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Un punto de vista acerca de la Educación Superior:

 
por Sergio Melnick
Diario La Segunda, Jueves 09 de Junio de 2011http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2011/06/09/entienden-los-estudiantes-lo-q.asp
 
El Partido Comunista ha movilizado nuevamente a sus huestes
estudiantiles, con el viejo estilo de hacerles repetir como papagayos
consignas que no entienden mucho, pero suenan bien: «la crisis de la
educación superior», «el lucro satánico», «la necesidad de más
educación pública, ojalá gratuita» y «la democratización de las
universidades». Todo eso suena bien, pero carece de mucho fundamento.
Es difícil pensar que un muchacho de 18 ó 20 años sepa mucho de
sistemas educacionales, si ni siquiera ha completado una carrera ni
menos ha hecho un posgrado. Por eso protestan como masas, no con
ideas, que es el verdadero mundo de las universidades. Y es que el
mundo del conocimiento (como el de las religiones) es elitista y
jerarquizado por naturaleza, y mandan los que saben, no los que son
más numéricamente: las nuevas teorías no se aprueban por votación. Los
estudiantes quieren decirles a los demás cómo hay que hacer lo que
ellos mismos no saben. También recurren a la violencia, como lo vimos
con el ministro, signo de que no tienen ideas.
 
Qué duda cabe de que se requieren ajustes en la educación superior,
pero eso es muy diferente a sostener que el sistema está en crisis.
Hoy, gracias al lucro (el deseo natural de querer estar mejor),
tenemos un millón de estudiantes en ese nivel, debido las nuevas
universidades privadas creadas desde los 80. Tenemos más posgrados que
nunca. Tenemos más relaciones internacionales de intercambio
estudiantil que nunca. Nos llegan más extranjeros a nuestras
universidades que nunca. Muchas privadas ya compiten mano a mano con
las grandes tradicionales, y son ampliamente preferidas a las
tradicionales mediocres. Un millón de estudiantes representa el 40% de
los jóvenes entre 18 y 14 años, y queremos llegar al 80%, como en los
países inteligentes, como Japón. No hay que ser un genio para darse
cuenta de que para eso necesitamos muchas más universidades y centros
técnicos o tecnológicos. Curiosamente, la izquierda quiere menos.
La universidad no tiene como función garantizar empleo, sino mejorar
la capacidad de pensar y de aprender de manera autónoma. El resto es
siempre individual. Cada estudiante debe poder escoger libremente la
carrera que quiere. Pero la izquierda habla de los cesantes
ilustrados, desconociendo que los egresados de las universidades ganan
4 veces más que los que no van, y que la gran mayoría sí encuentra
empleo en menos de un año. Ser cesante con un título ciertamente da
más oportunidades que sin éste: es cosa de preguntarles a las personas
qué prefieren.
 
A un país nunca le sobra educación (capacidad de pensar y aprender
independientemente). Le puede sobrar entrenamiento, que es una
especialización de la capacidad de pensar. Nuestro sistema de
educación superior obliga a los estudiantes a especializarse a los 17
años, y eso es un crimen. Junto con aumentar el número de
universidades y centros, hay que moverse al sistema de college de una
vez, y tener un sistema diverso de selección, no único. Hay que
igualar las condiciones crediticias para todos, con créditos muy
blandos subsidiados. También, tener muchos estímulos a la excelencia.
Hay que mejorar el gobierno corporativo de las tradicionales, para
garantizar el adecuado uso de los recursos. Hay que mejorar la
acreditación, que es casi una burla, y facilitar la acreditación
internacional. Hay que apuntalar seriamente la investigación y los
posgrados. Hay que dar mucho más énfasis a la internacionalización. Y
también avanzar a los modelos de gestión de conocimiento más que de
contenidos.
 
La gran mayoría de los postulantes tiene alrededor de 500 puntos, y
eso significa que quedan fuera de las tradicionales de excelencia
(porque hay tradicionales que no lo son). ¿Entonces hay que dejarlos
fuera? Claro que no. Por eso necesitamos un sistema de educación que
pueda acercar el primer peldaño de la educación superior hacia abajo.
Es evidente que ese sistema tendrá una enorme diversidad de entidades
de distintas calidades: una pirámide de base amplia. De hecho, el
aporte educacional que hace una universidad o el valor que agrega al
estudiante de 500 puntos es mucho más que lo que le dará al de 700.
Esa es una sociedad que abre oportunidades.
 
Ojalá las reformas que se hagan no estén orientadas por la presión de
las marchas artificiales de estudiantes que sirven causas políticas, y
que tampoco sean simples maquillajes. El siglo 21 va demasiado rápido
y no espera a nadie que se equivoque. Tenemos una sola oportunidad y
es ahora.

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