por B.B. Cooper
Soy católico y lo del viernes pasado me dolió. Pero no porque comieran carne -que me encanta- ni embutidos al carbón -que me fascinan-. Me dolió porque fue una afrenta gratuita, odiosa, provocadora sin razón. Y -también debo decirlo- porque me faltó la neurona para entender la idea.
Diario El Mercurio, Jueves 12 de Abril de 2012
Soy católico y lo del viernes pasado me dolió. Pero no porque comieran carne -que me encanta- ni embutidos al carbón -que me fascinan-. Me dolió porque fue una afrenta gratuita, odiosa, provocadora sin razón. Y -también debo decirlo- porque me faltó la neurona para entender la idea.
Examiné mi conciencia para descubrir una vez más que, sin ser superior a ninguno de esos provocadores (incluso inferior en muchos aspectos), parece que somos distintos. ¿Iría yo a parrillar carne de cerdo a una sinagoga? Por ningún motivo. ¿Me burlaría de Mahoma en la cara de los musulmanes? Ni pensarlo. Sin sentirme ni considerarme mejor ni peor, aprendí de niño -y trato de cultivar de adulto- el respeto por el otro, base de toda convivencia democrática. Pues respetar al otro, aunque difiera de sus opiniones o creencias, es considerarlo un igual: un "otro" de lo que soy yo mismo, no un otro de "otra cosa".
Así, me dolió la pequeñez cívica y democrática de estos tipos. ¡Qué importan los costillares, que a todos nos gustan! El problema es "razonar" más o menos así: "No sólo discrepo de lo que piensas, no sólo me parece absurdo. No sólo me burlo de tu estupidez, sino que además te ofendo y me río de lo que te importa. Pues te desprecio. No sólo no me importas, sino que me pareces prescindible. Y, aun, detestable".
¿No habíamos rasgado tantas vestiduras con el caso de Daniel Zamudio? ¿En qué quedamos?
Leí la columna con simpatía,
la del pobre cristiano
ofreciendo un ayuno
en medio de la «tentación de la carne».
la del pobre cristiano
ofreciendo un ayuno
en medio de la «tentación de la carne».
Que yo sepa, en su momento
no impidió ni manifestó queja alguna,
ante los olores de costillares,
carnes y embutidos variados
asados al carbón en una parrilla
del vecindario y que se paseaban
por su nariz ayunante.
no impidió ni manifestó queja alguna,
ante los olores de costillares,
carnes y embutidos variados
asados al carbón en una parrilla
del vecindario y que se paseaban
por su nariz ayunante.
Es sólo la expresión
de lo que sintió en su fuero
interno, como una provocación,
(aunque es muy posible
que el vecino no haya tenido
segundas intenciones, más que comerse
un asado, sin tener conciencia
que era el día de la crucifixión del Señor.)
de lo que sintió en su fuero
interno, como una provocación,
(aunque es muy posible
que el vecino no haya tenido
segundas intenciones, más que comerse
un asado, sin tener conciencia
que era el día de la crucifixión del Señor.)
El tono de don B.B. Cooper
no parece justificar, que,
además de haberse privado
de las exquisiteces cárneas dicho día,
ahora se lancen en picada,
comentaristas de este blog
conminando al articulista
a abtenerse de todo comentario
ya que sólo tendría derecho
-tanto en Cuaresma o Tiempo de Pascua-
a 'comerse el buey'...y bien callado.
no parece justificar, que,
además de haberse privado
de las exquisiteces cárneas dicho día,
ahora se lancen en picada,
comentaristas de este blog
conminando al articulista
a abtenerse de todo comentario
ya que sólo tendría derecho
-tanto en Cuaresma o Tiempo de Pascua-
a 'comerse el buey'...y bien callado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS