Comentario del Evangelio de Hoy
Domingo de Pascua. Resurrección del Señor /
Juan 20, 1-9
por Mons. Andrés Arteaga Manieu
Obispo Auxiliar de Santiago
Diario El Mercurio, domingo 8 de abril de 2012
María Magdalena ha sido llamada con justicia
por la tradición "Apóstol de los apóstoles",
según los relatos evangélicos.
Porque ha sido ella quien primero anunciara
a los discípulos que la piedra del sepulcro
de Cristo había sido removida.
Suponemos aunque no hay testimonios
sino en la tradición litúrgica,
que la primera en alegrarse
por la Resurrección del Hijo
es su Madre María,
la Reina del cielo (Regina coeli).
El profundo afecto y fe de la Magdalena
hacia quien había muerto crucificado
la hacen correr y madrugar
cuando todavía estaba oscuro.
Por su esperanza llega a ser
testigo privilegiada del sepulcro vacío.
Una señal insuficiente,
pero que le permitirá abrirse
a una experiencia de encuentro
con el triunfador sobre la muerte.
Así lo señalan y explican
otros textos del Evangelio.
Ella no podía dejar de comunicar
rápidamente lo experimentado
a Pedro y al discípulo amado,
a la comunidad de discípulos
dispersos y confundidos.
No hay palabras para narrar
lo que ha sucedido.
Con una sobriedad
que impresiona por su sencillez,
propia de la veracidad de lo vivido,
se comunica el acontecimiento
que será el punto de partida
de la vida cristiana.
Los discípulos de Jesús
afirman y conforman su vida
a partir del encuentro con el Resucitado.
La sabiduría de la Liturgia
nos ha regalado 40 días en la Cuaresma
para prepararnos al 'paso'
desde la cruz a la luz.
Con Cristo y con la Iglesia
celebramos esta Pascua
para dar una vida nueva al mundo,
siempre desfondado y amenazado de muerte.
Más importante y decisivo
que cualquier cosa que hagamos,
importa lo que Dios ha realizado
en este tiempo de gracia.
Hasta la celebración de Pentecostés,
durante 50 días
(más tiempo que en Cuaresma),
tenemos la posibilidad,
con la fuerza del Resucitado,
de actuar como María Magdalena.
Madruga y corre.
Al ver las señales
de la victoria de Jesús
sobre la muerte,
cuando todavía estaba oscuro,
anuncia a otros
esta sorprendente noticia.
Así ayudará a Pedro y Juan
para que puedan tener
el encuentro que
les permita "ver y creer".
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