WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Ir a la montaña

MARCELO CONTRERAS,2015bob dylan

Ir a la montaña


A Frank Sinatra el rock le parecía de lo peor, “cantado, tocado y escrito por cretinos”, pero curiosamente consideraba que era uno de los aportes “más saludables” de la cultura estadounidense al mundo. Para Bob Dylan, con medio siglo trabajando por elevar la categoría del género, Sinatra representa una montaña -“la más alta”- y un nuevo motivo para sintonizar el pasado, la rúbrica marcada de estos últimos años, como lo hizo en Together through life (2009) paseando por la antesala del rock & roll, y luego Tempest (2012), con pasajes que se remontaban al pop de los años 30.
Dylan escoge títulos a distancia de los pasillos más visitados de la discografía de La Voz, y concreta un logro -el único aceptable- cuando se trabaja sobre material ajeno con formas definidas: hacerlo propio, amoldarlo a su musculatura artística, y desechar la reverencia ejecutada con calco, que para eso existe el mundo fotocopiado de las bandas tributo y los imitadores de concursos televisivos. Por lo mismo, rechaza el rótulo disco-de-covers: “Nunca entendí el término. Y no creo estar cubriendo estas canciones”.
Así, el primer triunfo son los arreglos. Dylan elabora con un cuarteto de base lo que Sinatra montaba con orquestas completas. Hay temas donde se suma una sección de vientos, pero la mayoría de las veces se trata de un ejercicio complejo, con los instrumentos hilvanando sutiles los contornos de la melodía, liderados por el sinuoso pedal steel guitar de Donnie Herron. Esta sencilla armazón capaz de igualar todo el andamiaje levantado por decenas de músicos en los originales, tiene un propósito mayor, el segundo hito de este álbum: la voz de Bob Dylan en los zapatos de La Voz. Las letras de un vividor desolado que transmitía sus historias como si fuera un cercano en conversación de trasnoche, se ajustan naturales a su garganta reseca. El registro busca realzar el carácter íntimo, el ambiente de confesión. El micrófono capta la respiración de Dylan y el fraseo en tono de penumbra. El impacto es inmediato y preciso desde I’m a fool to want you, uno de los incontables lamentos de Sinatra por Ava Gardner, y va ofreciendo matices. En Stay with me tuerce maravillosamente el tono épico de postal, para reforzar el sentido vulnerable de la canción (“todo lo que puedo hacer es rezar, quédate conmigo”), como Some enchanted evening adquiere una cosquilla maliciosa. Es un gran homenaje el de Bob Dylan. Las canciones que ha elegido de Frank Sinatra lo conmueven al punto de lograr la fantasía de ser composiciones que le pertenecen. Toma prestado, atesora y multiplica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS