Brazos rígidos y yertos,
por dos garfios traspasados,
que aquí estáis por mis pecados,
para recibirme abiertos,
para esperarme clavados.
Cuerpo llagado de amores,
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.
Quieron en la vida seguirte
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo
y muriendo bendecirte.
Que no ame la poquedad
de cosas que van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;
que fienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que tu ciencia y tu luz;
que vaya, en fin, por la vida
como tú estás en la cruz;
de sangre de pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos.
Amén.
Himno de Vísperas en Viernes Santo
[Oración del Cristiano para cada Día
Laudes y Vísperas Abreviados
Monjas Benedictinas
Monasterio de la Asunción, Rengo, Chile, 2000].
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