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Felipe Cubillos El hombre que quiso ser héroe

Su lado más desconocido, su búsqueda por trascender. el libro sobre Felipe Cubillos El desafío de un hombre que quiso ser un héroe, del periodista Eduardo Sepúlveda (Mercurio Aguilar) que se lanza el 5 de diciembre, revela las facetas del empresario muerto en Juan Fernández hace tres meses y que semanas antes de morir dijo a sus colaboradores que "Desafío se ha transformado en algo enorme, sólo necesita un mártir para entrar en la inmortalidad". Aquí, un extracto del primer capítulo.   
 Felipe Cubillos no fue del tipo de padres que les cantan canciones de cuna o les leen cuentos a sus hijos en las noches para ayudarlos a conciliar el sueño. No, él prefería inventarles sus propias historias. 

Cuando se las relataba, cambiaba su tono de voz rasposa y gesticulaba exageradamente con sus manos huesudas. Sus cuatro niños abrían los ojos y se imaginaban que tomaban parte de los hechos que describía con todo tipo de detalles el padre. 

El protagonista de todos los cuentos era siempre el mismo: un personaje llamado Chumango Cubillos (y su perro). 

Es posible que la saga de ficciones nocturnas creadas por Felipe Cubillos hayan estado inspiradas en la historieta belga Las aventuras de Tintín, que se publicó entre las décadas de 1930 y 1970, y daba cuenta de las hazañas de un intrépido reportero de aspecto juvenil que viajaba por el mundo junto a su perro Milú. 

Pero con el tiempo, Chumango Cubillos adquirió un carácter y -más importante- un carisma propio.

Éste no era un aventurero que por azar se veía enfrentado a auxiliar a personas en peligro, sino que su vida giraba en torno a la ayuda al prójimo. Pero tanto Chumango como su creador hubiesen detestado esta manera de poner las cosas. Ellos probablemente habrían dicho que Chumango era un chileno que estaba dispuesto a arriesgarlo todo, hasta la vida, por una causa que considerara noble, trascendente o indispensable (...). 

En una de las grandes inundaciones que vivió Santiago a fines de los 90, a raíz de fuertes temporales de lluvia y viento, Felipe Cubillos, tras ver por televisión que había un sector de la ciudad convertido en un gran lago, cargó su jeep con un bote zódiac y se trasladó al lugar. Estuvo todo el día acarreando personas. Muchos de los beneficiarios de la ayuda nunca supieron quién era él y por qué lo hacía. 

¿Eran Felipe y Chumango Cubillos la misma persona? 

Lo más plausible es que Felipe Cubillos fuese un prototipo de Chumango Cubillos, el primer molde en carne y hueso de ese héroe ficticio. 

Nadie que lo haya conocido bien discreparía con la idea de que en cada cosa que hacía Felipe buscaba la trascendencia. Pero eso no basta para ser un héroe; también hace falta, como se dijo, estar dispuesto a arriesgarlo todo -hasta la vida- por conseguir un objetivo noble, trascendente. 

Con respecto a la muerte, más que desafiarla durante casi toda su vida, como mucha gente puede creer, lo que hizo Felipe Cubillos fue coquetear con ella. No le tenía temor alguno, menos morir en el mar (Prefiero que me coman los peces a que me coman los gusanos, era su frase típica). 

Felipe se había preparado psicológicamente para perder la vida en lo que pensó sería su gran hazaña, la que lo convertiría en una figura heroica y lo inscribiría en los libros de historia: La regata de la vuelta al mundo. Ningún chileno había logrado circunnavegar el planeta en una embarcación a vela y menos en medio de una competencia. Tampoco nadie había cruzado en un pequeño yate el Cabo de Hornos. Lograrlo sería conseguir la "Gloria", con mayúscula. 

Y lo hizo. 

En su libro, Pasión de navegantes, editado poco después de correr la Portimao Global Ocean Race 2008-2009, dejó escritas sus reflexiones respecto de lo que significó esa expedición: 

(...)¿Qué viene después de cumplir un sueño tan potente? Aparecen otros sueños, quizás no tan fuertes como éste, pero sí ligados al deporte, que creo que es donde se dan las grandes luchas épicas hoy en día. Me pregunto cuánto podríamos ayudar a una comunidad si pudiéramos usar el deporte para transmitir esos valores (...). 

Felipe Cubillos había levantado una marina en Puerto Montt, con mayor o menor éxito había realizado múltiples emprendimientos privados, creó la Fundación Imagina (para hacer surgir a personas de sectores vulnerables), había dado la vuelta al mundo en yate... Era una persona relativamente conocida y reconocida especialmente por sus grandes logros deportivos en el ámbito del velerismo. 

Pero no era un héroe, o quizás era sólo un héroe incompleto. (...) Todo cambió el 27 de febrero de 2010, pocos minutos después de las 3:30 de la madrugada. En ese instante, el alma de Chumango Cubillos se encarnó en el cuerpo de Felipe Cubillos.(...). Se dedicó a recorrer Santiago hasta que salió el sol. 

El día siguiente lo pasó pegado al televisor, viendo las imágenes que llegaban desde el sur de Chile, donde la catástrofe había alcanzado su mayor nivel de dramatismo debido al tsunami que arrasó las costas de las regiones del Maule y Biobío. 

En su casa del cerro San Luis, en Las Condes, Felipe parecía una fiera enjaulada. No me puedo quedar aquí sentado sin hacer nada, dijo en voz alta. Tomó el teléfono y llamó a Manuel José Phillips, amigo y compañero de navegación desde siempre. "Coté, ¿me llevarías en helicóptero al sur?", le planteó. 

El 1 de marzo ambos despegaron desde Santiago sin saber exactamente a qué lugar de la zona devastada querían ir. El plan de vuelo les indicó que la autonomía del helicóptero les permitía llegar hasta la localidad costera de Iloca, ubicada a 120 kilómetros al oeste de la ciudad de Curicó. Hasta allá volarían entonces.  

Lo que ven los deja impactados. Felipe lo define como la caída de la bomba atómica en Hiroshima. (...) El 2 de marzo de 2010, Felipe Cubillos decide pedir ayuda a su red de contactos para intentar hacer algo por las miles de personas que perdieron no sólo sus casas, sino también a amigos y familiares durante el tsunami. (...) Dos días después, el jueves 4 de marzo, publicó en la página www.desafiocabodehornos.com -el sitio web donde había quedado el registro completo de su hazaña náutica y que aún usaba para "postear" cuestiones que consideraba relevantes- un texto que hoy podría denominarse el "documento fundacional" de lo que más tarde se transformó en su cruzada solidaria Desafío Levantemos Chile. Lo tituló El temporal más grande de todos, y decía lo siguiente: 

Hola a todos: 

Estamos desde hace tres días en la zona costera del epicentro del terremoto y el escenario es desolador. (...)

Pero como en toda crisis, siempre surgen los héroes, y como suele suceder en la vida real, esos héroes son generalmente personas que no buscan ni la fama ni el reconocimiento, sólo ayudar, sólo hacer el bien.Y he conocido a varios estos días, pero déjenme contarles de sólo uno. 

Él se llama Cristián y es uno de los dueños y gerente general de una empresa de excelencia en el rubro de la construcción de estructuras modulares y que fabrica hoteles y albergues para lugares alejados, especialmente la minería. Lo conozco porque un día decidió que era una buena idea auspiciar al Desafío Cabo de Hornos en su regata de la vuelta al mundo. Hace dos días Cristián estaba en Miami y recibió nuestro mail y han pasado menos de 48 horas y él viene mañana con su equipo de técnicos con una solución para dar techo digno a más de 500 personas y armar 4 policlínicos para ayudar a los hospitales. Y todo va a estar listo en menos de una semana!!!!!! 

En efecto, la primera persona en responder al pedido de ayuda de Felipe Cubillos fue el empresario Cristián Goldberg, quien le ofrece construir un hotel albergue y recintos sanitarios para apoyar a los establecimientos de salud. 

Con la certeza de tener algo concreto, Felipe habla con el alcalde de Licantén (comuna a la que pertenece Iloca), Héctor Quiero. Le dice que su deseo es ayudar a los pescadores a reparar sus botes (...). El jefe comunal agradece la ayuda, pero le plantea que lo más urgente es tener una escuela (...). 

Sin darle más vueltas, Felipe Cubillos ajusta el plan original. El 7 de marzo publica en el blog de Desafío Cabo de Hornos el estado de avance de sus gestiones bajo un sugerente título, que permite intuir lo que le estaba ocurriendo. Se llamó Empezando a soñar. 

Felipe Cubillos aún no lo sabe, pero ya está viviendo el capítulo más importante de su vida, que también será el último. Él pensó que su mayor proeza había sido dar la vuelta al mundo en un yate, pero de a poco se daba cuenta de que esto era algo mucho más grande (...). No sé si se lo imaginan bien, pero en tan sólo 20 días los alumnos de Iloca, Duao y la Pesca ya podrán ir al colegio. (...) Les confieso que hoy día lloré y de seguro el 20, también (...).  

El 11 de marzo de 2010, por primera vez Felipe habló en su blog de Desafío Levantemos Chile: 

Les cuento que tenemos un grupo del Facebook llamado Desafío Levantemos Chile y también Twitter (el nombre se los doy después). Hemos elegido este nombre, pues mucha gente nos pregunta quiénes somos; ahora tenemos identidad!!! 

A las 5 de la madrugada del lunes 22 de marzo, los hijos de Felipe Cubillos salieron desde Santiago para llegar antes de las 10 de la mañana a Iloca. A esa hora estaba previsto que el, a la fecha, ministro de Educación Joaquín Lavín, inaugurara oficialmente el año escolar para todo el país. El lugar escogido: la escuela modular instalada por Desafío Levantemos Chile. 

Al ingresar al pueblo vieron como todos sus habitantes estaban en la calle, en torno a la escuela. Apenas tres semanas antes, el lugar estaba lleno de carteles que pedían agua, comida o sólo "ayuda". Ahora, los improvisados trozos de cartón escritos decían "gracias" (...). 

Si bien el acto era presidido por el ministro Lavín (...) el rock star del evento fue Felipe Cubillos. Bastó que lo nombraran por los parlantes para que se escuchara una larga ovación. 

La misma escena se comienza a repetir en las semanas y meses siguientes en otros lugares del país. Los noticieros se interesan por su labor y la difunden profusamente (...). Felipe recibe llamados de alcaldes de decenas de comunas para pedirle que se fije en ellos y los apoye. Quienes rodean a Felipe Cubillos constatan que tiene una capacidad de trabajo imposible de seguir. Duerme cuatro horas diarias, sus mails aparecen enviados a las cinco de la mañana. Camina kilómetros para hablar con la gente. Viaja a Santiago, habla con las autoridades, lo llaman empresarios y le ofrecen ayuda (...).  

En su entorno todos lo ven como un héroe. O más que eso, porque transmite un aplomo que sólo proyectan los que son inmunes. 

Y es ahí que la muerte lo sorprende, irónicamente, cuando ya parecía haber sido capaz de vencerlo todo. 

Él, que no le temía a la muerte, que le había coqueteado toda su vida, ahora es interrumpido por ella cuando está en la mitad de algo grande. 

Tan grande, que semanas antes de morir, sus colaboradores le escucharon decir que Desafío se ha transformado en algo enorme, sólo necesita un mártir para entrar en la inmortalidad. 

Probablemente no pensó que él y los otros integrantes de "Desafío" que murieron el 2 de septiembre de 2011 en el accidente del avión FACh en Juan Fernández (Joaquín Arnolds, Jorge Palma, Sebastián Correa, Catalina Vela y Joel Lizama) serían los mártires de la causa (...). 

"Sí, Felipe quería pasar a la historia. Entre los motores que mueven al ser humano, que van entre el poder, el amor, la religión, la plata, la gloria, Felipe iba por la gloria. Quería hacer algo para pasar a la posteridad, y que estuviera relacionado con Chile, porque era muy patriotero", dice Gerardo Varela, su amigo más cercano. 

Pocos días antes de morir, Felipe Cubillos concedió su última entrevista. Fue al periodista Francisco Torrealba, de El Mercurio. El artículo se publicó ocho días después del accidente. En él dejó en claro que "Desafío" se había convertido en algo parecido a la razón de su vida. Dijo ahí que ya no le quitaba el sueño correr ninguna nueva regata, ni tenía anhelo alguno en ese ámbito, algo sorprendente viniendo de alguien que hizo, desde los 7 años, de la navegación el centro de su existencia. 

Si de mí dependiera, si no fuera necesario darles la educación que les falta a mis niños, mi sueño no es hacer un nuevo emprendimiento privado, sino que me dedicaría el resto de mi vida al Desafío Chile, que me llena el alma (...). 

La mañana del viernes 2 de septiembre de 2011, Felipe y su hija Sofía conversaban mientras él preparaba un bolso ligero para pasar el fin de semana en el archipiélago de Juan Fernández. 

-¿Me vas a echar de menos si me pasa algo? 

-Papá, qué te va a pasar, has ido cuántas veces a Juan Fernández, te diste la vuelta al mundo... no digas tonteras, le respondió ella, para cerrar el tema. 

"Nosotros ya lo creíamos inmortal", dice hoy Sofía Cubillos. 

Su hija mayor, María Amalia Cubillos Toro, concedió una entrevista a TVN un par de semanas después de la tragedia. Contó cómo su padre había dejado todo de lado para dedicarse a "Desafío". Pero también reconoció algo que a los suyos les había costado aceptar, y es que "los superhéroes también se mueren". 

"Entre los motores que mueven al ser humano, el poder, el amor, la religión, la plata, la gloria, Felipe iba por la gloria", dice su amigo Gerardo Varela.
"Papá, qué te va a pasar, has ido cuántas veces a Juan Fernández, te diste la vuelta al mundo... no digas tonteras", le dijo su hija Sofía.
Felipe se había preparado psicológicamente para perder la vida en lo que pensó sería su gran hazaña: La regata de la vuelta al mundo. 
 

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