por Pedro Gandolfo
Diario El Mercurio, Sábado 03 de Marzo de 2012
Diario El Mercurio, Sábado 03 de Marzo de 2012
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2012/03/03/el-feismo-urbano.asp
¿Es razonable y conveniente realizar un balance del proceso de reconstrucción posterior al terremoto del 27 de febrero del 2010 que considere no sólo las urgencias?
El pragmatismo es una virtud, sin duda, pero cuando se instala como único criterio para abordar los problemas resulta, a mediano y largo plazo, contraproducente. Es una planta "carne de perro", echa raíces profundas y crece con exuberancia tropical en cualquier clima.
Después de dos años de ese desastre, creo indispensable considerar lo que está sucediendo en las ciudades y campos del valle central también desde el ángulo del buen habitar. Así, he recorrido este verano la región del Maule -que ya venía siendo devastada por un crecimiento fragmentario, desigual, descontextualizado, sin respeto por el paisaje natural, con ninguna intencionalidad urbana- y el resultado es de un feísmo desolador.
"Ni en la peor de las pesadillas", señala Edward Rojas, el reconocido arquitecto de Chiloé, se hubiera imaginado la mole (¿o mall ?) horripilante que se está construyendo en el centro de Castro. Es demasiado visible. Por desgracia, en la pobre Talca no desentonaría en absoluto. De hecho, ya hay varios en medio de una ciudad plana, chata, horizontal que, abandonando su emplazamiento original en torno a una bella Plaza de Armas próxima al río Claro, se ha extendido desordenadamente hacia el oriente y el sur, devorando a su paso cientos de hectáreas de fértil terreno agrícola y otras pequeñas ciudades cercanas. El terremoto de 1928 ya descabezó buena parte de la pretendida Talca señorial, sólo estucada en molduras afrancesadas. Desde entonces viene a menos y su decaer ha sido un mal decaer. El terremoto del 2010 la trató con saña, la destripó y tras sus fachadas sólidas aparecieron los restos de adobes de antiguas épocas, poniendo a luz otra vez lo que siempre fue: una modestísima ciudad de provincias. Pero la Talca que viene, la Talca que espero no ver, la fruto de la reconstrucción, es espantosa o, más aún, "monstruosa".
Créame, señor lector, que los distintos sismos y planes y concepciones urbanísticas están culminando en un mamarracho que podría servir de ejemplo en una asignatura de "Urbanismo negativo". ¿Es que no somos capaces de engendrar un habitar urbano con una mínima belleza y sabiduría? ¿Cómo es posible que en ciudades que se emplazan en zona mediterránea continental, con dos estaciones muy marcadas, no se contemplen soluciones para el "horno" en que se convierten en verano o para protegerse de la lluvia gélida de invierno? ¿Por qué no hay más corredores, galerías, zonas porticadas, alerones, fuentes, piletas, espejos de agua y muchos paseos, parques y plazas y árboles? ¿Por qué se pierden estas oportunidades, siendo que a partir de lo que todavía existe es posible habitar mejor nuestro hermoso valle central?
¿Es que no somos capaces de engendrar un habitar urbano con una mínima belleza?
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