WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Sumisión por Jorge Edwards Houllebecq: Huysmans y poco más...‏


Diario La Segunda, viernes 6 de febrero de 2015

Es el título de la última novela de Michel Houellebecq,
cuya traducción al español todavía no sale,
pero que ya circula en la edición original francesa.

Después de los sucesos terroristas de Charlie Hebdo,
Houellebecq tuvo que esconderse y algunos pensaron que 
se suspendería por tiempo indefinido la publicación de la novela.

Pero ahora se encuentra en los mesones de las mejores librerías del mundo.

Después de leerla, no sé si el Estado Islámico 
tenga el proyecto de querer quemar vivo a su autor.

En todo caso, como vemos pulsiones irracionales, odios enfermizos,
que se manifiestan en crímenes horribles, hay que tener una prudencia extrema.

Ahora bien, ¿podemos dejar de escribir, de dibujar,
hasta de pensar, por mera prudencia?

La novela, desde luego, no es una provocación descarada,
como se podría pensar a primera vista.

Es un texto escurridizo, ambiguo, de ambiciones literarias menores.

Comienza más o menos bien, en un ambiente de facultades de letras universitarias, 
entre profesores mediocres, aunque buenos conocedores de sus temas especiales, 
alumnos desatentos, vagabundos, alumnas libertinas.

La primera frase del segundo capítulo dice lo siguiente:

«Como se sabe, los estudios universitarios 
en el dominio de las letras
conduce más o menos a nada».  

No conducen, desde luego,
a la escritura de novelas
que venden quinientos mil ejemplares.

Para eso se necesita 
habilidad, astucia, chispa,
buen manejo del arte narrativo, 
pocos escrúpulos literarios,
y es probable que los estudios sobren.

El pesonaje central de «Sumisión»
es un profesor que ha llegado a la cuarentena
y que ha escrito una tesis doctoral sobre
Joris-Karl Huysmans, escritor francés
de finales del siglo XIX, que se formó
bajo la influencia de un simbolismo decadente
y que se convirtió al catolicismo en forma
historiada y minuciosamente narrada.

Durante los siete años que dura 
la preparación de su tesis,
el profesor inventado por Houellebecq
vive en la compañía imaginaria de Huysmans.

Cuando uno ama un libro, 
confiesa el narrador,
se hace amigo de su autor,
aun cuando haya muerto hace rato.

Los últimos residuos 
de una social democracia que agonizaba
le habían permitido al personaje de Houellebecq
algo notable, inapreciable, único:
la libre frecuentación intelectual de un amigo.

Pero después de sostener la tesis
ante una comisión examinadora
y de obtener su aprobación
con las calificaciones más altas,
el profesor sintió 
que había perdido esa libertad.

Ahora tenía que entrar 
en la rutina esclavizadora de las clases,
de los horarios, de las entrevistas,
de las reuniones de curso,
de tomar exámenes.

La novela se anticipa en el tiempo,
empieza a transcurrir en años  posteriores a 2015,
y el profesor desencantado, más o menos aburrido de la vida,
no contagiado por la fe vibrante de su objeto de estudio,
nota que poco a poco el mundo árabe, musulmán,
gana posiciones en la universidad.

Alguien, por ejemplo, hace un estudio detenido
de los escritores franceses antisemitas
de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

Parece una tesis más bien inocente,
pero pronto advierte que el crudo antisemitismo
de los autores estudiados contagia en forma gradual,
no bien disimulada, al profesor que los estudia.

Otros profesores asumen actitudes
francamente pro palestinas
y consiguen suculentas becas
y cargos de profesores visitantes
en emiratos y otros territorios del Medio Oriente.

El novelista inventa revistas universitarias inverosímiles,
como un supuesto Diario de los diecinuevistas
(especialistas en la literatura del siglo XIX),
escritores de segunda línea,
profesores que se corrompen
y se venden con notoria facilidad.

El sector de las alumnas libertinas
y de las que directamente se prostituyen
es bastante amplio y sirve para llenar muchas páginas.

Dentro de estos mundos que oscilan
entre la realidad actual y la ficción pura,
sería posible proponer una tesis
sobre las páginas eróticas de Michel Houellenbecq
y la función que cumplen en sus textos.

Cuando el interés del relato languidece,
aparece una oportuna estudiante de 22 años de edad,
piel blanca, portaligas negro, blusa transparente,
y que se ha olvidado, distraída, alocada como es,
de ponerse calzones.

El ingreso de Francia al islamismo se produce
en una elección en que el Frente Nacional
obtiene una mayoría relativa, seguido
por una supuesta Federación Musulmana
y por el socialismo en tercer lugar.

Los socialistas forman coalición 
con los musulmanes,
y una derecha escuálida, agónica,
se resigna a pactar con el Frente,
todavía dirigido por Marine Le Pen.

En esta forma, el jefe de los musulmanes en Francia,
un tal Mohammed Ben Abbes, hombre calculador,
cauteloso, buen político, llega en la segunda vuelta
electoral a la Presidencia de la República.

Hay páginas divertidad, no demasiado verosímiles,
sobre políticos de ahora que se unen con diferentes preextos
a la coalición gobernante.

Hago una confesión personal:
cada vez que llego hasta la mitad de un libro,
me cuesta dejar de leerlo hasta la última página.

Aquí hice una excepción:
abandoné las fantasías de Houllebecq
un poco más allá de la mitad
y sin el menor remordimiento.

Descubrí, además, que me habían gustado 
las primeras páginas por Huysmans, no por otra cosa.

Y espero que él no encuentre razones
para tomas una de sus horribles venganzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS