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Tiempo de elecciones: Entre oportunidades, desafíos y “trampas”


por Francisco RosendeDiario El Mercurio, Martes 29 de octubre de 2013http://www.elmercurio.com/blogs/2013/10/29/16492/Tiempo-de-elecciones-Entre-oportunidades-desafios-y-trampas.aspx


Francisco Rosende
Las campañas electorales son una oportunidad propicia para revisar la marcha del país y discutir ideas que apunten a alcanzar un mejor nivel de vida de la comunidad en el futuro. No obstante, la dinámica de la contienda política hace que el debate que la rodea tienda a concentrarse en planteamientos generales más que en propuestas específicas, lo que dificulta la evaluación de las respectivas agendas de gobierno. Sin embargo, un filtro adecuado para analizar y discutir las iniciativas que con mayor o menor detalle se han levantado, es la contextualización de estas a partir de una revisión cuidadosa de nuestra realidad actual y de la historia reciente.
Esta estrategia puede ser especialmente útil cuando se trata de confrontar los programas económicos. Así, parece oportuno recordar los logros que ha conquistado la economía chilena en las últimas décadas, sobre la base de una organización económica —lo que se ha denominado como “el modelo”— que se fundamenta en la iniciativa privada, la apertura al exterior y el rol subsidiario del Estado. Esta organización ha permitido progresos significativos en los niveles de vida de los chilenos, en un contexto de fuerte caída en los índices de pobreza, resultados que son vistos con admiración por numerosas economías en desarrollo que no han podido superar la trampa del populismo, en sus distintas versiones. Al respecto cabe mencionar que pocos días atrás la OCDE destacó que la economía chilena fue capaz de quintuplicar el nivel de su producto por habitante en los últimos veinte años.
Una mirada a la historia de la economía chilena de las últimas décadas muestra elocuentemente la importante sensibilidad de las decisiones productivas —esencialmente en materia de inversión, ahorro y creación de empleos— a la estructura de incentivos prevaleciente. La capacidad de reacción de una economía de mercado a los incentivos de las políticas públicas fue algo intensamente debatido luego de la crisis de la deuda externa de los 80; sin embargo, la evolución mostrada por la misma economía chilena con posterioridad a dicho episodio tiende a corroborar la validez de la hipótesis señalada.
La discusión de propuestas específicas en cada uno de los ámbitos mencionados excede los objetivos de esta columna, no obstante lo cual parece importante enfatizar la necesidad de un análisis cuidadoso de los incentivos y señales que estas pretenden establecer, dadas las consecuencias que ello tiene sobre la dinámica de las decisiones productivas.
Aun cuando pudiera resultar evidente para cualquier observador de las decisiones económicas cotidianas de las personas, es importante insistir en el hecho de que estas responden al natural deseo de alcanzar mejores niveles de vida. En el ámbito de las decisiones empresariales, es la búsqueda de ganancias el factor que estimula el diseño e implementación de proyectos que traen nuevas fuentes de empleo y la innovación. Así, el complejo, pero esencial, ejercicio de diseñar políticas públicas conducentes a construir una sociedad con igualdad de oportunidades atraviesa por la implementación de estrategias eficaces de política social, junto con una estructura y nivel de la carga tributaria que concilie el financiamiento de dichos programas. Ello de un modo coherente con la mantención de una estructura de incentivos adecuada para el desarrollo de la creatividad empresarial, la que impulsa la creación de riqueza.
Después de varias décadas de progreso con un modelo de economía de mercado, apoyado en un esfuerzo sistemático de los gobiernos por optimizar la rentabilidad social de sus proyectos de gastos, pareciera innecesario refrescar estas ideas; sin embargo, la relativa amnesia que suelen producir los ciclos políticos hace aconsejable volver sobre ellos. Más aun, después de un largo período de crecimiento, casi sostenido, pareciera haberse configurado una cierta sensación de insensibilidad de este a los cambios que se introduzcan en la institucionalidad que rodea la toma de decisiones productivas. Esta es una hipótesis errada, como lo demuestra la experiencia de diversas economías que estuvieron bien encaminadas a alcanzar el desarrollo, pero que sucumbieron a la impaciencia por adelantar las consecuencias de este. Los resultados de esta impaciencia habitualmente son una indeseable combinación de desequilibrios macroeconómicos y turbulencia política.
En un momento de importantes definiciones políticas es importante subrayar que el salto al desarrollo que anhela nuestro país exige resolver adecuadamente importantes desafíos, dentro de los que destacan: el mejoramiento de la educación; el aumento de la oferta de energía, y los problemas asociados al envejecimiento de la población. Una efectiva resolución de estos desafíos hace necesario sostener la misma disciplina de las políticas seguidas en las últimas décadas, en el contexto de una estrategia basada en la capacidad de las personas para emprender y crear nuevas riquezas, la que ha dado muestras convincentes de su efectividad. De más está destacar que los resultados de las estrategias alternativas también son elocuentes.

"El complejo, pero esencial, ejercicio de diseñar políticas públicas conducentes a construir una sociedad con igualdad de oportunidades atraviesa por la implementación de estrategias eficaces de política social..."

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