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Encuentro con el economista de origen catalán Xavier Sala i Martin‏

La solución es educativa y no de distribución
Diario El Mercurio, Economía y Negocios
Domingo 11 de enero de 2014


Desigualdad, impuestos, educación. Palabras que quizá como nunca en la historia de Chile cobraron protagonismo y copan la agenda de discusión, en momentos en que en el país se están implementando reformas, como la tributaria, y se debaten otros proyectos -como el educacional-, que las han puesto en el eje de la problemática pública.

En este escenario, algunos destacados economistas de Chile, dirigentes gremiales y hombres de negocios se reunieron en "El Mercurio", preguntaron y debatieron con el economista de origen catalán Xavier Sala i Martín, que esta semana estuvo de visita en Chile.

Entre los asistentes al evento estuvo el ex Presidente de la República Sebastián Piñera, los ex ministros de Hacienda Eduardo Aninat y Felipe Larraín, el ex ministro de Economía Juan Andrés Fontaine, el ex ministro de Educación y director del Centro de Estudios Públicos CEP, Harald Beyer; el economista y académico de la Universidad Católica Klaus Schmidt-Hebbel, el director de Fundación Imagen de Chile, Álvaro Fischer, entre muchos otros (ver listado completo en el recuadro).

En un ambiente distendido y confrontando su visión con estos expertos, Sala i Martín reconoce que la última vez que vino a Chile fue en 2013 y que pese al poco tiempo transcurrido, hoy advierte un fuerte cambio en la percepción que tienen los chilenos sobre su economía.

"En 2013, el debate por la desigualdad nadie me lo planteó y, ahora, la actitud es de mucho pesimismo y preocupación por cómo la prioridad -que es la desigualdad- pueda perjudicar a la economía por el uso de herramientas equivocadas", dispara.

Y acto seguido plantea que las autoridades chilenas han emprendido cambios difíciles de comprender.
"Cuando la economía se desacelera, subir impuestos es una mala idea según todas las teorías económicas: los clásicos, los keynesianos, los lunáticos. Aquí, se está con crecimientos no tan fuertes como antes, entonces subir impuestos a mí me parece extravagante".

Impuestos y distribución

Para Sala i Martín, la estrategia de mejorar la distribución de los ingresos mediante aumentos de impuestos no es viable. Esto, porque las desigualdades, dice, no se deben a que las familias más ricas acumulen dinero a costa de los trabajadores y luego, hereden ese dinero a sus hijos. Esto, en total contraposición a la teoría del economista francés Thomas Piketty, quien plantea cobrar impuestos para paliar las desigualdades, pues -de acuerdo con su análisis-, el sistema por sí mismo las profundiza, dado que la acumulación y rendimiento de la riqueza aumentan por sobre el crecimiento de la economía.
Para el catalán, en cambio, las desigualdades responden a cambios tecnológicos.
Prueba de ello, señala, es que el 1% más rico de Estados Unidos, que figura actualmente en la clasificación de la revista Forbes, y el 1% más rico de 1987 no tienen nada que ver. "Casi no hay nadie en común. Todos los ricos de ahora se han hecho ricos desde los ochenta hasta ahora. Los únicos que han heredado son la familia Walton, los dueños de Walmart. La teoría esa de que son familias ricas que acumulan, controlan los medios de producción y la heredan a sus hijos, todo eso es falso. Si fuera verdad, la solución sí sería poner impuestos a las herencias, pero ese no es el problema".
El problema, según Sala i Martín, es el cambio tecnológico y cita como ejemplo la compra de pasajes en avión y el cambio que impuso internet. "Hoy está perdiendo sus puestos de trabajo gente de clase media; la señora que antes hacía los millajes, porque ahora se puede hacer por internet. El problema no es coger el dinero de los ricos y dárselo a la señora que pierde su trabajo. La solución es que esa señora sea capaz de trabajar, es un tema educativo".
Por lo mismo, considera que la reforma educacional chilena está desenfocada. A su juicio, la prioridad debiera ser mejorar la educación primaria: "Si uno se preocupa por las desigualdades, olvídese de poner impuestos para distribuir, tiene que darles las herramientas a esos niños para que puedan sobrevivir en un mundo que no conocemos".
Recalca que esto, además, se da en un contexto en que como un inédito en la historia de la humanidad, se produjo un cambio que está afectando la capacidad de competencia de los trabajadores.
"Ha caído un meteorito de la misma dimensión que la Revolución Industrial, que es la incorporación al mercado laboral global de cuatro mil millones de personas, que son los asiáticos. Cómo dotamos a los ciudadanos de Detroit de la capacidad de competir con los chinos. La solución vuelve a ser educativa, no es distribución típica", dice.
¿Qué se hace en el corto plazo?
El ex ministro de Hacienda Eduardo Aninat comparte los planteamientos de Sala i Martín en el largo plazo, pero plantea sus reparos sobre su aplicabilidad y qué se hace en el corto plazo. Lo aterriza preguntándose qué pasa ahora, y no en 30 años -cuando rinde frutos la educación-, con las demandas ciudadanas.
"Es fácil descartar alguna política social o un enfoque más proactivo, pero no me cuadra con la impaciencia de la gente. Si alguna lección hemos sacado los que hemos sido ministros, es que la impaciencia de la gente también es importante", destaca Aninat.
Ante el emplazamiento, Sala i Martín recuerda que algunas autoridades españolas le hicieron planteamientos similares antes de que comenzara la crisis. "En 2007, hablaba con el Presidente Rodríguez Zapatero y él me decía algo parecido, me decía que todo esto es un tema de largo plazo y que necesitamos soluciones inmediatas, por lo tanto, no hicieron nada. Han pasado siete años y todavía están igual. Yo no soy ministro y nunca seré ministro. Mi misión siempre ha sido hablar del largo plazo. ¿Cómo se proyecta esto a políticas que se puedan vender? Ese ya es vuestro problema", responde.
El ex ministro Felipe Larraín hizo ver un matiz similar. "La desigualdad global cae fundamentalmente por China, pero la desigualdad local crece y los gobiernos tienen que sobrevivir en los países. Entonces, tú tienes una gran presión, en algunos casos instigada por algunos grupos, para desconocer todo lo que se ha hecho", dice.
El presidente de la Sofofa. Hermann von Mühlenbrock, también plantea el matiz. "Hay un dicho que dice que para llegar al largo plazo hay que pasar por el corto plazo. Hay una contingencia y una negociación política por la que tienes que pasar", señala.
A su juicio, no se puede perder de vista que el problema de Chile es la pobreza y no la desigualdad: "La pobreza debe ser cero, es inaceptable tener pobreza y en Chile todavía tenemos dos millones de pobres. Pero cuando se habla de desigualdad, nadie se atreve a dar un número sobre cuál es la desigualdad aceptable. Ahí hay un tema de que las políticas públicas se pueden empezar a construir mal, que es un poco lo que nos ha estado pasando. La desigualdad es mala, pero no es la causa de todos los males".
Los nuevos sistemas de educación en el mundo
Álvaro Fisher plantea la interrogante sobre qué pasará cuando se dé una convergencia en los niveles de desigualdad a nivel mundial, pero continúen las brechas en países específicos o al interior de ciertos países.
Cristián Larroulet sostiene que cuando ello ocurra, los países empezarán a tomar más consciencia y tendrá que plantearse una mayor respuesta desde el punto de vista educativo y de formación.
Larroulet señala que en Chile también exhibe diferencias en sus niveles de desigualdad al hacer distinciones por grupo etario. Dice que en los segmentos de mayor edad hay brechas relevantes, pero que estas se reducen significativamente en los grupos más jóvenes. Y, a su juicio, uno de los responsables es la cobertura educativa. Plantea que hace 20 años había 110 mil estudiantes en la educación superior y hoy hay 1,1 millones.
"El drama es que estamos haciendo una reforma educacional que está haciendo todo lo contrario a lo que fueron las causas del éxito en los últimos 40 años. El gran aumento de la cobertura en educación preescolar y escolar radica en la iniciativa privada y un sistema de boucher que cada familia recibe indirectamente, en función de dónde manda a su niño al colegio. Hoy todo eso está siendo cuestionado", advierte.
Klaus Schmidt-Hebbel complementa con un ejemplo los cambios que, en su opinión, deben abordarse para lograr transformaciones. Cita el caso de un programa de escuelas públicas en New Jersey, Estados Unidos, que está a cargo de 40 escuelas públicas. Allí solo van los niños más pobres y el consorcio a cargo negoció libertad absoluta, respecto del municipio, de su programa educativo. La responsabilidad del director, eso sí, es tener profesores de excelencia y que un porcentaje específico de estudiantes ingrese a la educación ( college ). "Y lo logra", comenta Schmidt-Hebbel, destacando la libertad plena que tiene un director para contratar a profesores buenos.
Sala i Martín agrega otro ejemplo innovador que se está aplicando en el norte de Europa, Asia y en algunos lugares de Estados Unidos. La llamada "educación invertida".
"Hasta ahora, el profesor da lecciones en el colegio, los niños se van a casa, hacen los deberes y se los entregan al profesor. Esto se está invirtiendo, se está haciendo que las lecciones las den los mejores profesores del mundo, los niños toman la lección en casa, hacen los deberes en la computadora pasando niveles, como si fuera un juego, el profesor monitorea, ve dónde se encalla el niño, el niño va al colegio y recibe una lección privada del profesor de acuerdo a dónde se quedó encallado", cuenta.
La desigualdad y el alza que ha tenido en China
Sala i Martín sostiene que está claro que la pobreza es mala y que tiene que erradicarse completamente. Sin embargo, plantea dudas sobre cuál es la cantidad óptima de desigualdad.
"Cuando la desigualdad sube, eso es bueno o malo, dependiendo del tipo de desigualdad. En China, las desigualdades han subido, porque los pobres han crecido a un 5% y los ricos, al 15%. ¿Eso es malo? Al mirar las desigualdades en el mundo en 2009 vemos una gran caída en la desigualdad: el mundo se hizo más igual. ¿Por qué? La crisis perjudicó a los más ricos. ¿Pero podemos decir que la crisis de 2009 fue una gran idea? No. Fue un desastre, pero si miras solo los niveles de desigualdad dirás que fue una gran idea", advierte.
Klaus Schmidt-Hebbel complementa. Y pone como ejemplo más emblemático el que ha dado en la historia reciente China y el Partido Comunista que la dirige.
"En toda la experiencia, no hay ningún país en el mundo que tan velozmente haya echado a perder y aumentado la desigualdad como el glorioso Partido Comunista que rige a la República Popular China desde hace muchas décadas", plantea el economista.
Para analizarlo, utiliza el Gini, indicador que mide la desigualdad en una escala de cero a uno, donde cero es la máxima igualdad y uno, el mayor grado de desigualdad dentro de un país.
Schmidt-Hebbel plantea que en los últimos 25 años, entre 1986 y 2011, el índice Gini de China aumentó desde 0,26 a 0,49 puntos. Es decir, "empeoró 23 puntos en un período de 25 años. Casi un punto por año", detalla.
El experto plantea, además, que es muy probable que la distribución del ingreso en Chile 2013 (como Gini) esté por debajo de la de China, es decir, que sea mejor. "Mientras nosotros mejoramos muy gradualmente en los últimos 20 años, China sistemáticamente empeoró. Entonces, seguramente nos cruzamos por ahí por el 2012, 2013 o 2014: cayendo nosotros bajo 50 y ellos subiendo sobre 50", agrega.
El efecto de la crisis de 2009
Harald Beyer releva una idea que ha ido cobrando fuerza en el último tiempo, respecto de la procedencia de la riqueza.
"Para muchos, la riqueza en los últimos años es casi fruto de la buena suerte, una casualidad. No un fruto del esfuerzo empresarial. Después de la crisis (de 2009) quedó la sensación de arreglos financieros entre grupos de personas y que la desigualdad era producto de eso. Piketty defiende ese enfoque, generando una sensación de riqueza ilegítima. Ese mensaje ha ido calando hondo", señala el ex ministro de Educación.
Sala i Martín desestima esa lectura de Piketty y si bien valora la contribución empírica realizada por sus investigaciones, tiene discrepancias sobre la lectura que hace de los cruces de datos. "Cuando veo que las desigualdades han aumentado por el incremento en el precio de las viviendas, cuestiono la interpretación empresarial que él (Piketty) hace".
Sala i Martín tiene una teoría, además, para explicar la resonancia que han alcanzado en el mundo los planteamientos de Piketty: "Tiene la suerte de que él trabajó en sus investigaciones durante 10 años, sus colegas son norteamericanos y tiene la suerte de publicar sus libros en medio de toda la efervescencia de este fenómeno. Pero Piketty no causa esto".
Desigualdad, talento y emprendimiento
Sala i Martín estima que si bien la desigualdad crea inestabilidad social, esta última obedece a razones mucho más amplias y eso explica por qué la inestabilidad se da también en países con menos niveles de desigualdad. "No creo que la desigualdad sea causante de la inestabilidad social y las protestas. La aparición de movimientos se ha dado en sociedades igualitarias, como Austria y Dinamarca. Por lo tanto, hay una sensación de injusticia que va mucho más allá de las desigualdades", explica.
Además, con su propia experiencia como tesorero del club de fútbol Barcelona por siete años, Sala i Martín también relativiza el anhelar el fin de la desigualdad.
"Siempre teníamos los debates de si era justo o no que (Lionel) Messi cobrara muchos millones de euros. Y yo siempre dije lo mismo: 'ustedes, ¿cuánto estarían dispuestos a pagar por ver un gol de Messi? Hay 200 millones de seguidores del Barça en el mundo. Si cada uno quiere tomar un café, hay que producir 200 millones de cafés. Pero Messi es un producto que todos podemos disfrutar a la vez. El mismo gol lo vemos todos. Por tanto, si cada uno de nosotros le da el valor de un café a Messi, debería cobrar miles de millones. ¿Es justo o es injusto?
Similar ejemplo ocupa con Google. "La cantidad de horas que nos ha ahorrado Google de ir a la biblioteca, de buscar cosas. Ahora, en cuestión de segundos nos da información. Todo eso vale dinero. El mismo bien puede ser utilizado por millones de personas. El gol de Messi, una aplicación. Cada uno de nosotros paga un poquito y la persona recibe millones".
"Este tipo de desigualdad a mí me parece fantástica. No es robar", dice.
El disenso de Aninat y el rol de las políticas públicas
Sin embargo, el ex ministro de Hacienda de Eduardo Frei, Eduardo Aninat, difiere en el análisis del economista español. Su cuestionamiento principal apunta a la omisión del rol que, a su juicio, cumplen las políticas públicas en el cambio de tendencias, como Chile lo ha demostrado en los últimos años.
Aninat plantea que sin desmerecer la brillantés intelectual de Xavier, lo que le causa "un tonito un poco inquietante -debo confesarlo-, es el hecho de que el esquema de construcción neoclásico liberal aquí lo hemos recorrido, estudiado y quizá fuimos hasta precursores en el gobierno de Pinochet y después, incluso, lo mejoramos mucho más, pero es un lenguaje que ya ha sido muy aplicado y recorrido", dice.
Y continúa: "Decir que el sistema está cerrado y que o somos neoclásicos, sin ningún rol particular del Estado, y confiamos en entender bien la tecnología y damos educación obligatoria a nuestros hijos como sea -para mejorar la calidad y que puedan competir con los chinos-, o no hay nada más que hacer. Yo creo que has truncado muy fuerte la agenda de políticas públicas. Y eso no ha sido lo que ha hecho Chile. Tal vez tu agenda es para Guatemala o la nueva Cuba o China en el pasado, pero aquí estamos en una agenda un poco distinta y muy complicada, más de sutilezas, de rincones. Por ejemplo, no hemos hablado nada de salud, nada de temas laborales, de distorsiones ni del sector financiero. ¿Cómo entrar a la agenda nueva que viene para ahora? Porque si no, yo temo que si fueras un asesor nuevo del Presidente Sebastián Piñera, y él supuestamente intentara volver en un nuevo período, ¡él va a perder dramáticamente la elección! O sea, con la teoría neoclásica pura, inexorable como el Corán, es lo que sirve, ¡vas a perder todas las elecciones para adelante! Hay algo que no cuadra", dice Aninat.
El ejemplo desata de inmediato un distendido diálogo entre el ex Presidente aludido y el ex ministro:
"Cuando dices 'vamos a perder las elecciones', ¿a quién te refieres?", le pregunta Piñera.
"A lo mejor tienes un contrincante", le contesta Aninat con humor.
"Entonces vamos a ganar", retruca Piñera, desatando carcajadas.
Educación, herencia y talento
Juan Andrés Fontaine plantea la inquietud sobre cómo fuera de Chile se aborda esta percepción tan arraigada de que la desigualdad contagia a la generación siguiente a través de la educación, de los resultados escolares y universitarios de los hijos de las familias ricas. "Eso para mí es difícil de combatir. Hay una cierta correlación obviamente y mi pregunta es cómo ves esa discusión afuera, en el mundo, de que la desigualdad se transmite a la generación siguiente a través de la educación, y que eso crea un problema social difícil de manejar. Y que genera un problema de eficiencia, porque se pierden talentos en sectores de bajos ingresos", inquiere el ex ministro.
"Perder talentos es una mala idea, sean ricos o sean pobres. Tirar talentos es una mala idea", afirma Sala i Martín y lo extrapola también a la pérdida de talento femenino, dado que por razones culturales las mujeres tienden a no perseverar en sus carreras. "Un país no se lo puede permitir. Se puede estar tirando la mitad más valiosa del talento", afirma.
También apunta al riesgo de perder talentos por culpa de profesores. "De los niños que tuvieron un mal profesor, unos abandonaron sus estudios. O los niños que tenían potencial para ser buenos médicos, pero que en la secundaria les tocó un mal profesor de biología, cambiaron y ahora son unos terribles ingenieros, porque un profesor les arruinó la vida. Poner en un sistema educativo a nuestros hijos, en un sistema de casualidades -de que tengas la suerte de tener un buen profesor que te ilumina-, eso es tirar talento. Hay que usar eficientemente todos los recursos y talentos, de los ricos y los pobres, de los hombres y las mujeres. Es verdad que los ricos tienen más recursos para educar a sus hijos y es verdad que una parte importante de los resultados no es porque los ricos llevan a los niños a un mejor colegio, sino porque los padres listos hablan con sus hijos y les transmiten una serie de conocimientos y aprenden", sentencia Sala i Martín.
Harald Beyer complementa señalando que, además, hay otro problema de percepción, porque sobre la base de encuestas hechas a los empresarios, Chile aparece en los rankings bastante abajo. El ex ministro de Educación cita el Informe de Competitividad Global que hace el Foro Económico Mundial y que en uno de los pilares analiza la calidad de la educación primaria en base a respuestas de empresarios y ejecutivos.
Beyer comenta que en esa medición, Chile aparece cerca del lugar 119 (de un total de 140 países) y había varios países latinoamericanos con mejores resultados que Chile, a pesar de que en todas las pruebas internacionales que conocemos Chile está mejor que otros países latinoamericanos.
"Chile es bastante mejor que eso a nivel mundial. O sea, en la prueba Pisa estamos entre los países que más hemos progresado, estamos por sobre América Latina y en ese indicador apareceremos por debajo de todos los latinoamericanos. Porque está basado en encuestas a los empresarios, tiene un rezago y dice que Chile está mucho peor de lo que efectivamente está. Hay que ir incorporando indicadores mucho más cuantitativos", dice.
 Escenarios para 2015: "El mundo funcionará con un solo motor"
"Pesimista". Así se confiesa Xavier Sala i Martín sobre el devenir de la economía mundial para el próximo año. Haciendo la analogía con un avión en vuelo, el economista plantea que "el mundo funcionará con un solo motor", de cuatro: Estados Unidos, que está creciendo saludablemente y con energía barata en parte gracias al shale gas , mientras que Japón, China y Europa están complicados. Vaticina a China desacelerando cada vez más rápido y Europa "muerta".
Plantea que la situación de Estados Unidos tendrá consecuencias positivas para mercados interconectados con esa economía, como México, Colombia, Corea e India.
A la inversa, en países que dependen más de China -como Perú, Chile, Vietnam y países asiáticos- habrá consecuencias negativas.
Un segundo fenómeno que vislumbra son las complejidades que se derivarán de la baja de las materias primas, en especial el petróleo. Si bien esto es positivo para los países consumidores y usuarios, destaca el "castigo" que esto significa para Rusia (y Vladimir Putin), uno de los países más golpeados en su economía con la baja del crudo. Y esto se suma a riesgo geopolítico que conlleva la presión impuesta a Rusia por las sanciones.
"Ahora estamos con otros tipos de desajustes. ¿Cómo se va a poder ajustar una economía con un motor funcionando y tres parados? ¿Cómo se va a ajustar a esta transferencia gigantesca de recursos por el cambio en el precio del petróleo? ¿Y una economía en que un jugador tan importante como China -que ya hizo todo lo que tenía que hacer en materia de inversión-, ahora tiene que hacer un ajuste brutal en la composición de su demanda? ¿Dónde van a venir los principales cambios y ajustes mayores para que esta nueva realidad se estabilice?, se cuestiona Piñera.
"Claramente, el problema de China es de que ha invertido demasiado tiempo en inversión, y esto ha creado un exceso de capacidad en todos los sectores. Este exceso, el PC (chino) ya lo ha visto. Claramente el crecimiento basado en la inversión se tenía que acabar, porque hay una burbuja. Lo que pasa que también tienen una prioridad contraria que es mantener el crecimiento sobre el 7,5%. Fracasan a la hora de exportar y a la hora del consumo interno. No tienen seguridad social, no tienen medicina pública y ahorran como locos para cuando se jubilen. Y cuando el gobierno baja la inversión, como no hay consumo, baja el PIB. Y el problema es que esto va posponiendo el crash . Yo no sé predecir. Hay algunos que dicen que habrá un soft landing (aterrizaje suave): que este año van a bajar al 6%, el otro al 5%. Yo lo dudo. Yo veo indicios de burbujas en algunas regiones. El precio de la vivienda colapsa, muchos bancos ( shadow banking o banca paralela) colapsando. Todo el mundo tiene una confianza infinita en las posibilidades del gobierno, como si el gobierno chino tuviera la capacidad de manipular las leyes de la economía mejor que nadie en el mundo, confianza ciega en que las autoridades sean capaces de evitar la caída. Yo no lo veo. Por tanto, la respuesta a esa pregunta va a depender de si hay un hard landig (aterrizaje forzoso) o si China sigue desacelerándose", contesta Sala i Martin.
"Hay desprestigio en todas partes, izquierdas y derechas"
- En un contexto en que la centroderecha en Chile y en el mundo aparece con falta de propuestas, ¿puede estar ahí la explicación del desprestigio del modelo y el libre mercado?
Xavier Sala i Martin: "Hay desprestigio en todas partes, en izquierdas y derechas y por eso en todas partes aparecen populismos. Hay un desprestigio del poder. Por eso aparecen extremistas de derecha y de izquierda en Europa, Medio Oriente, África, Hong Kong. Es decir, hay un descontento y yo creo que es verdad que ha habido relaciones incestuosas entre bancos y poder político. No sé el caso de Chile, pero en España una gran parte de la burbuja de la construcción se llama "el populismo del Santiago Bernabeu": donde están los ministros y se consiguen los contratos públicos. En España ha habido bancos, cajas de ahorros que no podían recapitalizarse. Las leyes de Basilea los obligaban, no podían, y emitieron activos (acciones preferentes) que pagaban, no daban poder político. Eso atrapó a miles y miles de familias, porque todos se dedicaron a vender esto a sus clientes, los abuelitos perdieron su dinero y luego viene el gobierno y rescata al banco. Pasa con partidos de derecha, de izquierda".

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