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Las matemáticas del divorcio

Hombre soltero busca

por  Gustavo SantanderDiario El Mercurio, Martes 26 de Julio de 2011 
http://blogs.elmercurio.com/ya/2011/07/26/las-matematicas-del-divorcio.asp


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La tarde en que Bill y Sue llegaron a las oficinas de John Gottman, parecían una pareja feliz de recién casados. Ambos eran jóvenes y atractivos, llevaban el cabello rubio alborotado y unos lentes de sol con mucho estilo. Una vez ahí, se les pidió que hablaran sobre algún tema que les haya molestado en su reciente vida de pareja. Se miraron y sonrieron, como si ese tema de discordia aún no existiera. Luego de intentar esbozar algunas ideas, Bill tomó la iniciativa y se mostró un poco disconforme con la mascota que Sue había llevado a casa hace muy poco. Vivían en un departamento pequeño y el cachorro era de tamaño más bien grande. Durante quince minutos los dejaron discutir solos en torno a ese tema, pero la conversación no parecía ser más que la típica discusión que las parejas tienen todos los días. No había arrebatos de ira ni ataques de nervios. Pero a ellos no sólo los estaban grabando en video, sino que además les habían puesto varios electrodos para medir su ritmo cardiaco y un sensor en la silla que registra el movimiento de ésta.
Gottman es autor de un extenso ensayo titulado The Mathematics of Divorce, donde propone que, analizando una hora de conversación entre una pareja, puede predecir -científicamente y con un 95% de exactitud- si ellos estarán casados durante más de quince años. Para eso ha creado un sistema de codificación de "afecto específico" con veinte categorías que corresponden a las emociones que una pareja puede expresar en una conversación. Desdén, actitud defensiva, indignación, queja, tristeza y crítica son algunas de ellas. Una vez revisada la cinta de video y los demás factores, asignan un valor a cada segundo de interacción, de forma que la conversación termina convertida en una secuencia de miles de números que luego formarán una compleja ecuación.
El cuestionamiento de Bill sobre la compra del perro carecía, a simple vista, de hostilidad o enfado; sin embargo, analizando la cinta con más detenimiento, se codificó como "actitud defensiva" pues respondía con quejas a las apreciaciones de su mujer, con el clásico "sí, pero...". Por otra parte, en varias ocasiones, Sue había levantado la vista en una clásica actitud de "desdén" mientras su marido hablaba, hasta que en un momento sentenció "no quiero discutir sobre eso" y repitió el mismo gesto.
Según John Gottman -que no sólo es psicólogo sino también matemático y lleva experimentando con este sistema desde los años ochenta en su "laboratorio del amor"- hay cuatro actitudes especialmente nocivas en una relación de pareja: la desdeñosa, la obstruccionista, la crítica y la defensiva, pero la emoción que él considera más importante es el desdén. Uno puede criticar al otro y esperar en respuesta una actitud defensiva, lo que evidentemente no ayudará a solucionar ningún problema, pero si uno o ambos miembros de la pareja demuestran desdén hacia el otro, ese matrimonio estará en serio peligro. El desdén involucra mirar al otro desde arriba, situándolo inmediatamente en un nivel inferior. Es una actitud de poderío que genera mucho estrés en la otra persona, tanto que puede afectar su sistema inmunológico, ocasionando, por ejemplo, más resfriados de lo normal. Que la persona que amas sea desdeñosa contigo es una carga muy pesada de sostener por mucho tiempo.
Cuando terminaron el experimento, invitaron a Sue y Bill a ver el video de sus quince minutos de discusión y todo lo que vieron allí les pareció divertido, luego se tomaron de la mano, se despidieron y salieron de ahí muy cariñosos. A simple vista, su relación parecía tener un buen futuro. Llevaban muy poco tiempo de casados y vivían esa etapa maravillosa en la que cualquier problema parece insignificante frente al amor que sienten; pero el especialista asegura que todas las parejas tienen un patrón característico, una suerte de ADN que aflorará como un fantasma en cualquier interacción importante. Según él, para que una relación sobreviva, la proporción entre emociones positivas y negativas en un enfrentamiento debe ser de, por lo menos, cinco a una.
Todo esto que se cuenta tan bien en el libro "Inteligencia intuitiva: ¿por qué sabemos la verdad en dos segundos?" me deja pensando en mis relaciones anteriores y en lo bizarro que puede ser predecir el fin del amor.

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