WELCOME TO YOUR BLOG...!!!.YOU ARE N°

La más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia (Huxley)‏


[nota: los envíos en general no siempre coinciden en su totalidad 
con lo que eventualmente piense este corresponsal]

No se han enterado de que Marx está muerto y enterrado

"Las viejas utopías han vuelto a aparecer en todo su esplendor. Que el estado podrá solucionarlo todo. Que a través de leyes se podrán resolver todos los males de la sociedad..."






















Opine
imprimir agrandar letra achicar letra
Las viejas utopías han vuelto a aparecer en todo su esplendor. Que el Estado podrá solucionarlo todo. Que a través de leyes se podrán resolver todos los males de la sociedad. Que cambiando la estructura se podrá crear un hombre nuevo.

Bachelet, sin ir más lejos, ha prometido "derrotar la desigualdad". Algo que -por definición- es imposible. Se podrá disminuir, atenuar o enfrentar, pero hablar de "derrotar" es simplemente demagogia.

En medio de este entusiasmo exultante, el jefe de la bancada socialista, Marcelo Schilling, no se aguantó, y desempolvó al viejo Marx. "Ahora, el pensamiento de Carlos Marx ha resucitado en todo su esplendor, y vemos a los ricos arrinconados en sus castillos, tratando de resistir estas hordas que quieren tomar por asalto al futuro y que piden justicia", señaló en una entrevista. La retroexcavadora de Quintana es una viñeta infantil al lado de sus declaraciones.

La frase hay que leerla dos veces. Primero, para descartar que sea una ironía; segundo, para intentar encontrarle el sentido.

Y hay dos posibilidades.

La primera es que ha vuelto en gloria y majestad la vieja táctica de la izquierda de que "a los momios hay que asustarlos" para que se abran a los cambios. La táctica históricamente ha sido efectiva, porque no hay nada más temeroso que la derecha. Pero el problema es que ello suele terminar mal. Se empieza hablando de "los ricos arrinconados en sus castillos" y se terminan afilando las guillotinas.

La segunda posibilidad es que no sea pura retórica. Es que realmente lo piense. Y que el sueño de Marx de que el capitalismo se autodestruiría por las contradicciones internas, de que la explotación y el desempleo harían que "el ejército industrial de reserva" se levantara y tomara el poder, siga vigente.

Es posible que haya una mezcla de ambas. Porque hay que recordar que la declaración de principios del Partido Socialista chileno sigue expresando que en su seno confluye el "marxismo enriquecido y rectificado por todos los aportes científicos", mismo término usado en su primera declaración del año 33 (aunque ahí se expresaba que era la forma de interpretar la realidad).

En momentos en que se les pide a los partidos de derecha, con razón, que saquen de sus declaraciones de principios las loas a la dictadura, el mínimo esperable es que el partido socialista, después de la experiencia del siglo XX, haga lo propio con Marx.

Las declaraciones de Schilling ponen de manifiesto que la brújula socialista chilena ya ni siquiera sintoniza con la europea. Por de pronto, el PSOE en España eliminó a Marx de su declaración de principios el año 1979. En Italia y en Francia, donde gobierna la izquierda, la irrupción de sus jóvenes nuevos primeros ministros, Renzi y Valls, dan cuenta de que ese sector necesariamente debe convivir con las bondades del capitalismo.

La utopía ha vuelto a Chile. Unos con otros se han ido entusiasmando. Ya no necesitan los "resquicios legales", como señaló el propio Schilling, para manifestar la "única" diferencia con la UP. Ahora tienen la mayoría. Cada día que pasa parecen olvidar más que lo propio de una democracia es el cambio gradual. Por una razón obvia: porque la minoría puede volver a ser mayoría, y de lo que se trata es que el país no vaya un día hacia un lado y otro hacia el otro. Por el contrario, es propio de las dictaduras intentar hacer cambios radicales, porque, tal como ocurrió con Pinochet, la idea es que los otros nunca más puedan gobernar.

La derecha -carente de propuestas y liderazgos- cava trincheras. La DC intenta matizar sin fuerzas, ganas ni convicción. Mientras tanto, el lenguaje de la izquierda sube de tono. Y eso que todavía no empieza la verdadera discusión, que será la nueva Constitución.

A lo mejor es pura retórica. Tal vez, como decía Huxley, el problema es que "la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia". O a lo mejor el problema es que, como dice Serrat, "ellos no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTE SIN RESTRICCIONES PERO ATÉNGASE A SUS CONSECUENCIAS