Es un misterio de la vida
cómo las personas
son portadoras de belleza
y cómo esta aflora
en todo su esplendor
en momentos fugaces.
Y no sólo eso,
no se trata sólo
de referirse
a una beldad
que corresponda
a ciertos cánones
o patrones de belleza,
sino a esa singularidad única,
eso inefable que cada ser humano
porta y que lo hace tan especial:
su personalidad, sus detalles,
su manera de ser, su sensibilidad,
su sentido del humor, sus afectos,
sus preocupaciones, sus esperanzas,
sus temores, su visión del mundo
y sus circunstancias de vida
que la transforman por momentos
en el centro del universo,
en el que pareciera todo detenerse
para poder apreciar tanta belleza
concentrada en un ser humano
adorable, único e irrepetible.
Las fotos tienen ese poder
de gatillar al contemplarlas
una secuencia de emociones,
recuerdos, afectos,
y ese asombro que nos hace
contemplar la maravilla
que puede albergar,
muchas veces sin saberlo
una persona
por el sólo hecho de existir.
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