Se ha vuelto un cliché agotador. Un lugar común, un gesto de cordialidad barata. Sólo entre lunes y martes, es decir, durante la segunda y tercera jornada de Festival, han sonado tres versiones de Gracias a la vida, esa enorme melodía publicada por Violeta Parra en noviembre de 1966 y que ha sido recreada sobre la Quinta Vergara a través de distintas voces y versiones: a cappella (Laura Pausini), con guitarra (Ana Gabriel) y en piano (Raphael). Sin embargo, en lo que sí han coincidido las tres “recreaciones” festivaleras es en un pecado imperdonable, si lo que realmente se busca es el homenaje sincero: adornar como árbol de Navidad un tema originalmente pensado como un pequeño lamento campesino.
La tentación de agradar con el gran commodity de la Canción Chilena ha hecho naufragar a varios en la historia y no ha sido la excepción para estos créditos festivaleros que, con buena intención o frío cálculo, han terminado irritando con versiones aggiornadas y repletas de giros y afectaciones dramáticas torpemente diseñadas para “encarnar” el sentido de esta canción. Algunos agradecen el intento, pero no estaría mal que alguien les contara que Violeta Parra lanzó esta melodía, quizás la única melodía realmente “universal” compuesta alguna vez por alguien nacido en esta tierra, apenas tres meses antes de suicidarse a los 49 años de edad y que de ahí viene la idea de que esto fue una despedida y un canto final, más que una oda existencial necesitada de más barroquismo para acentuar su texto.
Ya está dicho: se agradece el intento. Pero sería bueno que los artistas extranjeros que llegan al país con ganas de agradar a la Platea se enteren que Violeta Parra también tiene otras canciones disponibles y que en Chile no siempre queremos al amigo cuando es lisonjero.
Ya está dicho: se agradece el intento. Pero sería bueno que los artistas extranjeros que llegan al país con ganas de agradar a la Platea se enteren que Violeta Parra también tiene otras canciones disponibles y que en Chile no siempre queremos al amigo cuando es lisonjero.
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