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Múltiples modelos en educación


Múltiples modelos en educación
Dos Cartas de Álvaro Fischer
Miércoles 31 de Agosto y Viernes 2 de Septiembre de 2011

• Carta 1

Señor Director:

El debate actual
sobre educación
ha demonizado al lucro,
argumentando que éste
es incapaz de impulsar causas nobles,
como la propia educación.

Hace una década,
cuando la comunidad científica mundial,
en beneficio de la humanidad,
se impuso la tarea de secuenciar
por primera vez al genoma humano,
se organizó coordinadamente
en torno a las agencias científicas
gubernamentales de Estados Unidos y otros países,
con un equipo encabezado por el propio Watson,
codescubridor del DNA.

Estimaron que el proyecto tomaría 10 años
y costaría 3 mil millones de dólares,
siguiendo un cuidadoso
y bien planificado camino.

Y aparece Craig Venter,
científico y emprendedor,
quien motivado por el afán de lucro,
pero también por el indudable
atractivo intelectual del proyecto,
organiza una empresa privada,
levanta fondos, y mediante
un método distinto que él imagina,
toma un atajo y logra bajar
de 10 años a uno
el plazo del proyecto
y de 3 mil a 300 millones de dólares
el costo para hacerlo.

De paso, abrió el camino
al secuenciamiento comercial del genoma,
de vastas proyecciones en los más diversos campos.

El incentivo de conseguir ganancias de Venter,
condenado por una parte importante
de la comunidad científica en su minuto,
lo instó a buscar caminos
que el bienintencionado proyecto supraestatal,
con pocos grados de libertad, no supo imaginar.

La educación en general,
pero especialmente la básica y la media,
requiere imaginar múltiples maneras para hacerlo bien,
y no sólo metodologías pedagógicas centralmente concebidas.

Ello precisa la coexistencia de múltiples modelos,
por lo que sería un tremendo error eliminar uno de ellos,
el de las escuelas subvencionadas con afán de lucro.

A propósito de Venter,
él es uno de los invitados
por el parlamento chileno
a celebrar los 200 años de éste,
en un gran evento
de prospectiva científica
el próximo 1 y 2 de diciembre.

Sus anfitriones,
el senador Girardi y el diputado Melero,
podrían tener en mente este caso y sus lecciones,
cuando, en los próximos días, discutan
sobre lucro en La Moneda con el Presidente Piñera,
el ministro Bulnes y los estudiantes.

Y los líderes de estos últimos, Jackson y Vallejo,
ambos con formación científica,
harían bien en mostrar más humildad
en sus convicciones en esa ocasión,
pues aún les queda mucho tiempo
para equivocarse en muchas cosas,
como nos ha pasado tantas veces a todos nosotros.

• Carta 2

Señor Director:

En mi carta publicada el día miércoles,

Utilicé el ejemplo de Craig Venter,
científico y emprendedor,
para ilustrar que el afán de lucro
no impide necesariamente lograr buenos fines,
como la secuenciación del genoma que logró Venter,
y eventualmente otros, como la educación.

El señor Salgado me contesta
desde Surrey, Inglaterra, con varias afirmaciones.

En lo medular, dice que mi conclusión,
aunque válida en general,
no se puede aplicar a la educación.

¿Por qué?
¿Acaso las motivaciones humanas
están restringidas por áreas específicas,
susceptibles de ser definidas por el señor Salgado?

En cualquier caso,
¿por qué prohibir la iniciativa
a aquellos emprendedores educacionales
con fines de lucro que entregan
una educación acorde
con los estándares que el Estado defina?

E inversamente,
¿por qué mantener escuelas públicas
sin fines de lucro
que no alcancen esos estándares?

La calidad de la educación
se juega en campos muy distintos
a los de la presencia o ausencia de filantropía,
y nada se avanza para lograrla prohibiendo al lucro.

El señor Salgado pareció no entender
mi afirmación central de permitir
la coexistencia de múltiples modelos,
sustentada en que tanto los modelos estatales,
como los privados -con y sin fines de lucro-,
los religiosos o los laicos, son todos válidos,
siempre y cuando cumplan
con los estándares que se les exijan.

En lo accesorio, el señor Salgado
dice que me apresuré en utilizar
el ejemplo de Venter,
pues él estudió en una escuela pública
y en una universidad estatal.

¿Insinúa que mi ejemplo
sólo valdría si sus estudios
los hubiera realizado
en el sector privado?
¿Cuál es su lógica?

Finalmente, respecto
de que "nadie ha demonizado al lucro",
sólo puedo atribuir su optimismo,
o mejor dicho, su ingenuidad,
a que nos escribe desde Surrey.

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