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Los pobres no pueden esperar" y tampoco elegir

Casen: "Los pobres no pueden esperar" y tampoco elegir

"El retraso de más de seis meses en la entrega de la encuesta Casen ensombrece nuestra seriedad institucional y ofende nuestras tradiciones republicanas..."


En un memorable discurso en Rodelillo, el Papa nos dijo en su visita a Chile el año 87: "Los pobres no pueden esperar". Esa frase simple y potente caló hondo. Chile llevaba 50 años haciéndolos esperar. Políticas públicas estatistas que ahogaban el emprendimiento, distorsionaban la economía, regalaban bienes escasos y restringían libertades en aras de una malentendida protección, nos tenían condenados al subdesarrollo.

La tarea de luchar contra la pobreza no era fácil, porque Chile tenía una monumental confusión de causas con consecuencias; de delirios de país rico con medios de país pobre; de intereses creados y grupos de presión que protegían sus cuotas de poder; desde las fuerzas armadas hasta los profesores, pasando por los jubilados, los gremios y los sindicatos. Qué decir de los empresarios que venían de un sistema en que el éxito dependía de obtener alguna prebenda del Estado, una fijación de precio; una cuota de dólares, o una barrera arancelaria.

Chile, a pesar de los esfuerzos que se venían haciendo de liberalizarlo, era todavía el año 1987 un trabajo en proceso, porque la oposición de la época confundía su oposición a la dictadura con su oposición a un modelo de libertades, que era el adecuado para sacarnos del subdesarrollo.

Veintisiete años después, cuando ese modelo logró sacar a millones de chilenos de la pobreza y ponernos a la vanguardia de nuestro continente bajo cualquier criterio de desarrollo humano, una minoría quiere volver el tiempo atrás y empezar a transitar la ruta conocida de Argentina desde Perón y de Venezuela desde Chávez.

Me abruma el desprecio de algunas autoridades por la economía y la arrogancia con que ignoran la dolorosa experiencia de frustraciones de nuestro país. Como que no conocieran la historia, la naturaleza humana, las limitaciones del Estado, el origen de los conflictos políticos y la fuerza y vigor del espíritu humano cuando se le da la libertad para crear y desarrollarse.

Hoy, las políticas públicas suponen que los pobres sigan esperando y, además, que dejen de elegir. Salud, educación y sindicalización, áreas en que la gente, desde el más rico al más pobre, desde el más ignorante hasta el más culto, debe tener derecho a elegir se le quiere imponer un modelo monopólico, que cualquier persona medianamente ilustrada que haya lidiado con el Estado sabe que estará mal concebido, mal ejecutado y mal operado.

Henry Ford, ese empresario monumental, aunque profascista, decía que usted podía elegir el auto Ford que quisiera, siempre que fuera negro. Nuestras autoridades en vez de copiarle a Ford su genialidad productiva, le copian su fascismo y desprecio por el consumidor.

Al centro de toda política pública debe estar siempre la persona humana. El Estado sirve al ciudadano y no al revés. Las políticas públicas que se están instaurando evocan un estatismo trasnochado, superado por la tecnología, por la experiencia humana y por el conocimiento de las inexorables leyes de la economía y de la antropología.

La encuesta Casen vuelve a confirmar lo que sabíamos. La pobreza se reduce con crecimiento económico y éste se logra con libertad, bajos impuestos, reglas claras, focalización del gasto público y respeto por la propiedad. No hay nada más potente para sacar a una familia de la pobreza que el que sus miembros encuentren empleo. Un trabajo con el sueldo asociado hace más por los pobres que cualquier otra política pública. El empleo da dignidad y libertad al ser humano. Por eso tal vez, aquellos que quieren dominar al prójimo más que liderarlo, se sienten tan cómodos generando pobreza y desempleo.

El retraso de más de seis meses en la entrega de la encuesta Casen ensombrece nuestra seriedad institucional y ofende nuestras tradiciones republicanas. Nos recuerda el retraso en la entrega de los resultados del plebiscito del Sí y el No. Se echaron de menos los plañideros que criticaban al gobierno anterior cuando entregó la misma encuesta. Ahora no les importó hacer esperar a los pobres, si total tampoco los quieren dejar elegir.

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