por Antonio Gil
Diario Las Últimas Noticias
Jueves 5 de abril de 2012
Se llama psicofonías a aquellas voces
que, supuestamente venidas de ultratumba,
son captadas casualmente por grabadoras,
por lo general en cementerios
y manicomios abandonados.
Sucede que en esta gran casa embrujada
que es Chile, en esta casa de orates
de toda laya en nos hemos convertido,
la última psicofonía que captamos
corresponde a la voz de Margot Honecker,
la ex primera dama de Alemania Oriental
(asilada en nuestro país desde la caída de
la llamada República Democrática Alemana),
quien emitió para la televisión germana,
tras largos veinte años,
unos raros susurros y gruñidos,
que parecían provenir de un mundo
muerto, helado y espeluznante.
Un inframundo que creíamos
en el pasado para siempre.
Este ser espectral, viuda
del desdichadamente célebre
Erich Honecker, dijo: "La reunificación
de Alemania fue un error". Y agregó:
"La caída del Muro de Berlín
se debió a la conjura de Occidente
apoyados por traidores".
Como si todo aquello fuese
todavía poca psicofanía escalofriante,
este fantasmal personaje (cuya salud
es chequeada en Cuba todos los años
sin costo alguno durante un mes completo
a cuerpo de reina) siguió
su fantasmada televisiva
defendiendo, con los dientes apretados,
nada menos que a las Stasi,
aquella policía política
de brutalidad insuperada
incluso por la DINA.
Barbarie y sadismo de Estado
que les permitieron a los Honecker
perpetuarse en el poder,
gracias a una de las dictaduras
más eficaces y siniestras
de que se tenga registro.
"La RDA tenía enemigos,
por eso existía la Stasi",
señaló impávida esta aparición
ante las cámaras germanas.
De paso se refirió,
con una voz escalofriante,
a las personas que sufrieron
persecusiones en ese paraíso
del "socialismo real",
a quienes calificó
de "gente que se disfrazó
como víctimas políticas".
Y aún quedaba algo más que decir:
que los que murieron tratando
de cruzar el muro eran "estúpidos".
Y todavía más:
"Es una tragedia que mi país
haya dejado de existir",
dijo la evanescente dama
con un gangoseo
de Colonia Dignidad
que pone la piel de gallina.
"Aunque vivo en Chile,
mi corazón sigue estando en Alemania",
agregó por si no tuviéramos ya suficiente,
mostrándose ahora nostálgica esta ánima
en pena arrancada de un tiempo
cuyo horror todavía no ha sido sondeado
en toda su oprobiosa profundidad.
Pero los sonidos del averno
no terminan allí, claro que no,
porque su voz fósil alcanzó
con su oleada a uno de los rostros
frescos de nuestra izquierda,
al asegurar que estaba convencida
de que "Camila Vallejo encarna,
gracias a su combatividad
y militancia política,
el futuro de Chile".
¿Qué habría captado una grabadora
en el famoso hospital psiquiátrico
para detenidos políticos de la RDA
llamado Waldheim?, nos preguntamos.
¿O en el museo memorial
en que se ha reconvertido
la antigua cárcel de la Stasi en Berlín?
Más o menos lo mismo
que en el patio 29
del Cementerio General.
Poco más o poco menos
que en la Villa Grimaldi.
Definitivamente el horror
se resiste a morir en la memoria.
Y vive con especial intensidad
en la memoria de quienes
han medrado de él.
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