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Rafael Guilisasti, presidente de la Comisión Laboral de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC):


"Quiero ser bastante claro y categórico en que este no es un proyecto en que haya un acuerdo entre la Confederación de la Producción y del Comercio y el Gobierno"

Este lunes, la entidad expondrá en el Congreso sus puntos de vista sobre la reforma laboral. Desde ya, Guilisasti critica que la iniciativa dote de nuevas atribuciones a la Dirección del Trabajo sin un cambio en su institucionalidad. Y también rechaza que se establezcan altas tasas de sindicalización para aplicar normas de adaptabilidad, pero que no se use el mismo criterio para la titularidad sindical. 

por Silvana Celedón y Pablo Obregón  
Diario El Mercurio, Economía y Negocios
Domingo 11 de enero de 2015
http://diario.elmercurio.com/2015/01/11/economia_y_negocios/enfoques/noticias/675DEAA4-BD92-4D81-853B-1AEAA6672CBD.htm?id={675DEAA4-BD92-4D81-853B-1AEAA6672CBD}
 
No solo por sus contenidos, sino también por sus omisiones, la reforma laboral que presentó el Gobierno hace 13 días cayó como un balde de agua fría sobre las expectativas de los empresarios.

El texto ratificó casi todos los puntos propuestos por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) -entre otros, el fin del reemplazo en huelga, la titularidad sindical y los pisos mínimos en procesos de negociación colectiva-, y desestimó prácticamente la totalidad de las sugerencias hechas por el empresariado en las reuniones sostenidas durante los cinco meses previos al envío del texto.

Por ello, el presidente de la Comisión Laboral de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Rafael Guilisasti, es categórico en señalar que la óptica del empresariado no prevaleció en esta oportunidad, no solo porque el proyecto parte de premisas discutibles -como que la relación entre empleador y empleado es asimétrica, señala-, sino también porque no se hace cargo de temas urgentes, como aumentar la productividad y facilitar la incorporación de jóvenes y mujeres que hoy están fuera del mercado laboral.

-¿Qué evaluación general hace de este proyecto de ley?

"Nosotros fuimos permanentemente consultados en un intercambio muy franco. Desde el inicio manifestamos una fuerte discrepancia con los planteamientos del Gobierno, pero una parte sustantiva de nuestras apreciaciones no fueron incorporadas en el proyecto".

-Ahora viene el debate legislativo y la CPC expondrá en el Congreso. ¿En qué centrarán su presentación?

"Nuestra presentación se va a radicar en los puntos de vista donde tenemos desacuerdo con este proyecto y, segundo, en cómo perfeccionar y sugerir cambios, de modo que el proyecto mejore. Quiero ser bastante claro y categórico en que este no es un proyecto en que haya un acuerdo entre la CPC y el Gobierno".

-Cuando se discutió el proyecto de reforma tributaria los empresarios plantearon, de manera transversal, que coincidían en la necesidad de recaudar más recursos para el Estado, pero que discrepaban de las herramientas que estaba proponiendo el Gobierno. ¿En este caso, comparten la premisa de que las relaciones entre trabajadores y empresas son muy asimétricas?

"En el caso de la reforma tributaria, había un amplio consenso inicial en torno a recaudar 3% del PIB, pero hubo fuertes discrepancias en los mecanismos recaudatorios. En este caso, nosotros partimos de ópticas muy distintas. Nuestra óptica no prevaleció, porque este proyecto tiene muchos tópicos no tocados. Los silencios de esta ley son muy elocuentes".

-¿Cuáles son los grandes silencios?

"La baja tasa de participación de jóvenes y mujeres en el empleo. Sobre esta materia, esta reforma puede tener un impacto neutro con sesgo negativo. El segundo silencio es que las formas de organización del trabajo están cambiando radicalmente y pareciera que se sigue mirando el mercado laboral como si estuviéramos en una forma de organización industrial de principios del siglo veinte, de grandes fábricas y grandes sindicatos. Lo tercero es que el esquema de capacitación hace crisis, sobre todo porque no cubre al sector que más necesita capacitación, que son los trabajadores menos calificados. Otros temas que nos preocupan son el famoso piso de negociación, ya que generará rigidez, y el hecho de que esta reforma no considere en forma explícita que la economía tiene ciclos. Nos interesaría que también hubiera medidas permanentes que protejan el empleo ante caídas muy grandes de la actividad".

-Independientemente de que ustedes quieran hablar de productividad y capacitación, la música la pone el Gobierno y, en este caso, el Gobierno decidió impulsar el fortalecimiento sindical. ¿No comparten la premisa de que en Chile la relación entre empresas y trabajadores es muy asimétrica?

"Hay otra asimetría: entre los que acceden al trabajo y los que no acceden. Esa asimetría sí que es mucho más preocupante y es tarea del Gobierno solucionarlo. La premisa hay que mirarla desde las estadísticas y el comportamiento del empleo en Chile tiende a desmentir la teoría de la relación asimétrica (entre empresas y trabajadores). Ha habido aumentos de salarios. Si uno ve sectores de gran dinamismo como la minería, en el período de expansión e inversión, los salarios crecieron muy fuerte".

-¿Qué puntos de la reforma son los más perjudiciales?

"Sobre el tema de titularidad sindical, muchas negociaciones se han realizado con grupos negociadores. Ahora se suprimirán los grupos negociadores cuando haya sindicatos, pero quedará una ventana para formar más sindicatos por empresa, de manera que habrá un crecimiento de sindicatos por empresa. Tenemos que preguntarnos por qué los trabajadores no tienen interés por sindicalizarse. Dicen que es por temor a los empresarios, pero habría que indagar un poco más. La realidad de las empresas es que al asignar la titularidad sindical se resta un instrumento muy importante que son los grupos negociadores que quieren enfrentar esto desde una cultura no sindical".

-¿Coincide con el ex ministro de Hacienda Felipe Larraín en que las herramientas que están contenidas en el proyecto buscan elevar de manera artificial las tasas de sindicalización?

"Hay tres instrumentos en la reforma: la titularidad sindical, la adaptabilidad pactada y la extensión de beneficios. Aquí, antiguamente la extensión de beneficios era a voluntad del empleador, luego será a voluntad del sindicato. Yo prefiero que la extensión de beneficios sea obligatoria. ¿Por qué vamos a entregar ahí un factor de incordio al interior de la empresa? Si el sindicato no extiende los beneficios, vamos a tener a igual función, dos rentas en una empresa. La gobernanza, el clima interno se hará complicado".

-También se ampliaron las materias que pueden ser objeto de negociación colectiva. ¿No era esa una demanda histórica del empresariado?

"Aquí se comete una incongruencia: para aplicar la titularidad sindical no hay ningún quórum mínimo, pero para la adaptabilidad, sí que hay quórum mínimo: se parte con 65% (de sindicalización mínima exigida). ¿Por qué dos criterios? O le ponemos el mismo quórum o lo eliminamos en ambos casos. Segundo, si nos salimos del mundo de la empresa, entra otro actor en esta reforma, que es la Dirección del Trabajo, con grandes poderes nuevos: puede mediar unilateralmente. Si la Dirección del Trabajo entra con esas facultades, lo mínimo es tener una reforma que proponga un gobierno corporativo colegiado".

-Salvo excepciones, en Occidente las huelgas son sin reemplazo y la Organización Internacional del Trabajo -OIT se lo ha hecho ver al Estado de Chile. ¿Lo que propone el proyecto en esta materia no es simplemente ponerse a la par de los estándares occidentales?

"Aquí no hay dogma. Se podría haber terminado (con el reemplazo en huelga), pero ¿cuál es el equilibrio global en que esto queda inserto? Para que se mantenga una coherencia en todos los cambios, la reforma tendría que haber incluido muchas más materias".

-¿Qué lectura hace del paro portuario en San Antonio, toda vez que el Gobierno ha señalado que la reforma es necesaria para encauzar una conflictividad que se da al margen de la ley?

"Los paros al margen de la ley deberían estar sancionados por el Código del Trabajo. No contribuye en nada que permanentemente haya la amenaza en sectores estratégicos".

"Las opiniones del presidente de la Asociación de Bancos
e Instituciones Financieras ABIF no representan mucho el sentir de los empresarios"

-¿Qué tanto respaldo tiene la CPC en el rechazo que ha expresado sobre la reforma laboral? Algunos dirigentes se han desmarcado, como el presidente de la ABIF, Jorge Awad.

"Cada rama ha ido viendo los impactos que tiene esta legislación en su propia actividad, pues hay distintas realidades. No hay voces únicas, pero el espíritu de cómo se miran las cosas es ampliamente compartido en la CPC, eso es lo que ha predominado. Tengo la impresión que las opiniones del presidente de la ABIF no representan mucho el sentir de los empresarios".

-¿Ni de la banca?

"Yo no quiero entrar a calificar la representatividad del presidente de la banca, no tengo antecedentes".

-¿Pero usted tiene antecedentes de que los bancos coinciden con la visión que ha expresado la CPC?

"Tengo la impresión que sí".

-¿Esperaban que esta reforma cambiara en el proceso prelegislativo? Varias de las personas que lideraron este proceso, como Roberto Godoy y Osvaldo Andrade, tenían una agenda muy clara desde el principio.

"Pero no por eso voy a sustraerme del diálogo. El Gobierno de buena fe quería escucharnos. Quizás el efecto de nuestros argumentos no fue inmediato, pero puede ser que en diez años más tengamos que revisar esta reforma".

-¿Cómo queda la relación con la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, asumiendo que muchos consideran que acá el actor clave fue el ex ministro Osvaldo Andrade a través de Roberto Godoy?

"Con la ministra del Trabajo la relación es muy buena. Podemos tener distintas opiniones pero ella propició el diálogo. Sobre el diputado Andrade, a él le gusta echar la bronca más de lo necesario y a veces se centra más en descalificaciones que en los contenidos".

 "Las confianzas para invertir aún no están reconstruidas"

-¿Cómo ve la actividad económica este año?

"Hay tres buenas noticias para la economía chilena y que hay que apreciar en toda su magnitud: la caída en el precio del petróleo, un punto de quiebre en los precios de la energía y el fortalecimiento de la economía norteamericana".

"Donde hay que estar muy atentos es con China, pues hay un cambio en su tipo de crecimiento más enfocado ahora en el consumo de las personas, lo que puede ser favorable para algunas de nuestras exportaciones".

"Ahora, las confianzas para invertir en el país aún no están reconstruidas. Sin lugar a dudas que la magnitud de las reformas del Gobierno generan incertidumbre y esa es una conducta totalmente lógica. Más aún cuando se busca hacer una reforma constitucional, pero no se saben bien sus alcances y contenidos".

-¿Qué tanto del actual escenario de desaceleración obedece al escenario externo y cuánto a razones internas?

"Los dos factores están pesando en la desaceleración, pero en 2015 los factores internos serán mucho más gravitantes para poder alcanzar el punto de inflexión y avanzar a tasas de crecimiento de a lo menos 3,5%. Los factores externos ya se están absorbiendo, de ahí la importancia del escenario interno para tener un mejor clima para las inversiones en diversas áreas desde infraestructura hasta energía. Este año el clima interno tendrá un peso mucho mayor.

-¿Existe alguna medida a la vena para mejorar el escenario de desaceleración o se requiere más bien de un conjunto de iniciativas?

"Una medida a la vena sería claridad respecto de la reforma constitucional. Es clave aclarar el cómo y cuándo se va a realizar. A mi modo de ver, las reformas constitucionales deben tener un quórum alto, y torcerles la mano a los quórum para modificarla implica un deterioro de la institucionalidad política".

"Tengo una excelente opinión de Alberto Salas"

Una evaluación positiva realiza Rafael Guilisasti de la gestión realizada por Andrés Santa Cruz como presidente de la CPC y cuya labor finaliza en marzo. "Un atributo permanente en la CPC es poder articular a las ramas y levantar temas de políticas públicas. Ese rol Andrés lo ha cumplido muy bien", señala.

Incluso descarta que el hecho de que el líder de la ABIF, Jorge Awad, se desmarcara recientemente de la CPC en sus críticas a la reforma laboral, nublen la gestión de Santa Cruz. "Siempre en una sociedad van a existir las diferencias. No magnificaría lo ocurrido. Hemos visto despliegues grandes en la reforma laboral y tributaria y los puntos de vista de la CPC se han expresado bien", responde Guilisasti.

¿Y qué le parece el nombre de Alberto Salas? "Yo tengo una excelente opinión de Alberto Salas. Cuando fui presidente de la CPC trabajé con él porque estaba en Sonami. Es el presidente de rama más antiguo, tiene una vasta experiencia, conoce muy bien el mundo empresarial, dirige un sector que es muy importante para la economía chilena, y sus dotes de liderazgo y capacidad de negociación son perfectamente adecuadas", responde el también vicepresidente de la Sofofa.

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