Columnistas
por Antonio Martínez
Diario El Mercurio, Domingo 26 de mayo de 2013
http://www.elmercurio.com/blogs/2013/05/26/12082/El-pelo-de-Vidal.aspx
"Una conductora de televisión dice que el jugador puede hacer lo que quiera, de donde se desprende una incómoda verdad: los ricos hacen lo que quieren, la clase media lo que debe y los pobres lo que pueden..."
Antonio Martínez
Arturo Vidal llega a Chile como Pedro por su casa, que es lo que corresponde.
Con un corte de pelo inclasificable que le lleva algo de reggaeton, un poco de mohicano y casi nada de tijera y peineta. Esto es obra de Turín, nada menos, y en Italia se rinde culto a la belleza, las peluquerías son palacios y lo de Vidal no es para cualquiera.
Una conductora de televisión dice que el jugador puede hacer lo que quiera, de donde se desprende una incómoda verdad: los ricos hacen lo que quieren, la clase media lo que debe y los pobres lo que pueden.
Lo que hace Vidal, el platudo, es vestirse a su antojo y de modo alternativo y es un hipster , porque la moda le viene estrecha y no la considera ni necesita. Es un hombre libre. Y esto puede ser irritante, para un territorio tan rico y complejo en prejuicios, vergüenzas y discriminación.
La vida es injusta en general, pero no con Vidal que viene campante, sonriente y descansado. Superhéroe de la antimoda, viejo perro amigo de sus amigos, santo paladín de los flaites, prototipo único, billete largo y generoso.
Lo último que en Chile se dijo de su persona y cerebro no fue nada amable.
La memoria no es frágil, en absoluto, lo que pasa es que repente no conviene recordar, pero nadie olvida nada.
A la Selección de Chile le fue horrible con Vidal de titular, al menos los dos últimos partidos y ambos los perdió por 3 a 1.
Uno era oficial y por ir al Mundial, con Ecuador. El otro amistoso y para estirar las piernas, con Serbia.
En el primero lo expulsaron por un codazo tonto y casi al final, y por eso le endilgaron tres fechas de castigo y seis mil francos suizos de multa.
En el segundo fue por una patada voladora y alevosa, capaz de causar espanto en la más rasca de las pichangas. Le dieron dos fechas de suspensión.
Lo de Quito enervó a los hinchas y a la prensa y se lo acusó de irresponsable, inmaduro y poco confiable. Y lo ocurrido contra los serbios fue el no va más.
La conclusión universal fue que el jugador en vez de un cerebro en la cabeza, tenía un globo con material particulado, desechos y desperdicios.
Y ese plasma controlaba su sistema nervioso, equilibrio, visión y gusto.
Existía, eso sí, una misteriosa dispensa: lo que a Vidal le ocurría en la selección no le pasaba en la Juventus y no sólo no le sucedió, sino que fue el goleador del equipo, salió campeón y se puso la corona del rey Arturo y así llega a un país encantado, amable y desmemoriado, pero por ahora y según caigan resultados.
Lo que en Chile se decía de su cerebro ya se lo pasó por buena parte, seguramente bien cubierta y protegida por un bóxer slip de marca cara y diseño atigrado.
por Antonio Martínez
Diario El Mercurio, Domingo 26 de mayo de 2013
http://www.elmercurio.com/blogs/2013/05/26/12082/El-pelo-de-Vidal.aspx
"Una conductora de televisión dice que el jugador puede hacer lo que quiera, de donde se desprende una incómoda verdad: los ricos hacen lo que quieren, la clase media lo que debe y los pobres lo que pueden..."
Antonio Martínez
Arturo Vidal llega a Chile como Pedro por su casa, que es lo que corresponde.
Con un corte de pelo inclasificable que le lleva algo de reggaeton, un poco de mohicano y casi nada de tijera y peineta. Esto es obra de Turín, nada menos, y en Italia se rinde culto a la belleza, las peluquerías son palacios y lo de Vidal no es para cualquiera.
Una conductora de televisión dice que el jugador puede hacer lo que quiera, de donde se desprende una incómoda verdad: los ricos hacen lo que quieren, la clase media lo que debe y los pobres lo que pueden.
Lo que hace Vidal, el platudo, es vestirse a su antojo y de modo alternativo y es un hipster , porque la moda le viene estrecha y no la considera ni necesita. Es un hombre libre. Y esto puede ser irritante, para un territorio tan rico y complejo en prejuicios, vergüenzas y discriminación.
La vida es injusta en general, pero no con Vidal que viene campante, sonriente y descansado. Superhéroe de la antimoda, viejo perro amigo de sus amigos, santo paladín de los flaites, prototipo único, billete largo y generoso.
Lo último que en Chile se dijo de su persona y cerebro no fue nada amable.
La memoria no es frágil, en absoluto, lo que pasa es que repente no conviene recordar, pero nadie olvida nada.
A la Selección de Chile le fue horrible con Vidal de titular, al menos los dos últimos partidos y ambos los perdió por 3 a 1.
Uno era oficial y por ir al Mundial, con Ecuador. El otro amistoso y para estirar las piernas, con Serbia.
En el primero lo expulsaron por un codazo tonto y casi al final, y por eso le endilgaron tres fechas de castigo y seis mil francos suizos de multa.
En el segundo fue por una patada voladora y alevosa, capaz de causar espanto en la más rasca de las pichangas. Le dieron dos fechas de suspensión.
Lo de Quito enervó a los hinchas y a la prensa y se lo acusó de irresponsable, inmaduro y poco confiable. Y lo ocurrido contra los serbios fue el no va más.
La conclusión universal fue que el jugador en vez de un cerebro en la cabeza, tenía un globo con material particulado, desechos y desperdicios.
Y ese plasma controlaba su sistema nervioso, equilibrio, visión y gusto.
Existía, eso sí, una misteriosa dispensa: lo que a Vidal le ocurría en la selección no le pasaba en la Juventus y no sólo no le sucedió, sino que fue el goleador del equipo, salió campeón y se puso la corona del rey Arturo y así llega a un país encantado, amable y desmemoriado, pero por ahora y según caigan resultados.
Lo que en Chile se decía de su cerebro ya se lo pasó por buena parte, seguramente bien cubierta y protegida por un bóxer slip de marca cara y diseño atigrado.
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