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Entre el cuerpo y la máquina, el altruismo y el aprovechamiento propio, el delincuente y el héroe...‏



El futuro...se parece demasiado al presente del subdesarrollo. 

Las casas están hechas a punta de parches y agregados baratos, 
la gente vive hacinada, los servicios de salud están siempre saturados, 
reina la desconfianza entre todos y el crimen organizado 
es una mezcla entre el matón con sobrepeso y el oportunista sin moral. 

Esa atmósfera informe, al mismo tiempo, 
permite diluir los límites entre el cuerpo y la máquina, 
entre el altruismo y el aprovechamiento propio, 
entre el delincuente y el héroe...



"Elysium", estreno
No es un mundo perfecto

por Ernesto Ayala 

Es imposible dejar de asombrarse de cómo Neill Blomkamp (1979) 
ha convertido la segregación o apartheid de su Sudáfrica natal 
en el material de sus primeros dos largometrajes, 
algo especialmente notable cuando se trata de películas de ciencia ficción. 

Esto le ha permitido, por una parte, dar sabor, atmósfera y tensión 
a un género que suele ser pasto de adolescentes 
y de productores que gustan demasiado de los efectos especiales. 

Por otra parte, bajo la protección de la ciencia ficción, 
Blomkamp puede abordar los fantasmas de su país 
sin tener que entrar en los pesados vericuetos de la historia del siglo XX 
ni en la gravedad insoslayable de los derechos universales. 

Así, a medio camino entre la cita cinematográfica, 
el pop barato y cierta estética punk, 
Blomkamp carga sus metáforas lo suficiente 
para que tomemos sus películas en serio, 
pero no tanto como para abandonar 
la diversión propia de un producto popular.

En "Distrito 9" (2009), 
los segregados era un grupo de extraterrestres 
que llegaban a Johannesburgo en malas condiciones 
y que, con el pasar del tiempo, 
terminaron viviendo encerrados 
en un gueto, pobres y hacinados, 
donde los humanos podían controlarlos y explotarlos. 

Ahora, en la recién estrenada "Elysium" (2013), 
los segregados son los habitantes de la Tierra, 
o los que se quedaron en la Tierra, 
porque el planeta sufrió un colapso ecológico 
y los ricos se escaparon a un gigantesco satélite artificial, 
donde viven confortablemente, 
mientras el resto habita en un planeta enrarecido, 
con trabajos miserables, controlados por una policía 
y una burocracia inflexible y literalmente inhumana. 

En ese mundo, Max (Matt Damon), 
un delincuente reformado, 
apremiado por circunstancias extremas, 
se convertirte en una suerte de rebelde, terrorista y héroe.

Es cierto que la cinta no se caracteriza por su sutileza ideológica: 
los ricos son en su mayoría fríos, despiadados y frívolos, 
mientras que los "terrestres" son pobres, miserables 
y explotados por corporaciones brutales, 
sin otro horizonte para mejorar sus vidas que el crimen y el pillaje. 

Esta pluma gruesa, cuesta dudarlo, 
limita las posibilidades metafóricas de Elysium, 
al entregar señas demasiado fáciles y digeribles, 
que al final evitan la auténtica reflexión.

Lo interesante está, sin embargo, en el cómo, 
es decir, en el despliegue visual de la cinta, 
que parece hablar por sí solo. 

Blomkamp filma un planeta que se cae a pedazos, 
sucio, pesado, caluroso, con un sabor innegable a Tercer Mundo, 
donde los niños juegan en calles polvorientas, 
las casas están hechas a punta de parches y agregados baratos, 
la gente vive hacinada, los servicios de salud están siempre saturados, 
reina la desconfianza entre todos y el crimen organizado 
es una mezcla entre el matón con sobrepeso y el oportunista sin moral. 

Tal como en "Distrito 9", Blomkamp utiliza la ciencia ficción 
para filmar un mundo extremadamente precario, 
que se parece demasiado a los barriales y guetos 
de America Latina o, imaginamos, de Sudáfrica. 

En esas imágenes, Blomkamp dice más 
que en todos los clichés de la trama. 

Esa atmósfera informe, al mismo tiempo, 
permite diluir los límites entre el cuerpo y la máquina, 
entre el altruismo y el aprovechamiento propio, 
entre el delincuente y el héroe. 

El futuro de Blomkamp se parece demasiado al presente del subdesarrollo. 

Así, por mucho que sea un director 
que despliegue generosamente efectos visuales 
o entre en la cascada de persecuciones, 
pistolas y acción que rigen la ciencia ficción de estos días, 
su cine también contiene un lado duro, incómodo, inconforme, 
una mirada que nos recuerda que vivimos en una Tierra 
donde hay muchísimos, demasiados, que aún viven 
en condiciones extremadamente difíciles y precarias.

ELYSIUM
Dirección: Neill Blomkamp.
Con: Matt Damon, Jodie Foster, Sharlto Copley y Alice Braga.
País: Estados Unidos, 2013.
Duración: 109 minutos.

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