por B. B. Cooper
Diario El Mercurio, Miércoles 14 de Marzo de 2012
http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/cabros-de-14.asp
Tengo un sobrino que vive en el sur y que acaba de cumplir 14 años. Por esas circunstancias de la vida, se ha venido a pasar unas semanas con nosotros, y ha resultado toda una experiencia.
Desde luego, tía Waverly y yo nos dimos cuenta de inmediato de que el chico no lo está pasando bien. A su edad y etapa de desarrollo es un niño en cuerpo de hombre. Esto, entre otras cosas, afecta poderosamente su temperamento y estados de ánimo, que, genialmente, la tía describió como "la geografía de Chile" (imagínese usted la "curva"): planicie costera, cordillera de la costa, valle central, cordillera de los Andes... Y ello, incluso, varias veces en un mismo día.
De otra parte, cualquier regla o norma le parece una afrenta, y toda observación de sano interés correctivo, un abuso cavernario. Y eso en ámbitos tan amplios y disímiles como la urbanidad, los modales en la mesa, los hábitos higiénicos y el cumplimiento de horarios.
En fin, y puede que en esto lleve menos culpa, el "cabro" este, como tantos de su edad, es una sola espinilla en la cara. Pero tía Waverly está encantada. Dice que le recuerda los hijos que nunca tuvo (sic) y, especialmente, esa misma edad mía cuando todavía vivíamos en Worcestershire. Aunque -reconoce- en aquella época la aspiración de los "cabros" era llegar a ser adultos y no permanecer eternamente niños con cuerpos de hombre.
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