El peso del tiempo

por Rodericus

Diario El Mercurio, Miércoles 11 de Abril de 2012

http://blogs.elmercurio.com/editorial/dia-a-dia/el-peso-del-tiempo.asp

Los días pasan prontamente y, sin darnos cuenta, ocurre lo mismo con el tiempo aún más prolongado. La vida gira sin nunca detenerse. Todo lo que acontece está sujeto a la interrupción, menos el tiempo, que transcurre sin cesar y al que nadie es capaz de retrasar ni siquiera un instante. Uno puede demorarse, pero no el tiempo, que es un corredor empedernido e infatigable; un atleta de marca mayor cuyo único límite es la muerte, pero que, mientras ella no llega, simplemente no nos da respiro.

Es muy cierto, por tanto, que de alguna manera siempre estamos "contra el tiempo". Por ello el apuro, la urgencia, el sello irrevocable del pasado, el peso de lo provisorio, la conciencia de la finitud y la meditación acerca de lo oportuno o inoportuno de los hechos y de sus momentos.

"El tiempo -escribe bellamente Lévinas- agrega lo nuevo al ser, lo absolutamente nuevo... Es lo no definitivo de lo definitivo". Palabras ciertas, pues el tiempo es para nosotros polisémico: por una parte, aparece como duración llena de posibilidades, como báculo en el que nos apoyamos para continuar nuestro camino; pero, desde otra mirada, se muestra como resistencia inviolable, como surco infranqueable y como el pálido cerco que restringe todos nuestros movimientos.