Diario El Mercurio, Sábado 25 de Agosto de 2012
Estimados parlamentarios:Este ruego anual, sereno y humilde, pretende que entren en razón y prime lo que tanto cuesta: la cordura.
Se está exhibiendo El vengador del futuro, un remake de una película de acción.
Aún no se había estrenado la antigua -la de Arnold Schwarzenegger- y ustedes ya eran parlamentarios chilenos.
Elegidos en diciembre de 1989 y aún abrazados a la circunscripción, región y dieta, porque el tiempo y la razón pasan en vano y ya son el original, la secuela, la segunda parte, la copia, el remake e incluso la precuela, porque se han serializado y han perdido garbo, dignidad y gracia.
Incluso los lapsos en el medio -para ministerios, subsecretarías o alcaldías- no los desgasta y siempre vuelven, porque la aspiración final puede ser de seis, siete u ocho reelecciones y tres décadas y más en el Congreso. Toda una vida.
Le hablamos a Sergio Aguiló, Antonio Horvath, María Angélica Cristi, Jorge Pizarro, Patricio Melero, Camilo Escalona, Adriana Muñoz, José Miguel Ortiz y Juan Antonio Coloma.
Ustedes fueron parlamentarios antes que se crearan el notebook y las micros amarillas, que por lo demás ya se extinguieron. Llegaron cuando Alexis Sánchez tenía un año, existía el Muro de Berlín y nadie conocía a Roberto Bolaño. Marcelo Salas no empezaba a jugar fútbol profesional. Pablo Larraín era un adolescente momio, Claudio Bunster era Claudio Teitelboim y ustedes, ayayay, ya estaban en el cargo.
Nos dirigimos a Juan Pablo Letelier, Victor Pérez, Sergio Ojeda, René Manuel García, Aldo Cornejo, Carlos Recondo, Mariano Ruiz- Esquide y Baldo Prokuriça.
No existía Megavisión ni Chilevisión. Raúl Torrealba era guatón y ni siquiera concejal por Vitacura. No se conocía la restricción vehicular y la película Palomita blanca se daba por perdida. Estaban vivos el Ayatollah Jomeini y Clotario Blest. El empampado Riquelme no había sido descubierto.
Que nos escuchen Jaime Orpis, Juan Carlos Latorre, Carlos Kuschel, Carlos Montes, Alberto Espina, José García Ruminot, Andrés Zaldívar, Jorge Ulloa y Carlos Vilches.
Pongamos otro ejemplo del precipicio ante el que nos encontramos: las películas de Harry Potter no se habían filmado, debido a que los libros aún no se publicaban, porque a la autora J. K. Rowling todavía no se le ocurría ni la idea del personaje ni tampoco la trama, y ustedes, sin embargo, ya eran parlamentarios.
Incluimos en el ruego a Guido Girardi, porque en diciembre de 1989 se presentó a diputado y no salió, y también a Alberto Cardemil, candidato a senador derrotado en esas elecciones, cuando Universidad de Chile estaba en Segunda División, Marco Enríquez-Ominami no tenía derecho a voto por edad, Pablo Simonetti era un ingeniero con un posgrado en Stanford e Iván Zamorano jugaba en Suiza y aún no aprendía el español de España.
Sólo ustedes pueden poner fin a esta situación abismal.
Una cosa es la reelección -dos veces y ya está- y otra cosa es la reencarnación.
Nos consta el sacrificio de carrera política y entendemos que ya le entregaron la vida a Chile. Con una vida nos basta.
Atentamente
Lo he copiado a mi PC y lo distribuiré entre todos mis conocidos. Debemos terminar con todos estos apernados y abrir espacio a nuevos liderazgos, ojalá de gente joven.
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