de la infancia,
como un tren
que no termina de avanzar
por rieles eternos.
No es la infancia
donde deseamos volver,
sino a un paisaje
que en realidad
nunca habitamos.
Lo que en verdad
echamos de menos
de la infancia
no es el árbol
de nuestros juegos,
sino el territorio
que se observaba
desde sus ramas.
La tierra que nunca habitamos,
donde no había frontera posible
para nuestros sueños...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS