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A propósito de Mitos y Leyendas‏


En las ciudades en general
y en torno a los establecimientos educacionales
tanto de nivel escolar como universitario, en particular,
es frecuente que se transmitan historias,
que si están bien contadas pasan a formar
parte de la mitología de una época
y alcanzan niveles de credibilidad
incluso mayores que la opaca realidad.

Cuando estábamos en el colegio,
recuerdo una historia que se contaba
en torno al Father Dorsey,
que decía que en la Guerra de Corea,
siendo piloto de un caza,
fue alcanzado por las fuerzas enemigas
y mientras el avión se precipitaba a tierra
prometió hacerse sacerdote 
si sobrevivía a dicho trance.

En la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas,
había un profesor de estatura pequeña, 
tez morena y bigote, al cual toda una generación 
de grandes ingenieros matemáticos
(entre ellos Eric Goles, Servet Martínez,
Carlos Conca, Álvaro Fischer, Florencio Utreras,
Mario Ahués…para nombrar unos pocos)
la mayoría de ellos doctorados en Francia,
algunos de ellos incluso galardonados 
con el Premio Nacional de Ciencias Exactas,
le deben el impulso vital inicial
al ímpetu de don Moisés Mellado.

La primera que vi a don Moisés
fue en un ascensor del Edificio Central
de la Facultad.  No habría parecido
extraño que alguien lo confundiera
con el ascensorista.

Fue profesor mío en Cálculo III
(teniendo como Profesor Auxiliar
a la lumbrera de Mario Ahués,
hoy en Francia y notable y precoz maestro).

Las clases de Cálculo III
se realizaban en el Pabellón de Química,
Sala Q-10, hoy Aula Moisés Mellado.

Recuerdo como si fuera hoy,
el pizarrón cubierto de derivaciones
y demostraciones impecables
de teoremas del análisis en varias dimensiones. 

La sala llena de humo
y Mellado haciendo una pequeña digresión,
para poner énfasis en el valor 
de la Tierra como nuestro hogar,
esto a unos tres años del primer alunizaje
del hombre y a cuatro años de la 
película de Kubrik, 2011, Odisea del Espacio.

De Mellado se contaba que era ingeniero
en todas las menciones, menos en 
Ingeniería de Minas, porque en el examen
le hicieron examinar una roca
que según Mellado contaba con
un elemento más del que aseveraban 
los profesores de la comisión examinadora.

Según la leyenda, la susodicha roca
fue llevada al laboratorio para ser
examinada, concluyéndose que
Mellado estaba en lo correcto.

Ergo, Mellado habría rechazado
el título en dicha mención,
porque no aceptaba que le
fuera concedido por académicos
que sabían menos que él.

Veamos que dicen los Anales
de la Fundación Moisés Mellado Guajardo

Moisés Mellado fue un profesor emblemático 
para la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas
de la Universidad de Chile, debido a los altos niveles académicos
que alcanzó en su época, a pesar de su modesto origen. 

Nació el 17 de mayo de 1917, en un lugar muy peculiar: 
un barco ballenero, frente a la costa de Talcahuano. 

Probablemente, este hecho haría que su sueño de niño 
fuera ser marino mercante, pero a medida que crecía, 
la ingeniería conquistó su corazón.

Sin embargo, su gran vocación 
se enfrentaría a su precaria realidad familiar, 
y al no encontrar el apoyo de sus padres, 
no tuvo otra opción más que alejarse de su hogar 
para conseguir su sueño de estudiar Ingeniería. 

Con esta determinación, ingresó a la Facultad en el año 1940, 
para descubrir que lo que parecía ser la meta
era sólo el comienzo de una larga carrera.

Como era de esperarse, su vida  comenzó a ser muy dura, 
ya que tuvo que trabajar para vivir y costear sus estudios. 

Afortunadamente, en una sociedad como la de antaño, 
lo básico era más asequible; además, Moisés contaba 
con la posibilidad de vivir en el pensionado de la universidad, 
donde rápidamente se hizo conocido por tener  un carácter fuerte 
y por ser muy seguro de sí mismo. 

Gracias a su personalidad y a su profunda dedicación al estudio, 
se convirtió en un alumno sobresaliente, ganándose el aprecio 
de sus compañeros y profesores.

Finalmente, tras años de esfuerzo, 
consiguió titularse como Ingeniero Civil Industrial 
en el año 1949.

Como profesor de cátedra, fue una “leyenda en vida”. 

Su obsesión por la ingeniería lo llevaba 
a preparar durante toda la noche sus clases
para el día siguiente, y hacía de Moisés 
un catedrático más estricto que la media de sus colegas. 

Su nivel de exigencia lograba que sus alumnos 
pensaran que él no los quería, por el duro trato que les daba.

Más tarde descubrirían que esta actitud 
era sólo una máscara, a través de la cual pretendía 
inculcarles un espíritu de superación igual o mayor al suyo.

Este mismo espíritu lo llevó a viajar y conocer 
gran parte de Europa y sus refinadas culturas. 

Sin embargo, su máxima admiración 
fue siempre la cultura francesa 
y, buscando siempre la vanguardia en lo que hacía,
se hizo un devoto visitante de las mejores universidades, 
bibliotecas y librerías de ese país. 

Fue así como, en uno de sus viajes a la Universidad de Grenoble, 
se deslumbró con el desarrollo de la carrera de Ingeniería Matemática 
y ya de vuelta, lo aplicó exitosamente en la Facultad. 

Creó así la carrera de Matemática Aplicada (1965),
que fue la base de lo que hoy es Ingeniería Civil Matemática. 

En reconocimiento, fue elegido como Director del Departamento de
Matemáticas en 1969, cargo que ejerció hasta enero de 1974.

Moisés Mellado dio la vida por aprender y enseñar lo que sabía. 

Llegó a ser el alma de Escuela de Ingeniería durante muchos años, 
hasta su fallecimiento en Enero de 1983, el que aconteció 
tras una larga enfermedad que nunca logró someterlo. 

Su legado es hoy un ejemplo de superación personal 
y un aporte directo al engrandecimiento académico
de la Universidad de Chile.

Nota:  Lo que yo había escuchado es que don Moisés Mellado
había muerto atropellado al cruzar a mitad de cuadra
la avenida Blanco Encalada.

Al final uno no sabe si quedarse con la leyenda o la realidad.
Ya lo decía Einstein: la imaginación es más importante
que el conocimiento…porque tal vez, entre otras cosas,
es capaz de generar nuevo conocimiento

12 comentarios:

  1. A medida que uno conversaba con él, se iba agrandando, y terminaba en un modesto GIGANTE......Lo conocí aquí en Guayaquil.....Me transmitió novedosos y desinteresados consejos para mi actividad profesional...Fue un regalo de Dios que compartió todo lo que ÉL le dió......Arturo Carrión......arquitecto.

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  2. A medida que uno coversaba con él, se iba agrandando y al final terminaba como un modesto GIGANTE....Tuve la fortuna de conocerlo aquí en Guayaquil....Me entregó parte de su saber en oportunas, novedosas y desinteresadas indicaciones para mi actividad profesional...Un regalo de Dios, que compartió a plenitud los dones que Él le otorgó.

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  3. A medida que uno conversaba con él, se iba agrandando y terminaba en un modesto y sabio GIGANTE...Tuve la fortuna de recibir sus oportunas, novedosas y desinteresadas indicaciones para mi actividad profesional....Fue un regalo de Dios que compartió a plenitud los dones que ÉL le dió.....A. C.

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  4. Entre las personas admirables que marcaron mi experiencia vital.
    Gracias, Don Moisés Mellado Guajardo, Maestro!!!

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  5. Sus controles estaban diseñados , segun él, para medir conceptos, no para trastornar estudiantes con preguntas letales. Un gigante intelectual, hombre de buen corazón , lo recuerdo como si fuera hoy, escribía todo en la pizarra dando siempre lo mejor de él, que paciencia ! , gracias por todo Don Moisés.

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  6. Sus controles estaban diseñados , segun él, para medir conceptos, no para trastornar estudiantes con preguntas letales. Un gigante intelectual, hombre de buen corazón , lo recuerdo como si fuera hoy, escribía todo en la pizarra dando siempre lo mejor de él, que paciencia ! , gracias por todo Don Moisés.

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  7. Llegaba siempre atrasado a sus clases, decíaa que era para dar tiempo a que llegaran los alumnos. No le gustaba que llegasen atrasados. Nos insultaba cuando no le respondiamo algo que él preguntaba. Escribía en la pizarra "Babosos". Nos decía a gritos "No tienen idea... traigan a sus padres, son.. ministros... militares... no saben nada...!!!!"
    Nunca conversé con él, pero le tenía un profundo respeto (temor tal vez), llegaba a mi casa a estudiar, para interntar aprender más. Sus clases eran simples, enseñaba lo esencial. Dedicaba tal vez la mitad de su clase a conversarnos sobre sus viajes, a Rusia, Francia, etc.
    Creo que fue el mejor profesor que tuve en todo el tiempo de estudiante.
    Siempre le recuerdo y le comento a mis hijos de mi experiencia como alumno con este destacado maestro, don Moises Mellado.
    FquezadaE

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  8. Fui su alumno en Calculo 3. Me llamo poderosamente la atencion, que las clases se las sabia de memoria.

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  9. Fui alumno suyo en calculo 3. Me llamaba poderosamente la atencion que las clases se las sabia de memoria. Fue a mi juicio uno de los mejores profesores de la Facultad. Don Moises, siempre lo recordare con cariño.

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  10. siempre me encontraba con el cuando tomaba la micro av matta, y conversaba sobre varios temas, cuando uno salia de la escuela de ingenieria en 1971, siempre se veia al profesor MOISES AMELLADO, afuera de la escuela conversan con muchos estudiantes, era un gran profesor de calculo

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  11. Estos chilenos..., solía decir. Nunca lo escuché referirse a la contingencia del presente. Hacía comentarios cortos quizás con una carga histórica pero dando a entender un descontento.Su manera de presentar la materia era exquisita y clarísima, un placer haber sido su alumno.

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  12. Sus clases eran geniales y todavía tengo esos cuadernos como recuerdo de un gran maestro.

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