Ciencias
por Richard García
Diario El Mercurio, Miércoles 04 de Mayo de 2011http://blogs.elmercurio.com/cienciaytecnologia/2011/05/04/cada-vez-llegan-mas-orcas-a-la.asp
"Son asesinas", murmura cauto y temeroso don Nicola. Al patrón del
zódiac en el que navegamos no le mueve el más mínimo interés de
acercarse a un grupo de orcas que se ven a lo lejos.
Es 14 de abril y participamos junto a autoridades de Gobierno en la
campaña de observación científica de ballenas jorobadas en las aguas
del Área Marina Costera Protegida (AMCP) Francisco Coloane, en el
Estrecho de Magallanes. La salida es organizada por la Fundación
Biomar y Petrobras.
Unos metros más allá, un grupo de ellas rodea el bote en el que viaja
una delegación del ministerio de Medio Ambiente, encabezada por la
propia ministra María Ignacia Benítez.
"Conté como cinco o seis adelante. Justo cuando vamos llegando se
sumergen y no las vemos. Y de repente escuchamos como un estallido",
contará luego Alexandre Hernández, asesor del gabinete de la ministra.
"Por el costado del zódiac salió una, luego otra... Después escuchamos
otro resoplido y aparecen otras dos. La última salió por atrás del
bote y el ruido fue tan fuerte que nos paramos a mirar. Y ahí fue
cuando la vimos, era la más impresionante, nos salió por atrás.
Estábamos rodeados. Nos habían dicho que eran chiquititas, pero cuando
las ves al lado te das cuenta de que son unas moles. Fue una
experiencia única".
Desde el "Forrest", la nave madre de la expedición, el biólogo marino
Anelio Aguayo, quien lidera el proyecto, observa con interés el
singular encuentro. Hace cinco años que no había visto orcas en el
Estrecho de Magallanes durante sus prospecciones y todavía le tocará
ver otro grupo de ellas al día siguiente, en el Seno Otway.
"Es una señal de la recuperación del ecosistema", destaca. Porque las
orcas llegan por la creciente presencia de ballenas jorobadas,
delfines y lobos marinos, ya que al ser el predador tope todos ellos
están en su menú.
De ahí también su injusta fama de "asesinas", razón por la que algunos
pescadores les temen y hasta las atacan.
Inteligentes y curiosos
Para el biólogo marino de la Universidad Austral Rodrigo Hucke-Gaete,
ese temor no tiene fundamento. "Si uno no las molesta, no hay peligro.
No hay registros de ataques a humanos, en cambio sí hay pruebas de
convivencia y son las atracciones favoritas de los parques marinos",
señala.
"Son animales muy inteligentes y curiosos y por eso se acercan a los
botes. Se dan vuelta de lado y te miran", dice.
Jorge Acevedo, investigador de la Fundación Centro de Estudios del
Cuaternario (Cequa), quien también trabaja en el proyecto
Biomar-Petrobras, destaca que este año ha sido particularmente
novedoso en cuanto a los registros de orcas en el estrecho. "Estamos
viendo grupos casi todos los meses, pero no sabemos mucho de ellas; si
se trata de residentes o están de paso desde la Antártida a zonas más
cálidas". De confirmarse lo primero, la especie podría transformarse
en un atractivo adicional para el área protegida, como lo son hoy en
la Península Valdés, de Argentina.
Como el trabajo de Aguayo se limita a los meses de enero a mayo, el
resto del año la presencia de orcas es un misterio. "Debe haber más",
asegura. Con los datos ya recopilados tanto en el estrecho como en la
Antártica, disponen de material para una publicación preliminar sobre
el animal.
También se han observado orcas frente a Chiloé, destaca Hucke-Gaete,
quien trabaja allí con las ballenas azules. "En Melinka hemos tenido
registros puntuales, a veces pasan seis a diez animales, pero no hemos
podido seguirlas. No existe un monitoreo específico. De repente
alguien cuenta que las vio, pero cuando vas, ya no están. No tenemos
en este minuto la capacidad para predecir dónde habrá orcas, eso sería
una maravilla. A la gente le gusta mucho esta especie
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