WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Enfermos del chape‏

¿Cambio de chapa?
Luis Larraín 
Diario El Mercurio, sábado 6 de diciembre de 2014

Hay quienes creen 
que los malos resultados 
en las encuestas 
harán que Michelle Bachelet 
rectifique el rumbo de su gobierno, 
moderando las reformas 
con que quiere transformar el país.

Yo lo dudo.

Pese a que las encuestas CEP y Adimark 
marcan el peor apoyo a un gobierno 
en su primer año desde 1990 
y a que muestran a la Presidenta 
con menor grado de adhesión 
que el que tuvo después del Transantiago, 
mi impresión es que ella no modificará su programa. 

Está dispuesta a que el país 
e incluso su popularidad 
sufran daños con tal 
de transformar la sociedad chilena.

La semana pasada, en Enade, 
Bachelet notificó a los empresarios 
que, aunque a ellos no les guste, 
continuará su intento 
de cambiar la sociedad chilena 
hacia una en que el Estado 
tenga un rol mucho más protagónico 
en la vida de todos los chilenos. 

Se trata de un traspaso de poder 
desde las familias, las empresas 
y otras organizaciones de la sociedad civil 
hacia los políticos que administran el gobierno.

Notificación, sinceramiento, 
pérdida de poder de los empresarios, 
varias fueron las maneras 
en que analistas y columnistas 
interpretaron la presentación 
de la Presidenta en Enade 
y la virtual ausencia 
de su ministro de Hacienda, Alberto Arenas. 

Porque si bien es cierto Arenas 
estuvo físicamente presente en Enade, 
e, incluso, pronunció un discurso, 
no se refirió a la situación 
macroeconómica del país, 
rol tradicional de los conductores 
de la política económica en ese foro. 

No lo hizo, en circunstancias 
de que vivimos el peor resultado 
de la economía chilena 
en un primer año de gobierno desde 1990. 

Con ello, confirma 
que no cumple un rol moderador 
en el Gobierno y pareciera estar allí 
porque es funcional al radical 
programa de reformas de Bachelet, 
con prescindencia de los efectos 
que estas puedan tener 
en la alicaída economía chilena.

De acuerdo con esta visión, 
no habrá pues marcha atrás 
en la reforma educacional, 
donde -al contrario- 
se fuerza la marcha 
para aprobar el proyecto 
en actual tramitación 
y consolidar así la pérdida 
de opciones de los padres 
de los niños chilenos 
que ya no podrán elegir 
a su gusto el colegio 
donde se educan sus hijos. 

No habrá marcha atrás tampoco, 
aparentemente, en la "agenda laboral", 
que sigue postulando el fin 
del reemplazo durante la huelga 
y el monopolio sindical. 

La única "concesión" sería 
que ahora, en lugar 
de llamarse reforma laboral, 
se llama agenda laboral; 
un cambio simbólico, 
en cuanto nos notifica 
acerca del límite que tiene 
el Gobierno para modificar 
su plan de transformar 
la sociedad chilena.

Y, lo que sería más impactante, 
no habría marcha atrás tampoco 
en la reforma constitucional.
[3% de los encuestados creen que es necesaria]. 

Luego que desde el interior 
de la Nueva Mayoría, 
en una muestra de alguna sensatez, 
se planteara postergarla para el año 2016, 
un supuesto "cónclave" determinó 
que el cambio constitucional 
se realizaría durante el año 2015.

Contra esta tesis, 
y en base a toda la especulación 
que surgió luego de conocidos 
los resultados de las últimas encuestas, 
se afirma que la Presidenta 
está considerando un cambio de gabinete, 
y ello sería indicativo de su voluntad 
de variar el rumbo de su gobierno.

Un cambio de gabinete 
que no comprenda novedades 
en las carteras de Interior, 
Hacienda o Educación 
sería, a mi juicio, 
una comprobación de la tesis 
de "ni un paso atrás". 

Porque, en definitiva, 
las grandes carencias del Gobierno 
y las razones por las que exhibe 
tan baja popularidad son las reformas 
que se han liderado desde 
los ministerios de Hacienda y Educación. 

El ministro del Interior, por su parte, 
ha aparecido como el gran aliado 
de la Presidenta en su afán 
de transformar la sociedad chilena, 
de una manera y con ritmos 
completamente distintos 
de los que Chile ha conocido 
en los últimos años.

El resultado de las encuestas 
muestra a una sociedad chilena 
que no quiere las reformas de Bachelet. 

Un cambio de gabinete 
con ajustes en otras carteras sectoriales 
aparecería, entonces, como fuera de proporción. 

Es como si después de un asalto 
que arrancó de cuajo la puerta 
de una casa usando explosivos, 
sus propietarios 
decidieran cambiar la chapa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS