WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

Los perros filósofos


por Jorge Edwards 
Diario La Segunda, Viernes 27 de Abril de 2012   
http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2012/04/27/los-perros-filosofos.asp


Como he regresado por un momento a la diplomacia, donde serví en épocas pretéritas y donde aprendí mucho menos de lo que podría haber aprendido, ahora no puedo escribir sobre casi nada. Me pregunto si esto es una ventaja, puesto que me obliga a estrujar la imaginación, o si es un desastre y un epílogo. Hoy día, por ejemplo, almuerzo en los bellos comedores del Senado, frente a los magníficos jardines del Luxemburgo. Mi interlocutor me habla de los Andes, de San Pedro de Atacama, y menciona las altiplanicies que inspiraron al poeta Henri Michaux. Esas altiplanicies, le digo, son las de los Andes ecuatorianos, donde Michaux tuvo de guía a otro poeta de lengua francesa, hijo de emigrados que habían comprado tierras en esas regiones, que se llamaba Alfredo Gangotena.
Mi anfitrión e interlocutor se sorprende. Antes de llegar al Senado, me cuenta, fui profesor de letras, y es una profesión que no ejerzo, pero que nunca me abandona. Me confiesa, en seguida, que su poeta moderno preferido, para que las cosas queden claras, no es Michaux, sino Guillaume Apollinaire, el autor de Alcoholes, de Caligramas. Me habla con entusiasmo, entonces, de La jolie rousse (La bella colorina), y yo, con no menor entusiasmo, le cito los primeros versos. El poeta, con emoción, con algo de solemnidad, se coloca frente a sus auditores y declara que conoció de la vida, y de la muerte, todo lo que un vivo puede conocer. En seguida habla de la lucha, de la oposición, entre la tradición y la invención, entre el orden y la aventura. Mi acompañante, entonces, profesor y senador, pide que llenen los vasos, los levanta y recita versos sobre el vino. Termina y hacemos chocar los vasos. ¿Conoce usted, señor senador, agrego, la conexión de Apollinaire, el autor de Alcools, con Chile? ¿Con Chile? El profesor senador parece totalmente desconcertado. Le hablo de un poeta que se llamaba Vicente Huidobro, que llegó a Francia en 1916, y que a mediados delaño 17 hizo amistad con Apollinaire. Hay una crónica de un tal Edwards Bello, le digo, pariente mío, que describe al poeta, de apellido polaco o ruso, con la cabeza vendada, porque había sufrido una herida en la guerra y había sido trepanado, en compañía de una señora más bien entrada en carnes, de perlas en el escote, invitado por el chileno a cenar en su departamento de la calle Victor Massé. Y esto no es una cuestión de memoria, de que yo tenga buena memoria, como a veces me dicen, le comento, sino de pasión literaria. ¿Cómo sería el encuentro del poeta trepanado al cloroformo, como dice uno de sus versos, con el autor de Altazor, en su departamento del barrio deMontmartre, y observado con ojos bien abiertos por el joven Joaquín Edwards Bello?
No sé si los profesores de allá, de mi tierra, enseñan estas cosas en las escuelas. Si lo hicieran, los alumnos sabrían más y se desplazarían por el mundo con un poco más de respeto. Pero ya me han salido varios nombres desconocidos, y dos o tres conocidos a medias. Ahora bien,como he perdido el derecho a escribir de política, de confiscaciones, de todos esos complicados asuntos, me permito afirmar que el candidatodel senador y profesor tiene serias posibilidades de ganar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Como persona inteligente, que no se hace ilusiones tontas, el profesor está preocupado. En pocos días más, afirma, es bastante probable que tengamos la Presidencia de la República, la mayoría en el Senado y en la Asamblea Nacional, la alcaldía de París y muchas otras en provincia, etcétera, etcétera. ¿Se imagina usted?, y el hombre contempla el cielo grisáceo, los nubarrones que amenazan lluvia.
Yo sólo puedo escribir lo siguiente. Salí el día domingo de la embajada, caminé frente a la escuela vecina, centro de votación del barrio, y encontré a unos cuantos ciudadanos que habían llegado a votar en compañía de sus perros. El ambiente era de una discreción, de un silencio, extraordinarios. Frente a la escuela habían instalado unas cuantas pancartas, una para cada candidato. Fuera del recinto estrecho de las pancartas, no había pintadas, volantes, afiches de ninguna especie. Se habían escuchado gritos electorales en los días anteriores, pero en lugares acotados y a horas anunciadas. Había perros de diferentes tamaños, amarrados a los postes y a los pies de las pancartas, que esperaban que sus dueños cumplieran con sus deberes cívicos. Tuve la impresión de que eran perros llenos de civismo, discípulos de Montesquieu, de Condorcet, de Diderot. En los días que siguieron le preguntaron a un prohombre de la derecha por sus reflexiones después de la primera vuelta. Voy a comenzar a reflexionar, contestó, después de conocer los resultados de la segunda. Me pareció una respuesta razonable, y que sería igualmente razonable si viniera de un hombre de izquierda. Si no, pídanles su opinión a los perros filósofos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS