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Muerte y resurrección de T. S. Eliot



En enero se cumplieron 50 años de la desaparición de uno de los poetas más importantes del siglo XX. Nacido en Estados Unidos, Eliot se nacionalizó británico y encontró en la Divina comedia un modelo de su poética.  

por Pedro Pablo Guerrero

Diario El Mercurio, domingo 8 de febrero de 2015
http://diario.elmercurio.com/2015/02/08/al_revista_de_libros/_portada/noticias/216CBC1B-11EB-46CB-B825-754C4B92DE4C.htm?id={216CBC1B-11EB-46CB-B825-754C4B92DE4C} 

Para un hombre que vivió obsesionado con la muerte, como fue el caso de Thomas Stearns Eliot (1888-1965), su encuentro con ella fue sentido como un retorno, no como un fin. Murió el 4 de enero en una mansión victoriana de Kensington Gardens, Londres, pero de acuerdo a su última voluntad, en abril ("el mes más cruel") sus cenizas fueron depositadas en la pequeña iglesia de St. Michel, en el pueblo de East Coker, en Somerset, Inglaterra, donde había nacido su antepasado Andrew Eliot: un curtidor calvinista que en 1669 emigró a la colonia de Massachusetts Bay, en Nueva Inglaterra, luego de la caída de la República de Cromwell y la restauración de la monarquía.
A ese rincón ancestral, el autor dedicó "East Coker", el segundo de sus Cuatro cuartetos (1943), considerado por críticos como José María Valverde y Helen Gardner, su mejor libro. Las primeras palabras del poema, "En mi comienzo está mi fin", se invierten en el último verso: "En mi fin está mi comienzo". Ambas frases están grabadas en su lápida conmemorativa. Las cenizas del poeta reposan en la cuna de su primer antepasado conocido, aunque su descendiente abjuró del unitarismo de sus padres y murió en la fe trinitaria de la Iglesia de Inglaterra (anglicana), que había abrazado en 1927, el mismo año que adoptó la ciudadanía británica.

"Clasicista en literatura, realista en política y anglocatólico en religión". Así definió su posición en un libro de ensayos de 1928, donde royalist no es simplemente "monárquico", sino algo más en boca de un norteamericano, según comentó su traductor José María Valverde, y donde "anglocatólico" implica adherir a la High Church, el ala más conservadora del anglicanismo.
Los restos de Eliot no cruzaron el Atlántico hasta su natal St. Louis, Missouri, ni hasta la casa de veraneo que sus padres tenían en Gloucester, Massachusetts. Los funerales de Eliot, Premio Nobel de Literatura 1948, se realizaron en la abadía de Westminster precedidos de homenajes y condolencias llegadas de todo el mundo, incluidas las de la Casa Blanca. Ezra Pound, su viejo amigo y editor del manuscrito de La tierra baldía (1922), viajó desde Venecia para decir: "La suya era la auténtica voz dantesca -nunca suficientemente reconocida- (...) solo puedo repetir con la misma urgencia desde hace cincuenta años: LEEDLE".

Así ha ocurrido. Las ediciones de La tierra baldía se suceden en todos los idiomas, y no solo en papel. Aliada con Touch Press, la editorial Faber and Faber -de la que Eliot fue miembro de su consejo directivo- sacó hace años una exitosa aplicación para iPad con el poema en un formato moderno que permite leerlo directamente o escucharlo en las voces de los actores Alec Guinness, Viggo Mortensen, del poeta Ted Hughes y la del propio Eliot. Conocida es su fortuna en la industria del espectáculo. El musical "Cats" (1981), de Andrew Lloyd Webber, basado en la colección de poemas Old Possum's Book of Practical Cats (1939), lleva 33 años de representaciones en todo el mundo.

Hito de las vanguardias

La historia de La tierra baldía es tan apasionante como su forma: "un complejo palimpsesto, un vasto collage de referencias culturales, poéticas o artísticas, a menudo en lenguas exóticas, mientras que en las imágenes se alternan los recortes fotográficos, realistas, con las imágenes subconscientes, las metáforas y los símbolos de oscuro origen", según las palabras del poeta y traductor José María Valverde en su introducción a Poesías reunidas 1909-1962(Alianza Editorial).
Muchos críticos consideran La tierra baldía un hito de las vanguardias literarias y el pensamiento moderno. Incluso, hablan de annus mirabilis para referirse a 1922, porque junto al poema de Eliot se editaron el Ulises , de James Joyce; Trilce, de César Vallejo, y el Tractatus Logico-Philosophicus , de Wittgenstein.

El poema apareció primero en la revista inglesa The Criterion, en octubre de 1922, y luego en The Dial, de Nueva York. La editorial Boni and Liveright lo publicó como libro en diciembre, y en 1923 salió la edición británica en Hogart Press, el sello de Leonard y Virginia Woolf. Su composición se remonta a 1919 y dio origen a un primer manuscrito, "He do the Police in Different Voices", que Eliot le presentó a Ezra Pound en París, el invierno de 1922, descrito por el mismo autor como un "poema desparramado y caótico (...) que salió de sus manos reducido casi a la mitad". Los originales estuvieron perdidos durante años hasta que reaparecieron tras la muerte del poeta y su viuda los hizo publicar en una edición facsimilar el año 1971.

En la dedicatoria añadida en 1925 a La tierra baldía , Eliot honra a Pound llamándolo "il miglior fabbro" (el mejor artesano), expresión con la que Dante se refiere al trovador Arnaut Daniel. "Leer las observaciones 'quirúrgicas' que Pound introdujo en el manuscrito es como asistir a la ilustración de sus principios poéticos. Pound aplicó al poema las exigencias de claridad, concentración y brevedad propias del credo imaginista y vorticista", observa Viorica Patea en su notable edición crítica de La tierra baldía (Cátedra). Pound solo se ocupó de la técnica. No tergiversó el sentido del poema y respetó el simbolismo que Eliot asoció, en sus notas finales, a los mitos de muerte y resurrección recopilados por James Frazier ( La rama dorada ) y a su aplicación interpretativa al ciclo legendario del Santo Grial que hizo Jessie Weston ( From Ritual to Romance ).

La alusión a Dante no es incidental. Lo descubrió alrededor de 1910 y aparte de la profunda empatía que sintió por su catolicismo, Eliot veía en el autor florentino un modelo supremo y una fuente para su teoría poética de la "sensibilidad unificada".

"La Divina comedia expresa todo lo que el hombre es capaz de experimentar en lo que a emociones se refiere, desde la desesperación del depravado hasta la visión beatífica. Por consiguiente supone, para el poeta, un recordatorio constante de su obligación de explorar, de encontrar palabras para lo no dicho, de captar aquellos sentimientos que la gente difícilmente puede siquiera sentir, puesto que no tiene palabras para ello; y, al mismo tiempo, un recordartorio de que aquel que se aventura más allá de las fronteras de la conciencia ordinaria solo será capaz de volver y contar su experiencia a sus conciudadanos si se aferra constantemente a las realidades con las que las personas están familiarizadas", escribió el poeta inglés en su ensayo "Lo que Dante significa para mí", incluido en La aventura sin fin(Lumen).

En cuanto a los motivos hinduistas ("Lo que dijo el trueno") y budistas ("El sermón del fuego") del poema, Eliot los descubrió tempranamente en Harvard, donde entre 1911 y 1914 estudió sánscrito y pali, leyó el Bhagavad-Gita , losUpanishads y encontró argumentos filosóficos para su lucha contra la hipertrofiada "voz interior" de la poesía romántica, en las premisas budistas que postulan la insustancialidad del ego. El poeta inglés Stephen Spender recuerda en su libro T. S. Eliot (1975) que durante la época en que componía La tierra baldía , su autor le confesó a Gabriela Mistral que había estado a punto de convertirse al budismo.

El perturbador subtexto biográfico

La oscuridad de varios pasajes de La tierra baldía ha suscitado una serie de interpretaciones a través de los años. Si al principio su carácter fragmentario fue visto como un reflejo del nihilismo, desesperanza y "sequía espiritual" (Edmund Wilson) del mundo moderno, a partir de los años 30 se consideró la expresión de una cultura que reencontraba la fuente de sus valores espirituales. Despistados por las notas finales que Eliot añadió al poema, la mayoría de los críticos dejó de lado su trasfondo autobiográfico. Conrad Aiken y Edmund Wilson fueron las excepciones. En una carta de 1922, Wilson lo percibió como "el grito de un hombre al borde de la locura", "que vive atado a un trabajo que odia, crucificado por la vulgaridad de la vida moderna". Eliot era empleado del Lloyds Bank.

El propio autor, hastiado con los exégetas del pesimismo moderno, llegó a declarar que el poema constituía "solo el desahogo de un agravio personal y totalmente insignificante contra la vida". ¿Solo eso? Ya en 1963, el poeta y crítico estadounidense Randall Jarrell escribió: "Ojalá que el futuro no tenga que decirnos, con impotente asombro: pero ¿aún seguís creyendo que todas esas cosas acerca de las correlaciones objetivas, el clasicismo, la tradición, son aplicables a su poesía? Sin duda ya os habréis dado cuenta de que fue uno de los poetas más subjetivos y demoníacos que existieron, la víctima y el desamparado beneficiario de sus propias e inexorables compulsiones, obsesiones, ¿no?".

El futuro le dio la razón. En un estudio de 1984, el crítico Ronald Bush advirtió que "la voz subterránea del poema tenía tanto en común con su teoría poética como con su crisis nerviosa". En efecto, los años de penurias económicas, exceso de trabajo y problemas con su esposa, Vivienne Haigh-Wood, le pasaron la cuenta a Eliot en 1921. La visita de su madre, a la que no veía hace años, provocó un colapso en la pareja, que se había casado en 1915 sin informar a sus familias. Un neurólogo le dio a Eliot licencia médica. Se fue con Vivienne tres meses a las playas de Margate, pero la " aboulie y el trastorno emocional" (carta a un amigo) lo obligaron a internarse en la clínica de un psicoanalista freudiano, en Lausanne, mientras su esposa ingresaba a un sanatorio de París. Junto al lago Léman, Eliot compuso la sección final de su libro como en un "trance", según le confesó a Virginia Woolf.

"Proclamó la impersonalidad de toda gran poesía y, sin embargo, su personalidad y experiencia están marcadas con letras de fuego en su obra", escribió el novelista y crítico Peter Ackroyd en su biografía T. S. Eliot (Fondo de Cultura Económica, 1992). Ackroyd adhiere a la opinión generalizada de que el primer matrimonio arruinó la salud mental del poeta: "Yo creo que él se acercó a ella con la confianza de un niño". Un biógrafo anterior, T. S. Matthews ( Great Tom , 1974), consideró a Vivienne "la chica que iba a roturar, desmenuzar y asolar su vida hasta la raíz", comparando el caso de Eliot con el de Scott Fitzgerald y Zelda. Si Virginia Woolf se refirió a ella como "el saco de hurones que Tom lleva alrededor del cuello", Aldous Huxley la tenía por una femme fatale . Eliot finalmente abandonó a su esposa en 1933. Cinco años más tarde, la internó, de acuerdo con su cuñado, en un hospital psiquiátrico. Vivienne murió en 1947. Diez años después, el 10 de enero de 1957, el escritor se casó con su asistente Valerie Fletcher, 38 años menor.

Recién en 2001, la autora galesa Carole Seymour-Jones rehabilitó el nombre de Vivienne Haigh-Wood en su biografíaPainted Shadow ( Vivienne Eliot , Circe, 2003, Librería Altamira). El título corresponde a un pasaje de la obra teatral "Reunión de familia" (1939), en el que Eliot se refiere a su protagonista con un dejo de crueldad: "Una estremecedora e inquieta sombra pintada de viva,/es menos que una sombra ahora de muerta". Seymour-Jones se propuso "descubrir la verdad que se ocultaba tras su encarcelamiento, rescatarla de la ignominia y la desgracia" a la que, según dice, fue relegada por el "mito de Eliot el mártir". En su intento, refuta a biógrafos del poeta citando extensamente los diarios y manuscritos de Vivienne que se conservan en la Biblioteca Bodleiana, de la Universidad de Oxford. Seymour-Jones deja constancia de que, respecto a muchos papeles de Vivienne, Eliot encargó a su albacea: "Tu labor será suprimir todo lo suprimible".
Eliot, el poeta que le pidió a otro editar su obra maestra, hizo lo mismo con su vida.

 Su influencia en Chile: de Pablo Neruda a Nicanor Parra

Imposible calcular la gravitación de Eliot en la literatura chilena. Debe ser enorme. En el artículo "T. S. Eliot y la otra vanguardia en Chile (Neruda y Parra)", publicado en 1998, el crítico Niall Binns afirma: "Parece evidente" que Neruda tuvo "contacto" con La tierra baldía mientras escribía algunos poemas de Residencia en la tierra , a pesar de que no habla de esa obra en sus cartas a Héctor Eandi. Casi lo mismo sucede con Nicanor Parra. Apenas una mención de rechazo, en una carta de 1949, a los "pensadores proféticos estilo T. S. Eliot". Sin embargo, el crítico inglés supone que durante su estancia en Oxford (1949-1951), el impacto de Eliot en el antipoeta "tiene que haber sido muy fuerte". Binns atribuye este silencio a las posiciones ideológicas del autor británico y a una posible "angustia de la influencia".

En Chile no solo se publicó una traducción de The Waste Land, titulada por su autor, el economista Flavian Levine Bowden, como La tierra desechada (Editorial Universitaria, 1965). El poeta Piero Montebruno tradujo el borrador expurgado por Ezra Pound, con el título de El Eliot de otro(s) poetas(s). Tarjados de La tierra baldía (Be-uve-drais Editores, 2000).

Los estudios de la obra de Eliot son tempranos. El profesor Rodolfo Rojo Boggiano escribió "Poetry and Society. An Analysis of T. S. Eliot's Critical and Poetical Works" (1949): su tesis para optar al grado de Master of Arts, en Mount Allison University. El texto permanece inédito. Eliot, el hombre, no el gato es un breve pero interesante ensayo, en el que Esperanza Aguilar (El Espejo de Papel, Universidad de Chile, 1962) compara al autor con su personaje Macavity, el Gato Misterio. Luego de repasar toda su obra, se pregunta: "¿Dónde desapareció este Eliot?"; es decir, el poeta sarcástico de la primera hora.

En años recientes, destaca el libro La mujer en La tierra baldíade T. S. Eliot , de Braulio Fernández (Universitaria, 2006); el ensayo "T. S. Eliot: Un revolucionario conservador", de Carlos Iturra (1992); "Eduardo Anguita y T. S. Eliot: Breves notas para un acercamiento posible", de Ismael Gavilán (2010), y "Huidobro, Pound y Eliot: estudio comparativo de las vanguardias chilena y anglo-americana", de Guillermo Duff (2010).

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