Comentario del Evangelio de Hoy
Ven, Señor Jesús
por Patricio Astorquiza Fabry
Capellán del Colegio Nocedal
Diario El Mercurio, domingo 27 de noviembre de 2011
Comienza hoy el tiempo de Adviento,
que cubrirá estas semanas previas a la Navidad.
Por siglos, la iglesia se prepara
para recordar la venida de Jesús.
Y tradicionalmente se habla de tres Advientos,
que se entrelazan para dar sentido pleno a la liturgia.
El primer Adviento es el advenimiento del Mesías,
esperado por siglos por el pueblo de Israel
y prometido por los profetas.
Su cumplimiento tuvo lugar en Belén de Judá,
cuando llegó "la plenitud de los tiempos".
En un período más analítico,
como el actual,
nos recuerda que los creyentes
no seguimos un símbolo mítico
o una serie de especulaciones abstractas,
sino hechos concretos,
como la Encarnación del Verbo.
Y los acontecimientos
que vamos a recordar
en la próxima Navidad
han marcado y marcarán
el curso de la humanidad,
más allá de los altos y bajos
de los ciclos culturales y religiosos.
El Adviento nos invita en primer lugar
a renovar nuestra fe en el Mesías.
Se suele hablar de un segundo Adviento
como la renovación anual de estos misterios,
en el seno de la Iglesia.
Y es lo que estamos haciendo justamente
a partir de este primer domingo.
Junto a los textos
de todas las misas y del Breviario,
aparecen las tradiciones populares
como la corona del Adviento
con sus cuatro velas,
la preparación de los pesebres
en las parroquias y en las familias,
y los árboles y adornos de Navidad.
Dentro de poco se empezarán a escuchar los villancicos.
Alguien podrá decir que la Navidad se comercializa;
pero a la vez las almas piadosas aprovechar
incluso dicha comercialización
para acercarse más a Dios
y recibir bien preparados a Jesús.
Es por ejemplo un buen momento
para purificar nuestro espíritu,
para hacer obras buenas, para perdonar,
y así limpiarnos de todo rencor,
para acercarnos al sacramento de la Penitencia.
Y el tercer Adviento está todavía por llegar.
Jesús ha de venir de nuevo en gloria y majestad.
La historia universal y la de cada persona
sólo serán comprendidas del todo
a la luz de esta segunda venida.
Aquí se aplica la voz de alerta
de la segunda lectura
y del Evangelio de la misa de hoy:
conviene estar siempre despiertos
y no dejarnos adormecer por la negligencia,
la superficialidad y la desesperanza.
En Chile, el Adviento coincide
con la parte final del Mes de María.
Ella ocupó una función central
en ese primer Adviento de la Encarnación.
Nos acompaña en este segundo Adviento de la liturgia.
Y nos anima a desear encontrarnos definitivamente
con su Hijo al final de los tiempos.
Animados por tan buena compañía,
podemos decir con San Juan
y los primeros cristianos:
"Ven, Señor Jesús".
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