WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

La memoria de papel‏

Lanzamiento Un recorrido desde 1900 hasta hoy:
Grandes figuras de la literatura, la historia y el pensamiento que hablaron en "El Mercurio"

A partir del 17 de diciembre estará disponible el libro que recoge las entrevistas y artículos de escritores y humanistas de relieve internacional publicados en las páginas de este diario. Desde Rubén Darío a Winston Churchill, pasando por Pío Baroja, Thomas Mann, Sigmund Freud, Stephan Zweig, Gabriel García Márquez y Philip Roth. Presentamos a los lectores algunos fragmentos escogidos y las reflexiones de Jorge Edwards y David Gallagher en torno al nuevo volumen.  

Diario El Mercurio, Artes y Letras
Domingo 14 de diciembre de 2014
http://diario.elmercurio.com/2014/12/14/artes_y_letras/_portada/noticias/1ABB2B38-5A20-4E3F-87E5-1B1D912863B9.htm?id={1ABB2B38-5A20-4E3F-87E5-1B1D912863B9}
 

La memoria de papel
por Jorge Edwards

No sé cuántos años dura el papel impreso. Pasa del siglo, de varios siglos, con tranquilidad, pero al cabo de una década, de un poco más, adquiere un tono, un color, un aire, un diseño, que son del pasado. La escritura misma, aunque la gramática resista, y uno se pregunta hasta cuándo será capaz de resistir, está fechada, fijada en un momento, y ha envejecido bien o mal, según los casos. Algunos son rimbombantes, acusadores, chismosos. Se fascinan frente al espectáculo social y a la vez se amargan.

Rubén Darío, una primera firma casi inverosímil en este libro, cuenta historias absurdas de sudamericanos en París. El hijo de un presidente de Argentina que pierde trescientos mil francos en una noche de juego. Las niñas del Maxim que explotan a ingenuos millonarios de México, del Caribe, del cono sur. Las señoritas cargadas de joyas, de ojos tiernos, que salen a la caza de títulos de la aristocracia europea, marqueses o duques arruinados. Es un cuadro decadente, absurdo, valleinclanesco. Tiene algo que recuerda al Blest Gana de "Los trasplantados". Don Alberto murió en París en 1920, de noventa años de edad, en plena posesión de sus facultades intelectuales, pero no alcanzó a ser entrevistado.

La boina de Baroja

La lista de personajes es extraordinaria, y podría ser reemplazada por otra lista no menos extraordinaria. Está Maurice Ravel, por ejemplo, pero como no hay chilenos en el libro, Claudio Arrau no figura. Y si está Anatole France, que fue, según se dice, uno de los modelos de Bergotte, el novelista ficticio de "La búsqueda del tiempo perdido", a lo mejor habría sido posible encontrar en alguna antesala elegante a Marcel Proust en persona. En todo caso, los materiales del libro, las entrevistas que se hicieron, los ensayos que se recogieron, son extraordinarios.

Llego a la conclusión de que en el periodismo hay elementos de azar, de suerte, de circunstancia bien aprovechada. Como en la fotografía, elemento esencial del periodismo; como en el apunte y la caricatura. En la publicación encontramos retratos fotográficos extraordinarios, que nunca habíamos visto antes. Por ejemplo, el Gómez de la Serna joven y en su taller, en su torre madrileña, rodeado de estampas, de objetos de colección, de muñecos, de lápices, papeles y pisapapeles. Y un Miguel de Unamuno tendido en su cama, dedicado a una silenciosa, solitaria lectura.

Viajamos en el tiempo. Estos autores de un pasado relativamente reciente se han convertido en leyendas. Sus fotografías son objetos mágicos. Pío Baroja, con una bufanda amarrada al cuello, de boina, levanta la vista de un papel, y parece que va a sonreír. Ha escrito hace poco que América es por excelencia el continente estúpido, pero ha empezado a congeniar, ahora, en su casa del norte de las Vascongadas, con un chileno, Armando Donoso, que le recuerda su frase y que conversa con él en forma civilizada. Armando Donoso, para mi gusto, es uno de los mejores entrevistadores de todo el libro. Consigue romper los prejuicios de Baroja en poco rato.

Maurice Ravel, a todo esto, que tenía fama de vestirse en forma refinada, de usar zapatos de dos colores, está de pie, en un traje a cuadros, con un pañuelo de seda asomado en el bolsillo superior. Es perfecto en su estilo, pianista dandi, compositor único.

Otro detalle que merece mención especial es el de los dibujos, los retratos a lápiz, las caricaturas. En Chile hemos sido eximios en la materia, y no sabemos destacarlo. Habría necesidad de una gran exposición de dibujantes y caricaturistas de nuestro país, chilenos, como Lukas y tantos otros, o extranjeros avecindados en Chile, como Romera. Algún ministro o algún consejero cultural podría hacerse cargo de la idea. No tendría que pedirle permiso a nadie.

Textos indispensables y lapidarios

Me parece interesante esbozar algunas observaciones generales. En las primeras páginas, en los textos y entrevistas más antiguos, abundan los grandes escritores y pensadores españoles: doña Emilia Pardo Bazán, Pío Baroja, Azorín, José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu. Hacia el final, predominan los escritores norteamericanos y de Europa del Este. Los centros de gravedad del mundo contemporáneo han cambiado; la curiosidad de los chilenos ha evolucionado, ha seguido rumbos diferentes.

Baroja, el irascible, el desdeñoso, confiesa a su entrevistador que es amigo de una pareja chilena que vive no lejos del Bidasoa, en la ciudad francesa de Biarritz. Dice que el marido es de apellido Errázuriz. Supongo que hablaba de José Tomás Errázuriz y de su esposa, Elena Huici, la célebre amiga de Pablo Picasso, de Igor Strawinsky, de Blaise Cendrars. Don Pío llegaría una que otra vez y haría mutis por el foro, de acuerdo con su costumbre. Los jóvenes de la época le reprochaban su escepticismo político, su falta de compromiso. Lo acusaban de no creer en nada, y él contestaba: jóvenes, creo en una cosa, ¡creo en la aspirina! El bullicio, los gritos de indignación, aumentaban, pero el novelista aseguraba que cuando tomaba una aspirina, se le quitaban los dolores. Con las teorías, en cambio, no se conseguían resultados comparables.

Conocí en años recientes a un sobrino nieto suyo, Pío de nombre y creo que Baroja de segundo apellido. Me invitó a la Vera del Bidasoa a conocer la biblioteca de su ilustre tío abuelo, pero no fui capaz de aprovechar la invitación. Me contó que el escritor, en vida, había sido objeto de un intento de linchamiento literario. Yo sabía de esas cosas, y el joven Pío, buen observador, lector agudo, me lo decía con intención. No he sabido más de él, y supongo que me he quedado sin conocer la casa legendaria.
Algunos de los textos de este libro recopilatorio son impresionantes, indispensables, lapidarios. Me sorprende mucho que hayan sido publicados en Chile y que los hayamos dejado pasar sin memoria de ellos, o quizá con memoria escasa, insuficiente. El ejemplo superior, el paradigma, es un célebre ensayo de Thomas Mann, ¡En guardia, europeo!

Thomas Mann hace una defensa apasionada, brillante, conmovedora, del siglo XIX, siglo burgués, liberal, de creaciones intelectuales y sociales ambiciosas: siglo de Balzac, de Federico Nietszche, de Ricardo Wagner, y tantos otros. En el siglo XX, en cambio, percibe manifestaciones de barbarie, de salvajismo de todo orden, de pérdida de los valores individuales, espirituales, culturales. Mann sostiene que en su tiempo, en vísperas de la segunda guerra mundial, se tendió a substituir la educación por la propaganda. Escribía esto en diciembre de 1936, y los resultados de la situación, fatales, dramáticos, iban a verse muy pronto. Su ensayo termina de este modo: "la violencia es un principio simplificado por excelencia; nada de sorprendente hay, pues, en que encuentre la aprobación comprensiva de las multitudes". 
Son palabras proféticas, terribles y plenamente actuales. Dan ganas de volver a citar la frase de Baroja sobre América. Lo grave es que aquella frase ahora es aplicable en muchas regiones del mundo contemporáneo, no sólo en la nuestra. Y la lucha por los valores que pregonaba Thomas Mann, ese ¡Identificarse con todo lo que vive! del gran poeta del romanticismo, de Hölderlin, está vigente todavía, todavía se practica, pero desde la minoría y la retaguardia. Por eso, sacar los viejos testimonios de los archivos, entregarlos de nuevo a la lectura, tiene gran sentido.

LEÓN TROTSKI

Una hora con el revolucionario

-La América del Sur presenta para mí un grande interés: ella será un factor decisivo en la lucha contra el imperialismo de los norteamericanos.

-Si no es absorbida antes por el coloso del Norte -le anoto.

-Aún absorbida será un elemento de descontento permanente que causará más de una intranquilidad. (...) No es posible fijar el tiempo en que los acontecimientos se desarrollarán. Él depende -como usted mismo lo hacía notar hace poco- de una serie de factores que no nos es dado conocer; pero, no es menos cierto que el conflicto se producirá a plazo más o menos largo o más o menos corto, según las circunstancias.

Me interroga sobre el movimiento obrero en Chile. Le explico cuál ha sido la actitud de los comunistas y de las organizaciones obreras y las esperanzas que han cifrado en algunas evoluciones políticas del país.

-¿Son arribistas? -me pregunta con gesto de repulsión.

-No. Yo los considero sinceros.

-¡Ah! ¡Son entonces ingenuos! -me dice tristemente.

Entrevista, 12 de mayo de 1929

STEPHAN ZWEIG

1914 y hoy

"En el año de 1914 la guerra había resultado para la verdadera Europa algo remoto, una cosa en que no se acababa de creer y de la que no se tenía una sensación cabal. (...) La gran masa consideraba a la guerra desde hacía tiempo ya como algo increíble, algo indigno de nuestro tiempo y, sobre todo, como un imposible en el siglo XX. (...)

Sí, no obstante, se produjo la conflagración, en aquella oportunidad era debido en el fondo (según hoy puede verse claramente) a que nadie creía en la guerra hasta en el último instante. La mentalidad general de Europa la consideraba imposible (...). Todas estas rémoras faltan hoy por completo. Algunas naciones manifiestan consciente y abiertamente su deseo de expansión y sus preparativos bélicos. El armamentismo ha tomado proporciones inmensas y se realiza a la luz del día".

Ensayo, 21 de febrero de 1937.

JULIO CORTÁZAR

Translate, traduire, tradurre: traducir

Pocas actividades son menos aleatorias y falibles que la del traductor, cosa que le da a este oficio una especie de simpática locura cuando se lo practica con humor y bonhomía. He palidecido al releer fragmentos de mis viejas versiones literarias, como en el caso del célebre pero olvidado estudio del abate Brémond sobre plegaria y poesía, donde me equivoqué sobre el esprit en el sentido de ingenio o agudeza y lo traduje derecho viejo como «espíritu», estropeándole el pasaje al buen abate. Claro que peor le ocurrió a Borges, que en un poema, creo que de Francis Ponge, tradujo sol por sol en vez de suelo, pero ya se sabe que esas cosas pasan en las mejores familias, vide San Jerónimo.

Ensayo, 11 de marzo de 1979.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

"Escribo para que me quieran"

-Mira, la aspiración natural de uno es escribir una novela perfecta. La «novela total» de que hablaba Vargas Llosa. Ese es el sueño, escribir la novela donde suceda todo y quede agotado por completo el género. El que huele eso, tiene un buen motor y puede llegar muy lejos. El problema es que la novela resulta inabordable por una sola persona. Y cuando pienso en la novela latinoamericana, por ejemplo, tengo la impresión de que se trata de una sola novela que estamos intentando escribir entre todos.

-¿Y qué pasa con sus cuentos?

-¡Ah, no! El cuento es muy difícil. Escribir una novela es un paseo, una maravilla. Escribir un cuento exige de mí un trabajo de una intensidad tremenda

-En su caso, ¿es el concepto, como en Borges, o la imaginación la que activa el mecanismo de la escritura?

-¡Es el amor! Pero no te rías, caramba, que es verdad... Escribo porque necesito que me quieran más. Siempre pienso "ahora, con éste, me van a querer más".

Entrevista, 24 de marzo de 1990.

ERNEST HEMINGWAY

La enfermedad del poder

La guerra llegará a Europa tan seguramente como el invierno sigue al otoño (...). En los próximos diez años va a haber mucha lucha. Va a haber muchas oportunidades para que los Estados Unidos vuelvan a equilibrar la balanza del poder en Europa; tendrán otra vez la oportunidad de salvar a la civilización; tendrán la oportunidad de volver a pelear otra guerra para terminar con las guerras.
Cualquiera que sea el que esté al frente de la Nación tendrá la oportunidad de ser el hombre más grande del mundo durante un breve tiempo y la Nación tendrá que soportar las consecuencias una vez que termine la excitación. Para los próximos diez años necesitamos un hombre sin ambición, un hombre que odie la guerra y sepa que ningún bien se deriva de ella (...)

Ensayo, 5 de marzo de 1936.

ALEXANDER SOLZHENITSYN

El mal de nuestro tiempo

Occidente tuvo que haber perdido la noción suprema de lo divino para asistir sin conmoverse, tras la Primera Guerra Mundial, a la lenta agonía de Rusia, despedazada por una banda de caníbales, y tras la Segunda, a la caída de Europa Oriental. Sin embargo, fue allí donde empezó el largo proceso de la ruina del mundo entero; Occidente no se dio cuenta, y aún contribuyó a ello. Una sola vez en el curso de este siglo unió sus fuerzas para combatir a Hitler. Pero los frutos se despilfarraron hace mucho tiempo. En la lucha contra los antropófagos, se imaginó en este siglo impío un procedimiento anestesiante: ¡comerciar! He ahí los pináculos a los que se eleva actualmente nuestra sabiduría.

Ensayo, 5 de junio de 1983.

PÍO BAROJA

Los españoles y los americanos

No todo lo mejor de ustedes llega por acá. Vienen tantos jóvenes apresurados, con deseos de hacer carrera literaria inmediata y no resulta raro que España no pueda crearles la situación que ellos buscan, ya que ni los propios españoles logran alcanzar esa situación. Algunos hispano-americanos llegan a Madrid con rabias contenidas sobre las cosas políticas de sus tierras y vienen a desfogarse entre nosotros, cosa que a nosotros no puede interesarnos.

Entrevista, 7 de febrero de 1926.

JORGE LUIS BORGES

¿Por qué me siento europeo?

Yo pienso que Europa es nuestro pasado y que debería ser nuestro presente. Es una pena que hoy las gentes aparten su mirada de Europa. A mi entender, es una tragedia para América del Sur. Y ahora, ¿adónde dirigimos nuestros ojos? Los dirigimos hacia un país que ha sido un gran país, como Estados Unidos -me basta con recordar a Emerson, me basta con recordar a Melville, Whitman, Edgar Allan Poe, Henry James-. Estados Unidos ha sido un gran país, pero actualmente ya no lo es. Ha llegado a ser mucho menos: ya no es más que una gran potencia, lo que tiene su importancia en el plano político, pero eso es todo.

Ensayo, 23 de febrero de 1986.

SUSAN SONTAG

Cuando los escritores conversan entre sí

Los foros de escritores, al menos los de cierta magnitud, tienden a parecerse unos a otros físicamente, al margen del lugar donde se efectúen, por sus características, propias de cualquier convención profesional: los acuerdos sectarios entre sesiones; la comida excesiva; las sesiones y los debates demasiado extensos (y el consumo desenfrenado de cigarrillos, excepto entre los norteamericanos); la falta de sueño. Los debates morales de los congresos de escritores son, por su parte, intemporales. Cada uno de ellos aborda los mismos asuntos, bajo rúbricas levemente distintas. Todos los foros internacionales de literatos son episodios del mismo esfuerzo grandioso, sesiones de un seminario peripatético sobre la condición del escritor en un mundo dividido (política, moralmente), que intenta estructurarse y reagruparse desde hace más de medio siglo. Y sus invitados más antiguos continúan haciendo discursos y deliberando con la misma diligencia, como si el último congreso al que asisten fuese el primero de todos.
Ensayo, 23 de febrero de 1986.

 Las ilustraciones

Además de desconocidas fotografías de los autores recopilados, el libro incluye un rico material iconográfico, que comprende dibujos y detalles gráficos que formaban parte de los artículos de época e ilustraciones de los escritores e intelectuales. Entre sus autores figura el legendario Antonio Romera y también reconocidos ilustradores vigentes como Jimmy Scott, Francisco Correa, Luis Salinas (Aetós) y Francisco Javier Olea.

Fina selección

Entre los 145 escritores y humanistas cuyos ensayos o entrevistas para "El Mercurio" incluye el nuevo libro figuran Ruben Darío, Anatole France, Ortega y Gasset, Sigmund Freud, Miguel de Unamuno, Gilbert Chesterton, Luigi Pirandello, André Maurois, Thomas Mann, Winston Churchill, Aldous Huxley, George Bernard Shaw, Bertrand Russell, W. Somerset Maugham, Carl Jung, Arnold Toynbee, Salvador de Madariaga, F. Von Hayek, Jorge Luis Borges, Jean Baudrillard, Joseph Ratzinger, Claudio Magris, Roger Chartier, Ian McEwan y Philippe Claudel.

Desde la ironía de Trotski a la furia de Salman Rushdie

Son 145 los artículos o entrevistas escogidos en este libro, y solo puedo destacar algunos. Una entrevista a Gabriel García Márquez revelando cómo es para él el acto de escribir. Un ensayo deslumbrante de Octavio Paz sobre Gabriela Mistral y otro de Czeslaw Milosz sobre Dostoievsky. Uno de Gregorio Marañón denostando a los intelectuales -entre los que él se incluye- que, por temor a la opinión pública, firman manifiestos colectivos.  

por David Gallagher 
Diario El Mercurio, Artes y Letras
Domingo 14 de diciembre de 2014
http://diario.elmercurio.com/2014/12/14/artes_y_letras/artes_y_letras/noticias/AA258C68-AB73-490F-BBD5-DDED82A746E8.htm?id={AA258C68-AB73-490F-BBD5-DDED82A746E8}

Extraordinario el comienzo de este gran libro. Es un ensayo de Rubén Darío, de 1900, en que describe la vida fatua de ciertos hispanoamericanos en París. Obnubilados por los condes y marqueses locales, son presas fáciles de ser estafados, perdiendo fortunas en juegos de azar tramposos, o tratando de conquistar a una indomable marquesita. Aun cuando son escritores, nadie los conoce, porque nadie sabe español. Verlaine hace creer que lo sabe, dice Darío, pero solo puede decir "No hay mal que por bien no venga" y "A batallas de amor, campo de plumas".

Son 145 los artículos o entrevistas escogidos en este libro, y solo puedo destacar algunos.
Armando Donoso, en una estadía en España, en 1926, visita a Pío Baroja y a José Ortega y Gasset y entrevista a cada uno. Baroja, tras criticar a Azorín por estar escribiendo libros que parecen escritos por un mero discípulo suyo, se queja de que la obra de Ortega y Gasset se haya vuelto trivial. Lo atribuye a sus viajes a Argentina, donde "algunas mujeres han ejercido influencia sobre él".

En su entrevista a Ortega, Donoso le pregunta si le gusta alguna mujer argentina. "No es una mujer, son muchas", contesta Ortega. Y sigue: "Sin pretender ofender... (a) los argentinos, le aseguro que deseo volver más por ellas que por ellos".

Hay una entrevista conmovedora que le hace Santiago Labarca a León Trotski, el 12 de mayo de 1929. Labarca se encuentra con él en Constantinopla, a donde Trotski ha sido desterrado recién. Labarca está nervioso, porque se siente en presencia de un hombre que hace historia. Un hombre que él creía una fiera, pero que le tiende la mano con naturalidad y simpatía. Trotski le pregunta de Chile, de su movimiento obrero, y hablan de la libertad.

Trotski ironiza sobre la libertad burguesa, aquella que disfrutan solo unos pocos. También ironiza sobre la falacia -según él- de Stalin, de creer que el socialismo pueda sobrevivir en un solo país, sin que se levanten los obreros del mundo entero. Conmueve -87 años más tarde- una ironía mucho más terrible: que Trotski crea que lo que lo separa de Stalin es nada más que este punto estratégico, y no la ambición descarnada del sangriento dictador, que no se quedará satisfecha hasta que el sicario Ramón Mercader asesine a Trotski en 1940.

Demos un salto en el tiempo. Hay tres magníficas entrevistas que hace Lucía Santa Cruz a tres importantes pensadores liberales. A Friedrich Hayek, en 1981; a Michael Novak, en 1988, y a Milton Friedman, en 1990. La más iluminadora me parece la de Novak, el teólogo católico que se convirtió del socialismo al liberalismo. Novak dice dos cosas que me parecen especialmente relevantes para el Chile de hoy. La primera, que los socialistas son envidiablemente diestros en comparar la práctica capitalista no con prácticas, sino con ideales socialistas. Obviamente, cualquier práctica va a parecer miserable frente a un ideal. La segunda, que el capitalismo corre peligro cuando, en vez de preocuparse de invertir en el futuro, se deja invadir por el consumismo, el hedonismo. Lejos de ser consecuencia del capitalismo, el hedonismo, según Novak, "es tan antiguo como Nerón", y lleva a cualquier sistema social a la decadencia.
Al leer estas entrevistas entrevemos algo de la dinámica que hay entre el entrevistador y el entrevistado. Se entienden los nervios de Santiago Labarca frente al coloso de la "Revolución Permanente" en Constantinopla. O las emociones de Miguel Serrano cuando entrevista a su amigo Carl Jung en 1961. Serrano intuye que Jung está muy enfermo. Lo que no sabe es que está a punto de morir, y que ésta será su última entrevista. También adivino el desconcierto de Daniel Swinburn cuando, "en el lobby de un céntrico hotel de Santiago", se encuentra con el abstruso filósofo francés Jacques Derrida, quien parte diciéndole, con evidente sarcasmo: "No estoy contra la prensa".

Me imagino que algunas de las entrevistas se pueden haber dado en circunstancias difíciles, y me acuerdo de una, que aparece en este libro, que le hicimos Arturo Fontaine y yo a Salman Rushdie, autor de esos "Versos satánicos" que le merecieron una condena a muerte de parte del Ayatola Jomeini en 1988. Rushdie llegó a Chile a fines de noviembre de 1995, a participar en la Feria del Libro. Tras siete años escondido, era uno de sus primeros intentos de circular libremente por el mundo. Pero en Pudahuel fue detenido por carabineros y llevado en un helicóptero a una casa de seguridad.

Rushdie no pudo ir a la Feria del Libro, pero la Cancillería nos aseveró que la entrevista sí iba, la mañana siguiente. Nos dieron una dirección, en una calle al sur de la ciudad. Tocamos el timbre de una puerta cualquiera. Nos dijeron que nos subiéramos a un auto que había cerca. Después de un rato llegó el chofer. Finalmente, sin que nos dijera nada, llegamos a Pirque, a nada menos que la Viña Concha y Toro. Allí nos esperaba Rushdie. Estaba furioso, a pesar de los intentos de tranquilizarlo de un imperturbable Mariano Fontecilla.

Podría seguir y seguir ponderando capítulos de este libro. Una entrevista a Gabriel García Márquez revelando cómo es para él el acto de escribir. Un ensayo deslumbrante de Octavio Paz sobre Gabriela Mistral. Otro de Czeslaw Milosz sobre Dostoievsky. Uno de Gregorio Marañón denostando a los intelectuales -entre los que él se incluye- que, por temor a la opinión pública, firman manifiestos colectivos. Uno de Vicente Aleixandre explicando por qué solo puede escribir echado en la cama. Un buen lugar, por cierto, dado su peso y tamaño, para leer este magnífico libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS