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CAROLINA LARA, rrrr

Historias residuales


A ratos ha podido parecer repetitivo, pero siempre termina sorprendiendo cómo Eugenio Dittborn provoca sutiles y a la vez hondas variaciones en una misma estrategia de obra reconocida desde principios de los 80. Sus pinturas aeropostales -telas plegadas que envía en sobres a través del correo aéreo- han recorrido el mundo, potenciándose a partir de nuevos recursos, iconografías y contextos, suspendiendo o impulsando los análisis posibles en la cargada perplejidad de imágenes fragmentadas y descontextualizadas, así como en la delicadeza de los lienzos, la expresividad de la mancha, de las tramas, líneas y pliegues.
En Dibujos vuelve a una técnica que no exhibía desde mediados de los 70 y con la que el Premio Nacional de Arte 2005 comenzó justamente una producción que ha reflexionado sobre los procesos de la imagen, sobre el arte mismo y sobre los retazos de historias que convergen en nuevos textos visuales. Pero, al contrario de esas obras condicionadas por herramientas propias del dibujo técnico, acude ahora al trabajo a mano alzada, a una linealidad donde también tienen lugar cierta emotividad, el azar y el error.
Los polípticos son variaciones de un modelo. Está primero la impresión de algún original: del recorte de una caricatura encontrada en algún diario, de la portada de una revista antigua (como en la foto), de un dibujo infantil en una agenda, o de un pequeño objeto escultórico que representa una calavera sobre un libro y que se encuentra en sala, siendo en sí mismo representación de un símbolo propio de la pintura antigua. O sea, no está nunca el original. Las variaciones son nuevas versiones que se alejan del modelo o se acercan a él desde un ejercicio gráfico que repite las formas pero nunca copia; que deforma y raya, que se equivoca y borra, que contiene o expande los trazos, dando con figuras que parecen remedos cubistas, futuristas o neoexpresionistas, titubeantes estudios esquemáticos o simplemente gestos impulsivos.
Como si se hubiera enfocado en una sola imagen de alguna pintura aeropostal, retoma referentes y los somete a un proceso de transformación donde los actos fallidos adquieren presencia estética y se vuelven significantes. De algún modo, se trata nuevamente de un trabajo sobre la reproductibilidad técnica y la posibilidad aurática de la obra. También, de la ausencia del original, donde su reminiscencia ya representa otra cosa. Se trata de una pérdida y de un hallazgo, donde los pliegues ya no están, sino el cuadro enmarcando ciertos remedos inconscientes o historias residuales.

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