Totalitarismo metodológico
Señor Director:
El señor Daniel Loewe ha tenido la amabilidad de contestar mi carta del sábado pasado.
El señor Daniel Loewe ha tenido la amabilidad de contestar mi carta del sábado pasado.
http://www.elmercurio.com/blogs/2014/10/12/25969/Totalitarismo-metodologico.aspx
En ella, sostiene que: (1) no ha usado adjetivos para descalificar la posición de monseñor Chomali, y que afirmarlo se debe a mi falta de comprensión lectora (otra descalificación), y (2) que su posición para igualar el valor de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo con las que median entre varón y mujer proviene, efectivamente, de una superioridad metodológica, pues la de Chomali se basaría en una petición de principios, y la de él en argumentos racionales.
En ella, sostiene que: (1) no ha usado adjetivos para descalificar la posición de monseñor Chomali, y que afirmarlo se debe a mi falta de comprensión lectora (otra descalificación), y (2) que su posición para igualar el valor de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo con las que median entre varón y mujer proviene, efectivamente, de una superioridad metodológica, pues la de Chomali se basaría en una petición de principios, y la de él en argumentos racionales.
Estas son las razones por las que pienso que está equivocado en ambas:
1. En su carta hay un uso indesmentible de adjetivos que buscan menoscabar extraargumentalmente el razonamiento ajeno, clavándole banderillas como si fuera un toro antes de la lidia.
Veamos. (a) Loewe no dice que el argumento de Chomali dé la alarma, sino que es "alarmista"; es decir, que produce alarma, generando un revuelo que, a la luz de sus afirmaciones posteriores, sería innecesario. ¿No es esto una calificación?
(b) Al descartar que la posición de Chomali sea una "homofobia irreflexiva", cabe entender que apoya una "homofobia reflexiva", pero siempre "homofobia". Esta palabra busca homologar, en el estatus semántico, la posición favorable a las relaciones sexuales exclusivas entre varón y mujer con la enfermedad (una "fobia"), y constituye evidentemente una descalificación mañosa, por lo demás muy extendida.
(c) Por último, al afirmar que el argumento de Chomali es una lectura religiosa, y que la Iglesia lucha contra la obsolescencia que la amenaza, no cabe duda de que este también se hace obsolescente.
2. El argumento central es que no se podría pensar un fundamento universal de la conducta humana sin tener que recurrir a revelaciones religiosas, y que dichas conclusiones solo serían intersubjetivas entre los fieles. Así, toda solución universal sería una "petición de principio", y ellos serían los que limitarían la libertad de expresión.
Este prejuicio se origina en la idea de que la filosofía opera al modo de las ciencias naturales, en las que un modelo explicativo reemplaza a otro, el cual perdería entonces validez. Así, la respuesta que explica de qué manera se puede apelar a un fundamento universal de las acciones humanas estaría "superada" por las bases metodológicas posteriores. Sin embargo, la pregunta por el fundamento no puede ser descartada por ninguna respuesta particular, porque es consustancial al espíritu humano. En esto reside lo que he llamado de modo operativo "totalitarismo metodológico": en considerar que, a cierta altura del transcurso histórico del pensamiento, ya no se pueden plantear ciertas preguntas fundamentales, porque estarían suprimidas de entrada.
Es evidente que este método restringe la libertad de expresión, no solo en el foro público, sino también la libertad de cátedra, y por ello me parece que debe ser evitado. La humildad intelectual, lejos de ser un signo de flaqueza, en un académico es probablemente una de sus mayores virtudes.
Raúl Madrid Ramírez
Profesor titular, Pontificia U. Católica de Chile
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