La mayor alegría de María
es ver a sus hijos los hombres
acercarse a su Hijo Jesús.
Ella está ahí, al lado
del tabernáculo, adorando,
animándonos, acogiéndonos
para presentarnos a su Hijo.
Entremos al tabernáculo con Ella
para adorar a Jesús,
no lo miremos desde afuera.
Entremos en Su corazón
en Su sufrimiento
y también en Su gloria.
María no se mueve de ahí,
no huyen en ningún momento,
quedémonos un rato con Ella.
¡Sé un alma de adoración!
Refúgiate en el Corazón de Jesús.
Escoge la mejor parte.
Entrégale tu vida
y todos tus problemas
y Él los solucionará
porque cuanto
más gloria le des.
más te defenderá
con su propia gloria.
Jesús quiere estar en nosotros,
que lo llevemos a todas partes.
Quiere ser adorado
no solamente en las capillas
y en los conventos,
sino también en tu familia,
en los lugares de trabajo,
en los colegios,
en las universidades.
No quiere ser adorado y amado
tan sólo una hora por semana;
quiere ser amado
y darnos amor
en cada instante del día.
Abre tu corazón a Su amor,
¡tan sólo déjate querer!
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