
Ingresaron, rompieron barreras, superaron forcejeos y finalmente
fueron aceptados por dirigentes que pasan plata para la micro, lucas
para el bombo, entraditas de cortesía y lo otro es propina.

Hasta se le colocó nombre: banderazo, gracias a la manga ancha que
patentó un hecho que proviene del reino de lo inútil, un lugar con
poco por hacer y nada por pensar.

Para esta gente no existen topes de horario ni jornadas laborales,
porque siempre pueden, debido a que la U o el Colo son lo único y más
grande, están por sobre todas las cosas conocidas y por conocer, son
pasión, sentimiento, entrega y ese blablá que está bueno para un vals
llorado, por un ratito nomás, o para conversación de entonados.

Un banderazo para once gladiadores azules, en beneficio de los
fanáticos que lucen sus tatuajes, donde se ven clarito los chunchos
entre las estrías y las marcas de las vacunas.

Un arengazo para once guerreros albos, con esa mezcla de banderas
teñidas, fluidos humanos, alaridos y garabatos.

Inventos recientes y peligrosos, que incentivan el fanatismo ocioso,
calenturiento e irreflexivo.

Ni Colo Colo ni Universidad de Chile merecen y necesitan estos
arengazos y banderazos.

Las instituciones se hacen viejas con dignidad y respeto, y para eso
hay que cuidar los símbolos y darle categoría a los rituales.

No hay nada digno ni respetable en esos shows de cholguán, sin nobleza
ni tradición, cuyo único propósito es terrible de ordinario: calentar
los partidos.

1 comentario:

  1. No hay nada digno ni respetable en esos shows sin nobleza ni tradición, cuyo único propósito es terrible de ordinario: calentar los partidos...‏

    ARTICULO RECIBIDO POR A.C.
    PUBLICADO POR UU.GG
    COMPARTIDO POR C.U.

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