se vino volando desde Australia
y lo mataron en Cartagena
por Sergio Rodríguez
Diario Las Últimas Noticias, miércoles 9 de noviembre de 2011
Un petrel gigante recorrió 9 mil kilómetros para llegar a Chile.
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Hace pocos días, el Museo de Ciencias Naturales de San Antonio,
en la Quinta Región, recibió una llamada urgente de la Capitanía de Puerto.
Allí, en la playa de San Sebastián, Cartagena,
un perro doméstico acababa de morder
y dar muerte a un ave muy grande.
Lo curioso, sin embargo,
es que el alado no era ningún N.N.
En su pata izquierda tenía un anillo metálico
grabado con un críptico código numérico
y una dirección en Canberra, capital de Australia.
"Rápidamente lo fuimos a recoger.
Se trataba de un Petrel Gigante Antártico (Macronectes giganteus),
una imponente ave marítima que de seguro estaba emigrando",
explicó José Luis Brito, conservador del museo.
Así que por Internet contactó al Departamento del Medioambiente
de esa ciudad australiana (Department of Sustainability,
Environment, Water, Population and Communities of Canberra, Australia)
para dar cuenta de la suerte del plumífero.
En aquel departamento respondió la bióloga Lisa Hardy,
quien, junto con agradecerle el pésame,
le contó de la importancia del pájaro.
"Este petrel juvenil,
que medía 1,90 metros
de punta a punta de sus alas,
fue anillado con fines científicos
por el Dr. R.P. Gales
hace 7 meses y 25 días
(Código del anillo: 132-33335)
cuando recién era un pollo
en su nido de la isla Macquarie,
a medio camino entre Nueva Zelanda
y la Antártica, territorio insular
que forma políticamente parte
del estado de Tasmania, Australia
y que pertenece a la Reserva Estatal de Tasmania.
Ecológicamente, Macquarie forma parte
de las islas subantárticas Antípodas (Antipodes)
en una ecoregión con características de tundra.
Voló nada menos
que 9 mil 100 kilómetros
para llegar hasta Chile", dice Brito.
De todos modos,
no se trata de un caso atípico.
El ornitólogo Juan Aguirre
comentó que "los petreles
son aves marinas oceánicas,
y, tal como los albatros,
vuelan grandes distancias para anidar,
buscar alimento y mejores climas.
Es normal verlos por aquí.
Son carroñeros,
por eso los pescadores
los conocen como carneros marinos.
Y en medio de sus largas travesías
pueden bajar y quedarse flotando en el mar
durante algunos ratos para descansar".
José Luis Brito agrega que en 1992,
un pescador artesanal de San Antonio,
entregó al Museo un anillo que había encontrado
en un ave muerta en un espinel de pesca
frente a San Antonio en 1975.
Se trataba de un Albatros real (Diomedea epomophora)
que había sido anillado en 1974 en la isla Chatham,
Middle Sister, Nueva Zelanda.
La distribución natural de los petreles, y sobre todo del petrel gigante antártico (Macronectes giganteus), es bien extensa, comprendiendo todos los mares del hemisferio sur, desde las costas de la Antártida hasta el trópico de Capricornio
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