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A este país se viene a naufragar...» se lee en la introducción del segundo tomo de la Historia General de Chile, Los Césares Perdidos,

A este país se viene a naufragar...»  se lee en la introducción
del segundo tomo de la Historia General de Chile, Los Césares Perdidos,
de Alfredo Jocelyn-Holt.

La cita viene al recuerdo al leer el reportaje reciente en el diario El Mercurio
acerca de los naufragios en Valparaíso que quedaron cubiertos por los
terrenos ganados al mar.

Medio millar de naufragios en dicha bahía desde el siglo XVII.



Placas recordarán a 13 barcos sepultados bajo calles de Valparaíso
por Hernán Cisternas
Diario El Mercurio, lunes 18 de julio de 2011
http://diario.elmercurio.com/2011/07/18/nacional/_portada/noticias/F7D1DB4D-A603-473A-AB6D-1974E24A7CDC.htm?id={F7D1DB4D-A603-473A-AB6D-1974E24A7CDC}
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Habitantes y turistas del puerto podrán conocer los lugares exactos
del actual casco urbano que ocultan los vestigios de las tragedias náuticas.


Que la actual avenida Brasil era la playa Almendral
y que la céntrica calle Esmeralda era un peñón
azotado por el mar son parte de un pasado de Valparaíso
que sólo está en conocimiento de entendidos.

Por lo mismo, pocos saben que bajo calles
y edificios de la ciudad patrimonial se encuentra sepultada
una docena de barcos que sucumbieron durante el siglo XIX,
cuando el puerto aún no ganaba terrenos al mar
ni contaba con la protección del molo de abrigo o rompeolas,
que empezó a ser construido en 1912 y se concluyó en 1930.

Los autores de un estudio que investigó esos naufragios
colocarán placas identificatorias en cada uno de los lugares
para que el público que transita junto al emblemático Reloj Turri
sepa que allí se encuentran enterrados los restos de dos barcos;
que otras cuatro embarcaciones decimonónicas
están sepultadas a un costado de la Biblioteca Severín,
cerca de la plaza Victoria, y que igual situación ocurre
en el pasaje Ross, frente a El Mercurio, y se repite
en la plaza Aníbal Pinto, en Urriola y en otros
cuatro sectores de la avenida Brasil.

Durante el siglo XIX, con un Valparaíso carente de protecciones,
el mar embravecido por los temporales disponía a su antojo
de las embarcaciones. En la bahía local se han registrado
alrededor de 500 naufragios desde el siglo XVII hasta ahora.

De éstos, 13 corresponden a eventos ocurridos entre 1820 y 1890,
cuyos vestigios y restos yacen bajo el casco urbano de la ciudad.

Hasta 1832, el mar llegaba aproximadamente
600 metros más adentro del actual borde costero de Valparaíso.

Según antecedentes históricos, hasta 1632
el agua se desplazaba hasta lo que hoy es la calle Chacabuco.

Con enroques, escombros provenientes de terremotos
y rellenos artificiales, primero se conquistaron terrenos
hasta la avenida Brasil; en 1860 se avanzó hasta
lo que hoy es la calle Blanco, y entre 1912 y 1930
hasta el actual borde costero.

El joven historiador Mauricio Urzúa Duarte,
autor del libro "Fragmentos de mar",
que investigó los naufragios
como parte de un proyecto
de la carrera de Turismo y Gestión en Cultura
de la Universidad de Valparaíso, indicó
que por años el tema fue tratado como algo mitológico.

La existencia de barcos bajo la ciudad
se divulgaba como rumor, pero faltaban estudios.

En 1998, cuando se construyeron
los estacionamientos subterráneos de la Plaza Sotomayor,
se encontraron los restos de la primera Esmeralda que tuvo Chile,
navío español capturado por Lord Cochrane en 1820.

Tras zozobrar en 1825, su estructura sirvió como esqueleto
para el primer muelle que tuvo Valparaíso.

Para que el público pudiera ver los maderos
y rocas de ese vestigio histórico,
se habilitó un museo in situ .

Sin embargo, dicho objetivo no se ha cumplido.

Planchas de madera cubren la cubierta de vidrio,
impidiendo el acceso al museo subterráneo.
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500 naufragios registra la bahía de Valparaíso desde el siglo XVII.

13 de ellos ocurrieron en sectores que hoy son terrenos ganados al mar.

600 metros tierra adentro, desde el actual borde costero, estaba la línea
de playa en 1832.

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