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Primera y Última‏

Eventual antología eventual

Erick Pohlhammer
Santiago, 1955
Poeta chileno, autor de los libros En mis tiempos difíciles (1979), 
Es mi segundo set de poemas(1985), 
Gracias por la atención dispensada (1986) y Vírgenes de Chile (2007). 

En 1993 obtuvo el Premio de Poesía Pablo Neruda 
para autores menores de 40 años, 
y en 2013 se publicó Oxímoron , 
un volumen que reúne 
sus conversaciones con Dino Samoiedo.

La antología reseñada lleva por título: Primera y Última.

 

por Pedro Gandolfo
Diario El Mercurio, Revista de Libros
Domingo 4 de enero de 2014

En el prólogo de este libro, Cristóbal Joannon, su editor, explica las peripecias que padeció esta antología desde que comenzó a hacerse, a fines del 1999, hasta su reciente publicación. En dicho prólogo, agudo y atento a la merecida estima de la poesía de Pohlhammer y a su ubicación dentro de la tradición literaria, no se refiere, sin embargo, a los criterios de la selección. En la contraportada, en una nota editorial, se informa escuetamente que el libro "reúne, por partes iguales, poemas recogidos de sus cuatro libros publicados y material inédito de los últimos quince años", pero en el libro mismo no hay vestigio alguno del origen de cada poema ni contiene la habitual división entre los poemas editados e inéditos, por convención también ubicados al final.

El libro, así, es una antología en la cual los libros antologados no figuran sino de manera fantasmagórica y sus poemas pueden aparecer en cualquier parte de la obra. Por ejemplo, los poemas de Vírgenes de Chile (2007) no se encuentran reunidos en un solo capítulo sino barajados por todo el libro y sin el sello de identidad del libro de origen. El orden cronológico, otro criterio usual en las antologías, tampoco se sigue y Primera y Última. Antología de Erick Pohlhammer , trastoca deliberadamente la disposición temporal original y dispone los poemas según un orden nuevo, frente al cual el anterior caduca; ese orden nuevo, de algún modo, parecería emerger de la lectura que Joannon hace de la poesía de Pohlhammer en el ya aludido prólogo.

Las múltiples infracciones que esta "antología" comete respecto del canon vigente de una antología (señaladas al paso en los párrafos anteriores) apuntan quizás al carácter irónico que subyace ya en el título y que envuelve al libro entero.
La decisión principal, para un lector común de esta obra, es haber borrado la temporalidad del poema, su momento de gestación, el hito de su salida a luz. Esa decisión, riesgosa, puede ser estimada correcta porque, sin suprimir la fuente lejana del poema, repite con un renovado entusiasmo, la fe en él y lo revitaliza, poniéndolo en un contexto nuevo e integrado con el resto de la obra. El corolario de lo anterior -no identificar ni separar los inéditos- es más dudoso de valorar. Esos quince últimos años de actividad poética transcurridos desde 1999 -es decir, la escritura actual de Pohlhammer- son una incógnita importante de resolver que esta obra deja pendiente o, más bien, subsume y arroja en una nebulosa de intemporalidad, en la línea de lo señalado en el prólogo: "está más concentrado en la poesía que en los poemas, independientemente de que algunos sean de una factura donde no caben objeciones formales".

En efecto, el libro de Erick Pohlhammer sobresale enseguida por el cuidadoso esfuerzo en dar con la forma precisa de los versos, aunque lo que haya de expresarse es inexpresable. En esa búsqueda es también visible que el elemento sonoro juega un rol esencial en su poética desde el principio al fin de este libro. La repetición de sonidos -letras, sílabas, palabras, versos enteros- en un cierto orden es el recurso al cual el poeta acude insistentemente, sea apelando a formas conocidas dentro de la tradición poética occidental o sea elaborando sus propias estructuras sonoras. Pohlhammer es un poeta musical, pero esa "musicalidad" es variada y polifuncional en tonos y en estilos (lo cual lo salva de un vano "arcaísmo") porque parece surgir de una "musicalidad interna", aquello que Pascal Quignard denomina atinadamente la "melodía propia" y no es, por lo mismo, una pose retórica forzada

La lectura de estos poemas de Erick Pohlhammer, aquí dispuestos, pone en evidencia a un poeta de una religiosidad sencilla y bastante cercana a la catolicidad popular y, simultáneamente, con una distancia y escepticismo respecto de ella no sin poca aflicción, como quien pertenece a dos mundos de algún modo incompatibles. En ningún caso lo que se lee del conjunto de estos poemas es, sin embargo, un canto simple a la pura inmanencia, en el sentido de que "lo concreto es lo divino". Con indudables dosis de ironía y humorismo, pero en algunas oportunidades con aquello que debe denominarse un poderoso sentimiento de "fervor" (léase "Virgen de Pelluhue", por ejemplo), el poeta de estos poemas, directa o indirectamente, vive en un estado de "entusiasmo", en el sentido etimológico del término, cualquiera sea el asunto de sus versos. En el poema final -"El milagro de estar vivo"-, un arquetipo de los mejores poemas de la obra, se plantea y resuelve hermosamente un dilema teológico típicamente católico, y la contradicción que anida en ello hace de ese poema un poema distinto y memorable.

Antología o no, un poemario para leer, disfrutar y volver a leer.

El libro de Erick Pohlhammer sobresale enseguida por el cuidadoso esfuerzo en dar con la forma precisa de los versos, aunque lo que haya de expresarse es inexpresable.

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