Artículo correspondiente al número 317 (27 de enero al 1 de marzo del 2012)
Sergio Mardones Moraga tiene 64 años y desde los seis juega a comprar y vender casas. No sabe de dónde le vino esa pasión pero ¡vaya que le ha sacado el jugo! Primero, le apuntó medio a medio con su corredora de propiedades en La Dehesa. Y luego, aprovechando la crisis subprime, agarró una buena cartera de casas en Estados Unidos. Esta es su historia. Por Catalina Allendes E.; fotos, Elisa Bertelsen
Recién casados, Sergio Mardones Moraga y María Inés Bascuñan Ochagavía vivían en la calle Del Inca, en Las Condes. Ingeniero civil de profesión, él tenía una maestranza, ella trabajaba en un banco y por las tardes salían a caminar por el barrio. Por el puro gusto de mirar casas.
Mardones desde siempre se sintió atraído por las propiedades. Recuerda que desde niño jugaba con su hermano Álvaro a comprar y vender casas y por eso es que tras la crisis del 82 no dudó un segundo en poner en práctica su afición por lo inmobiliario.
Invirtió todos sus ahorros en una casa en Vitacura, la que tras algunos arreglos –además de ir a regar el jardín todos los días–, vendió a buen precio tres meses después. Y esa casa, dio paso a otra, y luego a otra, dando así inicio a la historia que el reconocido hombre de las propiedades Sergio Mardones nunca había querido contar.
Primero se posicionó como pocos con su corredora de propiedades, especialmente cuando La Dehesa vivía sus años de boom. Años más tarde, vio que con con la crisis subprime en Estados Unidos se abría una gran oportunidad, y hoy quiere convertirse en un vehículo para inversionistas que buscan rentar dinero en el área de propiedades comerciales. En el camino, se ha hecho una buena fortuna. Pero, calladito, no quiere soltar ningún número.
Logramos sentarlo en un café de la calle Luis Pasteur, junto a sus hijos Magdalena (32) y Rodrigo (30), que trabajan con él. Sergio, el mayor, no se ha sumado al redil familiar.
Atendido por su dueño
Corrían los últimos años de los 80, cuando Mardones decidió dedicarse al negocio de las casas. Vendió su maestranza, se construyó su propia residencia en La Dehesa y con oficina ahí mismo, empezó a incursionar en ese barrio donde no había ningún corredor posicionado. Se lanzó. Las ventas de Vitacura le habían proporcionado su primer colchón y había ganado experiencia.
Lo primero que hizo fue contratar un abogado para darles una arista más profesional y segura a las transacciones. Y, motivado por su señora, decidió cambiar la relación con los clientes: ella misma los subía a su auto y los acompañaba a ver cada casa. Fue María Inés Bascuñán también la que, prácticamente casco en mano, visitó las obras de las empresas constructoras que se asomaban en La Dehesa para ofrecerles su servicio de venta. Éxito total. Mardones Propiedades se posicionó rápidamente como la corredora del sector.
Ya son más de una decena las casas que Mardones Moraga ha comprado en Atlanta. Las adquirió en menos de un 30% del valor que hoy tienen. Su hijo Rodrigo se instaló un tiempo en esa ciudad estadounidense para echar a andar el negocio. |
Pero pese a ese éxito, Mardones, seguía interesado en la compra y venta de casas como un negocio de rentas, algo que supo aprovechar con fuerza durante la crisis asiática e invirtió en una buena cantidad de locales comerciales. Sus hijos recuerdan que siendo muy chicos, en un viaje a Estados Unidos, mientras todos iban de shopping, el padre pasaba tardes enteras comprando libros sobre rentas inmobiliarias. “La primera vez que fuimos me traje varios volúmenes”, cuenta Mardones. “¡Papá fue una maleta!”, le recuerda Magdalena entre risas.
Y como lo que se hereda no se hurta, el negocio ha permeado a sus hijos al punto de que, antes de cumplir 25 años, los tres ya habían invertido exitosamente en locales comerciales.
American dream
En esto de leer y conocer los mercados, Sergio padre y Rodrigo viajaban periódicamente a hacer cursos a Estados Unidos. Fue el último el que les hizo girar el rumbo. Al volver a Chile, tomaron la decisión de vender Mardones Propiedades para dedicarse ciento por ciento a la inversión. Se instalaron en Atlanta –una de las ciudades más pujantes y populosas de ese país– a comprar y vender propiedades. Rodrigo se trasladó por un par de años a esa ciudad, para echar a andar el negocio.
Por ahora, han comprado más de una decena de casas típicas de clase media cuyo valor promedio es de 150 mil dólares, siendo que las adquirieron en menos de un 30% de ese precio cuando estaban en manos de los bancos. Hoy las tienen todas arrendadas a la espera de que se calmen las aguas y obtener la jugosa rentabilidad por su venta pues, según Sergio Mardones, “a ese mercado aún le faltan algunos años para recuperarse”.
-Con tanta crisis, ¿están dispuestos a acudir a otras latitudes a hacerse de propiedades?
-No, Estados Unidos, y Atlanta misma, son un mundo. Así es que por ahora estaremos concentrados en eso y en Chile.
El proyecto local
Pero por mucho que sus tiros estén puestos en Estados Unidos, mantienen un pie firme en Chile. Se han concentrado en propiedades comerciales, el sector oriente y centro de Santiago. “Varias decenas”, dice el padre.
“Estamos dándole forma como un negocio para terceros. En Chile mucha gente tiene plata para invertir y quiere hacerlo en temas inmobiliarios, pero no tiene la información adecuada para hacerlo”, explica Rodrigo Mardones. Aseguran que este negocio tiene una rentabilidad de UF más 8% por concepto de rentas, más plusvalía y beneficio tributario de la depresiación, entre otros, y es una tremenda alternativa a la bolsa o a fondos mutuos.
“Estamos apuntando a personas y empresas que dispongan de capital para invertir en algo seguro, rentable y de largo plazo”, acota Sergio Mardones Moraga.
De hecho, apuestan a un crecimiento anual de 20% durante los próximos cinco años. Espacio Inmobiliario es el nombre que se pusieron. Este trío familiar ya tiene el ojo desarrollado, no sólo porque sabe dónde comprar, sino porque también ha aprendido a generar oportunidades.
En esto de leer y conocer los mercados, Sergio padre y Rodrigo viajaban periódicamente a hacer cursos a Estados Unidos. Fue el último el que les hizo girar el rumbo. Al volver a Chile, tomaron la decisión de vender Mardones Propiedades para dedicarse ciento por ciento a la inversión. Se instalaron en Atlanta –una de las ciudades más pujantes y populosas de ese país– a comprar y vender propiedades. Rodrigo se trasladó por un par de años a esa ciudad, para echar a andar el negocio.
Por ahora, han comprado más de una decena de casas típicas de clase media cuyo valor promedio es de 150 mil dólares, siendo que las adquirieron en menos de un 30% de ese precio cuando estaban en manos de los bancos. Hoy las tienen todas arrendadas a la espera de que se calmen las aguas y obtener la jugosa rentabilidad por su venta pues, según Sergio Mardones, “a ese mercado aún le faltan algunos años para recuperarse”.
-Con tanta crisis, ¿están dispuestos a acudir a otras latitudes a hacerse de propiedades?
-No, Estados Unidos, y Atlanta misma, son un mundo. Así es que por ahora estaremos concentrados en eso y en Chile.
El proyecto local
Pero por mucho que sus tiros estén puestos en Estados Unidos, mantienen un pie firme en Chile. Se han concentrado en propiedades comerciales, el sector oriente y centro de Santiago. “Varias decenas”, dice el padre.
“Estamos dándole forma como un negocio para terceros. En Chile mucha gente tiene plata para invertir y quiere hacerlo en temas inmobiliarios, pero no tiene la información adecuada para hacerlo”, explica Rodrigo Mardones. Aseguran que este negocio tiene una rentabilidad de UF más 8% por concepto de rentas, más plusvalía y beneficio tributario de la depresiación, entre otros, y es una tremenda alternativa a la bolsa o a fondos mutuos.
“Estamos apuntando a personas y empresas que dispongan de capital para invertir en algo seguro, rentable y de largo plazo”, acota Sergio Mardones Moraga.
De hecho, apuestan a un crecimiento anual de 20% durante los próximos cinco años. Espacio Inmobiliario es el nombre que se pusieron. Este trío familiar ya tiene el ojo desarrollado, no sólo porque sabe dónde comprar, sino porque también ha aprendido a generar oportunidades.
La venta de Mardones Propiedades |
Hasta hace unos años la mayoría de las casas en venta de La Dehesa tenía un cartel: Mardones Propiedades. Y aunque hoy sigue figurando con fuerza el nombre, la competencia en el sector se ha acrecentado. “El 2% sagrado que los corredores cobraban a compradores y vendedores se ha ido desdibujando y la competencia ha crecido enormemente”, advierte Sergio Mardones. Hoy la corredora quedó en manos de tres ejecutivos que llevaban años en la empresa –Francisco Bascuñán, Julio Arévalo y Manuel Cuevas- y sigue funcionando bajo el nombre de Mardones, que ya es marca registrada. Como parte de la transacción de venta, Sergio les “cedió” el nombre… “siempre que hagan un buen uso de él”, dice en medio de su chochera empresarial. |
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