Hace pocos días se ha hecho público un estudio en el que se concluye que existen en Santiago una gran cantidad de “cités”, aquella antigua forma de vida que se niega a desaparecer.
Sólo en la Región Metropolitana existen más de 800 de estos conjuntos, algunos de los cuales aún se encuentran en buen estado de conservación y habitados en su totalidad; otros en cambio han desaparecido o presentan muy malas condiciones de mantención. Así, se ratifica la máxima que lo peor que le puede suceder a un inmueble patrimonial es caer en el abandono, pues el aumento de los daños por falta de mantención y pillaje transforman al edificio en una ruina en pocos años.
Como parte del desarrollo que sufrió Santiago a inicios del siglo pasado los cités se instalaron como una de las formas recurrentes para el desarrollo habitacional de las clases trabajadoras, con éstos se daba vida al interior de las manzanas, entregando mediante una trama homogénea que se adapta a las dimensiones del terreno, una solución de vivienda en extensión que comparte inteligentemente zonas comunes como patios y acceso. Cuando se le analiza desde la actualidad el cité correspondería al “condominio” de la época, donde los vecinos desarrollaban una vida cercana, los niños se conocían y compartían.
Sin duda, de un tiempo a esta parte, las cosas han cambiado y las formas de vida han dado origen a necesidades que han generado, a su vez, un cambio en la mirada que existe de estos inmuebles estigmatizándolos desfavorablemente. Aún así los cités se encuentran ahí, más cerca de lo que creemos, y se presentan como una interesante posibilidad de intervención patrimonial, entregando un buen estándar de localización y superficie en zonas céntricas cada vez más demandadas.
Cierto es que en muchos casos el estado de conservación es deficitario, pero considerando la calidad de los materiales y la nobleza del proyecto, esto puede transformarse en una invitación para crear nuevos espacios que se adapten a usos actuales. Existen interesantes exponentes de esta tipología, por ejemplo, en la zona del Barrio Yungay donde se ha ido consolidando el concepto de recuperación de barrio y comercio a pequeña escala. De esta manera los cités pueden entregar adecuadas prestaciones para la vivienda de un matrimonio joven, un café o un pequeño hotel que desee replicar el uso del espacio horizontal con encuentro en largos y luminosos pasillos, con un fundamento histórico de interés.
Considerando que existe demanda por vivir en zonas céntricas de la ciudad de Santiago, es un fenómeno interesante que no se haya producido un florecimiento de proyectos especializados que puedan dar “valor agregado” al producto terminado diferenciándose del departamento prototipo. ¿Será un tema de escala de negocio?, ¿será por falta de competencias o simplemente desconocimiento? La respuesta no es sencilla, pero dado que los cités existen y un buen porcentaje de ellos tiene una declaratoria que los protege debemos poner atención a su mantenimiento y gestión.
Para bajar el archivo pdf hacer clíck sobre la imagen.
Para bajar el archivo pdf hacer clíck sobre la imagen.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS