Hace dos días, tomando té con un familiar, me comentó las dificultades que ha tenido para defender a su gremio (es parte de uno de la salud pública), para evitar que la unidad donde trabaja pase la municipalidad. Por supuesto, considera pésimo depender del municipio, dada las permanentes arbitrariedades que ocurren, donde la causa raíz es el pésimo desempeño del horrible alcalde que tienen (cosa que comparto, a pesar de ser de derecha al igual que yo). También me contó de las maquinaciones y alianzas profanas de un Senador de la República, de la zona norte, y la Seremi del ramo en la misma región, para beneficiar a sus respectivos operadores políticos, cuando ambos están en veredas opuestas del espectro ideológico. También como se desprestigia y persigue a los trabajadores del sector, sean buenos o malos, de manera gratuita. Por último, me comenta de las acciones en grupo que tuvo que desarrollar, para defender el honor, aunque eso le significó desplazarse varias veces desde su lugar de trabajo a las oficinas del gobierno regional, y sostener varias reuniones, de las cuales se obtuvo poco, y con sabor amargo. De toda esta historia, que no me sorprenden una pizca, extraigo varias conclusiones: 1. El nivel de reclutamiento y selección del ambiente público es muy deficiente (incluido mi pariente). Todos los involucrados manifiestan claras dificultades para lograr un nivel óptimo de desempeño, ya que sus obvios intereses son otros, y no respecto al cargo que desempeñan. 2. El nivel de material humano es malo (lo sé muy bien, tengo esas dificultades todo el tiempo). Sin embargo, la impresión que me deja la historia, es que los funcionarios públicos son especialmente conflictivos e influenciables por líderes negativos. La colaboración es escasa, y de un nivel de gremialismo nocivo. 3. Esto explica los niveles de pobreza que muestra el país. Casi medio millón de trabajadores fiscales son muy poco productivos, o derechamente ineficientes. Están más interesados en servirse del Estado, en vez de servirlo. Todos, incluido los profesionales, están más preocupados de los intereses de su sector, que de realizar su trabajo, que es servir a la población. Las estructuras gubernamentales tienen muchos problemas, pero tienen un trabajo, y se espera que lo cumplan. Desde mi perspectiva, nunca he tenido tiempo para actividades "extracurriculares" como las descritas, porque el nivel de exigencia y productividad que se hace cumplir en el ambiente privado está a años luz del que se vive en el fisco. Sin embargo, me siento muy orgulloso de llegar a mi casa todos los días, como perro de cansado, pero con la sensación del trabajo bien hecho. ¿Podrán decir lo mismo en el ambiente estatal? Están convencidos de que sí, pero otra cosa es con guitarra. Por J Murray
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